Aunque hay consenso de que la economía crecerá entre 3% y 4% durante
el próximo año, muchos indican que será el resultado de una muy baja
base de comparación y un alza cíclica, pero no un salto en el escalón
para el PIB potencial.
El año del bicentenario pinta bien
en las proyecciones económicas de los expertos: un crecimiento entre 3%
y 4%, o incluso superior, refleja el optimismo del mercado sobre la
salida de la crisis.
Sin embargo, la pregunta que se comienza a
surgir es si la expansión en 2010 será sólo un rebote, luego del peor
año de la actividad desde 1983; o es una “verdadera recuperación”.
A
medida que las estimaciones para la actividad en el presente ejercicio
se han ido recortando -y ya se ubican en una caída de 1,5%, según la
última Encuesta de Expectativas del Banco Central-, la visión para el
próximo año va mejorando.
Ante esto, surgen las dudas de cuánto
de recuperación real tendrá la economía en 2010 y cuánto de la cifra
estará influenciada por la baja base de comparación de este año.
La
inversión mostraría este año una caída cercana a 14%, afectada
particularmente por las menores compras de maquinarias y equipos, las
que se dejaron de adquirir luego de las profundización de la crisis
financiera internacional.
A juicio de economistas del mercado,
esta sólo razón ya debería impulsar el crecimiento de la formación
bruta de capital fijo durante el próximo año.
Esto, ya que es
común que inmediatamente después de un período de crisis la inversión
se expanda por una vez, lo que -en este caso- es impulsado por una
política monetaria expansiva.
Una situación similar se prevé
para las ventas de bienes durables y los inventarios, los cuales
también han caído este año. Las primeras del orden de 18% en el primer
trimestre y los segundos, medidos por variación de existencias, en casi
cuatro puntos del PIB.
Así, la llamada variable “cíclica” sería
la responsable de incrementar el Producto de 2010 y no un mejoramiento
en la capacidad de crecer de tendencia de la economía.
De hecho,
varios de los miembros del comité de expertos del PIB tendencial, que
entregaron sus proyecciones el viernes pasado al Ministerio de
Hacienda, anticipan que la estimación de este año será menor al 4,9%
pronosticado en 2008.
A juicio de éstos, es difícil que exista
un alza en el componente de productividad del PIB, por el aumento del
desempleo. Hay consenso entre los analistas que el mercado laboral
seguirá deprimido durante 2010, cuando se volverán a ver cifras de
desocupación de dos dígitos.
Además, la formación bruta de
capital fijo, medida a precios constantes, llegó a cerca de 30% del PIB
durante 2008, por sobre el promedio de la última década. Así, además
del rebote post-crisis, no hay mucho espacio para que esta variable
continúe aumentando.
Alta capacidad ociosa
Según
estimaciones de analistas, este año la “capacidad ociosa” del país
habría anotado su mayor valor desde mediados de la década del ‘80. Este
indicador mide la diferencia entre el Producto potencial de la
economía, es decir, cuanto puede crecer el país comparado con la
expansión efectiva. Este año esa brecha sería del orde de siete puntos
porcentuales.
Tras la crisis de la deuda de 1982, el país demoró
cerca de una década en lograr cerrar esa brecha de capacidad. Sin
embargo, una de las razones de esta demora es que el crecimiento
potencial de la economía también fue en alza.
En esta ocasión,
los analistas anticipan que la situación puede ser diferente. Como las
estimaciones de crecimiento potencial van a la baja, en el mercado
anticipan que en 2011 ó 2012 ya la economía podría crecer a su nivel de
tendencia, el que será de todas formas inferior a los cálculos
conocidos hasta hoy.
Esa es la razón principal para que en el
mercado se vea el PIB de 2010 más como un rebote que como una
recuperación, pues tras la crisis no se “recuperará” la capacidad
existente antes.
Varios apuestan a que si la tendencia de
crecimiento previa a la crisis se hubiese mantenido, estaríamos
hablando ahora de un rebote cercano a 6% y no de 3% ó 4%, como se
proyecta.
Además, el escenario externo tampoco jugará a favor de
una recuperación completa. Ya que la existencia de problemas
estructurales en el resto del mundo, por ejemplo por un mayor déficit
de Estados Unidos, puede hacer que las tasas largas se mantengan
estructuralmente más altas que en el pasado, lo que hace una diferencia
importante con el impulso monetario que tuvo la economía mundial a
inicios de la década de 2000.
Al menos, viendo el vaso medio lleno, no se espera otro 2009.