Economía y Política
Camilo Escalona, la llegada de un “duro-flexible” a la presidencia del Senado
El legislador es recordado por haber acusado a los empresarios de “chupasangre”, pero también es reconocido por sus pares como “un hombre de Estado”.
Por: | Publicado: Lunes 6 de febrero de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por Ángela Chávez Molina
Ha sido calificado como uno de los “duros” de su sector. Es que tras sus desencuentros con más de alguna autoridad de gobierno -especialmente con el ministro Felipe Larraín-, así como sus agudas críticas al manejo de la actual administración, dan cuenta que el senador Camilo Escalona (PS) se tiene ganado ese apelativo, que, en todo caso, arrastra hace años y que le reconocen tanto en el oficialismo como en la oposición.
Con ese perfil, el parlamentario por la Región de Los Lagos, ex presidente del Partido Socialista en tres períodos y un reconocido “bacheletista”, se apresta a encabezar a partir del 20 de marzo próximo, la mesa del Senado. De ahí que todos miren con expectación el rol que jugará liderando el segundo poder del Estado.
Ello, además, en un año en que las elecciones municipales se convertirán en la antesala de la presidencial y parlamentaria de 2013, y donde el debate estará marcado por las demandas educacionales, así como por las esperadas y controvertidas reformas en materia tributaria y electoral.
Sin embargo, así como lo tachan de “duro”, sus pares también reconocen que Escalona es “un hombre de Estado”, por lo que no dudan en asegurar que como titular de la Cámara Alta “da garantías a todos”.
En esa línea, el vocero de la UDI, senador Víctor Pérez, destaca que el legislador socialista “valora el tema de las instituciones públicas, va a garantizar las reglas del juego, lo que no hizo Guido Girardi”. A lo que el senador DC Jorge Pizarro, agrega: “Camilo tiene buen criterio, disciplina, es riguroso y entiende que el cargo significa consensuar, facilitar el trabajo y la expresión de todas las opiniones que están en el Senado”.
Del diálogo a la crítica
Dando cuenta de la capacidad que tiene el senador de separar los roles y actuar con “altura de mira”, varios de sus colegas de pacto recuerdan que cuando presidió la Comisión de Hacienda en 2010, Escalona jugó un importante papel en los acercamientos entre el gobierno y la Concertación para alcanzar un acuerdo en torno al proyecto de ley que modificó el Royalty a la mineras.
Es más, un senador que conoció esas negociaciones reconoce que el parlamentario -el mismo que en 2006 acusó de “chupasangres a los empresarios”-, en esa ocasión era uno de los pocos que estaba por votar la iniciativa enviada por el Ejecutivo, mientras que buena parte del bloque se oponía. Escalona no logró imponerse por lo que el gobierno estuvo obligado a seguir mejorando el proyecto.
“Como presidente de la comisión fue siempre muy correcto, ecuánime, en el sentido que no abusó de su cargo, porque podría haber abusado de la campanilla”, dice uno de sus pares, que también recuerda que tras dejar la titularidad de la instancia, Escalona endureció su discurso.
De hecho, como parte de la misma comisión en 2011, el senador se enfrascó en varias ocasiones en duras discusiones con el ministro Larraín, incluso en una oportunidad lo dejó hablando sólo y al retirarse golpeó la puerta de la sala donde se encontraban.
También es recordado su papel en el endurecimiento de la oposición en la última etapa de las negociaciones del presupuesto en educación: tras su intervención se cerro la puerta a un eventual acuerdo en la materia.
Las expectativas del senador
Con todo, la mayoría de sus colegas confía que este año Escalona tendrá un buen desempeño en la testera del Senado. “Es un duro-flexible”, acota el PPD, Eugenio Tuma.
El aludido, en tanto, prefiere no hablar del rol que jugará desde la presidencia del Senado porque “sería una descortesía hacia la actual mesa”, dice. No obstante, se inclina por hacer un breve pronóstico de la agenda política para este 2012, reconociendo que “tiene bajas expectativas”, pues “veo al gobierno en una actitud estratégica de inmovilismo, sin capacidad de resolver sus tensiones”, agrega.
