La buena situación económica por la que atraviesa el país "un condimento para compartir el éxito con todos los chilenos". Ese fue el principal argumento con que los presidentes de los partidos de la Alianza y los parlamentarios oficialistas salieron a destacar los anuncios realizados por el presidente Sebastián Piñera el domingo en la noche, respecto a una ampliación del bonomarzo y de un adelanto del reajuste del salario mínimo. Todos anuncios en el marco de la conmemoración del tercer aniversario de gobierno que anoche los congregó nuevamente en La Moneda.
Si bien ese fue el principal tema del comité político de los días lunes en palacio, fue en la reunión en la casa del mandatario -con los ministros políticos y los principales líderes del oficialismo- donde se acordó salir "con todo" a respaldar los anuncios que beneficiarán a más de dos millones de familias. Cabe destacar que esto coincide con el trabajo de campo que realiza por estos días el Centro de Estudios Públicos (CEP) para su próxima encuesta.
Ayer desde primera hora, el presidente junto a los ministros políticos además de Hacienda, Felipe Larraín y de Trabajo Evelyn Matthei, repasaron los principales aspectos que contendrán los proyectos que deberían ser enviados a la brevedad, según lo informó el propio presidente.
De hecho, en el transcurso de hoy, y si se cumplen los plazos, debería ser despachado para su discusión inmediata o con urgencia el proyecto que otorga el bono de $ 40 mil por familia y $ 7.500 por hijo adicional a los menores de 18 años. Esta vez incluyendo a más de 300 mil familias de clase media que teniendo Ficha de Protección Social y un sueldo inferior a 60 UF, también serán beneficiados. Una situación distinta es la que enfrenta el anticipo en el reajuste del salario mínimo que correspondía debatir en junio próximo. Según se desprende de las palabras del mandatario este debiera ser enviado en el transcurso de la semana, lo que generó un rápido operativo por parte de la ministra Matthei quien se reunió ayer con la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, para analizar los detalles del proyecto.
Durante la tarde de hoy, se debiera replicar un encuentro similar pero ahora bajo el alero del Ministerio de Hacienda.
Informe financiero
Con todo, hasta ahora se desconoce a qué glosa corresponde la reasignación de los recursos para el financiamiento del bono marzo.
Consultado al respecto, el diputado y presidente de la comisión de Economía, José Manuel Edwards (RN), comentó que para su financiamiento no se requiere echar mano ni al endeudamiento, ni a los fondos de reservas. Sin embargo, reconoció que aún no se han dado los detalles. "Lo que si se ha dicho, es que no se recurre a la deuda pública ni al uso de las platas fiscales que tenemos como reserva del país, esa es la gran diferencia por los bonos entregados en 2009 por la Concertación, que fueron en circunstancias distintas y la diferencia es que el manejo económico que ha tenido Chile ha sido mejor", refrendó.
En el caso del salario mínimo, aún se desconoce el porcentaje de reajuste que contempla la propuesta, debiera ser "por sobre los $ 200 mil", tal como lo afirmó el presidente. Para ello, durante la semana los ministros debieran reunirse con los sectores involucrados con el objetivo de enviar un proyecto lo más consensuado posible para su rápido despacho. En este tema, insisten que se debe retomar el proyecto destinado a fijar parámetros técnicos para definir el salario mínimo.
Con todo, el oficialismo cerró filas en torno a los anuncios del mandatario. A la salida del comité, los timoneles de RN y la UDI se refirieron a un "Chile diferente de los bonos entregados por la ex presidenta Michelle Bachelet el año 2009", según precisó el presidente de la UDI, Patricio Melero. Por su parte, el timonel de RN, Carlos Larraín, dijo que "la situación económica del país está mejor, y es una indicación para subirnos al carro del progreso económico y social".
Por su parte, la vocera Cecilia Pérez, recalcó que cuando la economía crece de manera responsable "le llega a todos".
Piñera o el bono popular
Fue un anuncio completamente inesperado. En momentos en que la línea del gobierno apuntaba a poner énfasis en el éxito logrado con el crecimiento o el empleo, el presidente Sebastián Piñera informó que entregaría un bono de $ 40 mil que beneficiaría a casi dos millones de familias. En ese cuadro, la decisión presidencial apareció como una medida que, además de no justificarse, resultaba contradictoria con su propio discurso. Tal fue la sorpresa que se produjo luego de la cadena nacional el domingo en la noche, que ésta alcanzó incluso a los máximos dirigentes del oficialismo, quienes a esa misma hora acudían a la casa de Piñera a una reunión destinada a abordar en conjunto los desafíos del último año de gobierno. En ese encuentro, en el cual el tema no figuraba en la agenda, el Presidente les explicó a sus comensales que el anuncio del bono -al que se agregaba el adelanto del reajuste del salario mínimo- debía considerarse como parte de las políticas sociales que podían adoptarse, justamente, debido a los logros económicos. Fue ése el argumento central con que las autoridades buscaron, primero, alinear al oficialismo, pero que luego emplearon en una suerte de arremetida tendiente a acallar las múltiples críticas que generó, sobre todo, la determinación de entregar un bono. Eso explica que, mientras el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, fue el encargado de precisar que comprometía sólo del 0,5% del gasto, por lo que no tendría implicancias para la economía, el titular del Interior, Andrés Chadwick, buscó desestimar que se tratara de medidas populistas. Pero ninguno de los personeros que han defendido los polémicos anuncios ha podido refutar que el haber decidido entregar un bono en un año electoral que, además, es el último de Piñera en La Moneda, tiene un componente esencialmente político. El cálculo de las autoridades se basó, en parte en que, como las buenas cifras económicas no se han traducido en un aumento importante del respaldo al gobierno, ni tampoco en que los candidatos presidenciales se acerquen a la popularidad de Michelle Bachelet, era éste el momento de hacer anuncios para mejorar esa realidad.
Considerando el inminente desembarco de la directora de ONU Mujeres aceptando su candidatura, la jugada de La Moneda no desestimó que con el anuncio de un bono que beneficiará a casi 7 millones de personas, podría impedirse que ella quedara con el monopolio del discurso de ser la abanderada de los más necesitados. En la mirada del gobierno, el costo de las críticas sería menor, sobre todo porque la oposición no podría cuestionar en sí misma una medida que identificó, precisamente, a la administración bacheletista.
Para el entorno presidencial, las acusaciones de que se trata de decisiones populistas, electorales o que contrastan con el ideario de un gobierno como el actual, carecen de importancia si con ellas se consigue o bien aumentar las posibilidades de derrotar a Bachelet, o que, en su último año, Piñera quede mejor posicionado de lo que está ahora para el retorno el 2018. Es el resultado, incierto aun, de este bono marzo.