Uno de los cisnes negros que planteó Saxo Bank para la economía en 2026 es la irrupción de la computación cuántica y su capacidad de vulnerar los estándares de encriptación tradicionales que hoy sostienen a la banca, criptomonedas y gran parte de la infraestructura digital global, un escenario que se conoce como el “Día Q”, en que un computador cuántico lograría romper algoritmos de cifrado tradicionales y generar un impacto sistémico en la seguridad informática.
La académica del Departamento de Física de la Universidad de Chile e investigadora del Instituto Milenio de Investigación en Óptica (MIRO), Carla Hermann, señaló que la teoría del banco danés es “altamente especulativa”, ya que la llegada del Día Q en 2026 no es posible, porque hoy “no existe ningún computador cuántico capaz de ejecutar de forma escalable” el Shor –un algoritmo cuántico complejo- capaz de romper estándares como el RSA 2048 (uno de los tipos de cifrado más utilizados) y el ECC (criptografía de curva elíptica).
A diferencia de la informática clásica, que representa la información en bits -unidades binarias de 0 y 1- la cuántica utiliza qubits (bit cuánticos) capaces de operar en múltiples estados a la vez, permitiendo que una operación que tardaba años, se reduzca a segundos.
Día Q: “Las consecuencias afectarían desde la banca hasta servicios de gobierno electrónico, la veracidad de registros notariales, contratos digitales, transacciones financieras (...) y secretos de Estado”.
“Un computador cuántico grande podría romper el RSA 2048 en cuestión de horas o incluso minutos, mientras que a un sistema clásico le tomaría miles o millones de años, pero esto es solo teórico”, advirtió la doctora en Óptica Cuántica de la Université Pierre et Marie Curie (Francia).
Hermann explicó que, para que esto ocurra, se requerirían “cientos de miles o incluso millones” de qubits “físicos” –aquellos que se pueden tocar como circuitos superconductivos que se incorporan en el hardware- con capacidad de corrección de errores activa y los actuales “son ruidosos, frágiles y no permiten mantener la coherencia durante el tiempo suficiente para ejecutar algoritmos complejos como el de Shor. Para superar esto, se requiere construir qubits lógicos, que es como el qubit ‘ideal’, a partir de muchos qubits físicos, lo que impone enormes exigencias de escalabilidad, fidelidad y tiempo de coherencia”, dijo Hermann.
En tanto, la CEO y cofundadora de Sequre Quantum, Paulina Assmann, dijo que no se puede descartar la posibilidad de que el Día Q llegue en 2026, debido a las inversiones de las grandes potencias como China y la incertidumbre sobre el estado real de los avances tecnológicos, pero señaló que hoy existe “al menos un 10%” de probabilidad de que un computador cuántico rompa el cifrado RSA al 2030.
“Hace poco Willow –el chip cuántico de Google- demostró que no necesitan tantos qubits para poder hacer cálculos más complejos de lo que pensaban. Entonces hay una tremenda incertidumbre; no sabemos qué pasa con la tecnología. (...) Hay harta inversión y mentes brillantes trabajando en esto. Puede ser -que el Día Q llegue- en 2026, o será para 2030”, comentó.
“Existe al menos un 10% de probabilidad de que un computador cuántico rompa el cifrado RSA a 2030 (...) Hay harta inversión y mentes brillantes trabajando en esto. Puede ser que el Día Q llegue en 2026 o para 2030”.
Impacto y postcuántica
Según Hermann, el Día Q representaría una “amenaza sistémica” para la infraestructura digital global, debido a que gran parte del tráfico cifrado de internet -como correos electrónicos, certificados digitales, VPN o https- dependen de algoritmos como el RSA o el ECC, lo que podría impactar incluso a las transacciones financieras.
“Las consecuencias afectarían desde la banca hasta servicios de gobierno electrónico, incluyendo la veracidad de registros notariales, contratos digitales, transacciones financieras, sin mencionar los secretos de Estado. Por eso es que las potencias como Estados Unidos, China o Rusia han invertido mucho en esto, porque el primero que lo tenga va a ser la amenaza del otro”, explicó la investigadora.
En esa línea, Assmann comentó que países como EEUU ya han definido hojas de ruta a 2030 para la migración hacia algoritmos de criptografía postcuántica, los que utilizan problemas matemáticos complejos y resistentes al ataque de un computador cuántico. Por ejemplo, el año pasado, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, en inglés) de EEUU publicó los tres primeros algoritmos estandarizados de este tipo de cifrado.
La también doctora en Astrofísica de la Universidad de Concepción indicó que ya hay tecnologías disponibles en el mercado para facilitar la migración a cifrado postcuántico y advirtió que el mayor riesgo no es la irrupción del computador cuántico, sino que las organizaciones y países no se preparen ni avancen en esta transición.
“Todo lo que tiene data crítica, como la biometría o bancos de datos importantes, ya están comprometidos, era solo robarlos. Luego un computador cuántico los va a poder desencriptar, y esa es la urgencia de por qué migrar a estos nuevos algoritmos”, comentó Assmann.
La experta en física cuántica agregó que en Chile los sectores de defensa y financiero son los más avanzados en la migración hacia estas tecnologías, pero en la región “muchos están en evaluación, en entender su infraestructura y en cómo tienen que migrar” a la criptografía postcuántica.