Tampoco cree que el Legislativo pueda jugar un rol clave porque considera que “el Congreso no puede reemplazar al gobierno, no caigo en esa ilusión, las atribuciones están en manos del Ejecutivo”, remata.
Ha sido calificado como uno de los “duros” de su sector. Es que tras sus desencuentros con más de alguna autoridad de gobierno -especialmente con el ministro Felipe Larraín-, así como sus agudas críticas al manejo de la actual administración, dan cuenta que el senador Camilo Escalona (PS) se tiene ganado ese apelativo, que, en todo caso, arrastra hace años y que le reconocen tanto en el oficialismo como en la oposición.
Con ese perfil, el parlamentario por la Región de Los Lagos, ex presidente del Partido Socialista en tres períodos y un reconocido “bacheletista”, se apresta a encabezar a partir del 20 de marzo próximo, la mesa del Senado. De ahí que todos miren con expectación el rol que jugará liderando el segundo poder del Estado.
Ello, además, en un año en que las elecciones municipales se convertirán en la antesala de la presidencial y parlamentaria de 2013, y donde el debate estará marcado por las demandas educacionales, así como por las esperadas y controvertidas reformas en materia tributaria y electoral.
Sin embargo, así como lo tachan de “duro”, sus pares también reconocen que Escalona es “un hombre de Estado”, por lo que no dudan en asegurar que como titular de la Cámara Alta “da garantías a todos”.
En esa línea, el vocero de la UDI, senador Víctor Pérez, destaca que el legislador socialista “valora el tema de las instituciones públicas, va a garantizar las reglas del juego, lo que no hizo Guido Girardi”. A lo que el senador DC Jorge Pizarro, agrega: “Camilo tiene buen criterio, disciplina, es riguroso y entiende que el cargo significa consensuar, facilitar el trabajo y la expresión de todas las opiniones que están en el Senado”.
Del diálogo a la crítica
Dando cuenta de la capacidad que tiene el senador de separar los roles y actuar con “altura de mira”, varios de sus colegas de pacto recuerdan que cuando presidió la Comisión de Hacienda en 2010, Escalona jugó un importante papel en los acercamientos entre el gobierno y la Concertación para alcanzar un acuerdo en torno al proyecto de ley que modificó el Royalty a la mineras.
Es más, un senador que conoció esas negociaciones reconoce que el parlamentario -el mismo que en 2006 acusó de “chupasangres a los empresarios”-, en esa ocasión era uno de los pocos que estaba por votar la iniciativa enviada por el Ejecutivo, mientras que buena parte del bloque se oponía. Escalona no logró imponerse por lo que el gobierno estuvo obligado a seguir mejorando el proyecto.
“Como presidente de la comisión fue siempre muy correcto, ecuánime, en el sentido que no abusó de su cargo, porque podría haber abusado de la campanilla”, dice uno de sus pares, que también recuerda que tras dejar la titularidad de la instancia, Escalona endureció su discurso.
De hecho, como parte de la misma comisión en 2011, el senador se enfrascó en varias ocasiones en duras discusiones con el ministro Larraín, incluso en una oportunidad lo dejó hablando sólo y al retirarse golpeó la puerta de la sala donde se encontraban.
También es recordado su papel en el endurecimiento de la oposición en la última etapa de las negociaciones del presupuesto en educación: tras su intervención se cerro la puerta a un eventual acuerdo en la materia.
Las expectativas del senador
Con todo, la mayoría de sus colegas confía que este año Escalona tendrá un buen desempeño en la testera del Senado. “Es un duro-flexible”, acota el PPD, Eugenio Tuma.
El aludido, en tanto, prefiere no hablar del rol que jugará desde la presidencia del Senado porque “sería una descortesía hacia la actual mesa”, dice. No obstante, se inclina por hacer un breve pronóstico de la agenda política para este 2012, reconociendo que “tiene bajas expectativas”, pues “veo al gobierno en una actitud estratégica de inmovilismo, sin capacidad de resolver sus tensiones”, agrega.
Tampoco cree que el Legislativo pueda jugar un rol clave porque considera que “el Congreso no puede reemplazar al gobierno, no caigo en esa ilusión, las atribuciones están en manos del Ejecutivo”, remata.