El implícito respaldo de Michelle Bachelet a la Asamblea Constituyente
Pese a que no lo reconoció abiertamente, la abanderada de la izquierda dio todos los indicios para entender que ésa es su opción.
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Cuando Michelle Bachelet inició su carrera para regresar a La Moneda, no dudó en plantear como una de las prioridades de su programa la necesidad de impulsar el cambio de la actual Constitución, al punto que el tema ha terminado por instalarse con fuerza en la agenda.
Como ha reiterado con insistencia la importancia que le adjudica, partiendo de la premisa que es un requisito ineludible para realizar las transformaciones profundas que se requieren frente a las crecientes demandas sociales, se esperaba que en el debate del lunes la candidata asumiera un compromiso más categórico en esta materia.
No ocurrió así. Por lo menos en la forma pareció cautelosa, lo que en ningún caso significa que Bachelet hubiera cambiado o siquiera morigerado su postura, porque de hecho fue terminante para afirmar que se trataba de una Constitución que no es democrática, e incluso para instar abiertamente a los parlamentarios a que se jugaran por cambiarla.
Lo que sucedió, que quizás no fue bien percibido, es que no quiso comprometerse con la forma que prefiere para ello, sin perjuicio de que mostró su inclinación por la Asamblea Constituyente.
En eso Bachelet fue clara. Es cierto que su afirmación de que los caminos deben ser institucionales pudo entenderse como que estaba en contra de dicha fórmula, como también de la posibilidad de que el tema se dirima mediante un plebiscito, si se considera que no son opciones que estén contempladas en el actual ordenamiento constitucional.
Pero en estricto rigor, no los desestimó. Por el contrario, lo que postuló la candidata fue que el Congreso asumiera la responsabilidad de empujar el cambio, lo que podría traducirse en propiciar una reforma para permitir el plebiscito, de manera de contar legalmente con la herramienta que pueda someter a consideración de la ciudadanía el mecanismo para elaborar una nueva Constitución.
Ése sería el camino institucional al que se refirió Bachelet que finalmente tendería a la conformación de una Asamblea Constituyente. Porque aun cuando admitió que había distintas opciones, destacó que debía ser una fórmula participativa y representativa, lo que hace suponer que desestima otras como la comisión bicameral que han propuesto algunos senadores.
La imprecisión o incluso la ambigüedad que mostró frente a este tema, podría obedecer a que no quiere estimular la polémica por las discrepancias que el tema suscita en la oposición, pero todo indica que después de las primarias el debate adquirirá un impulso acorde con el interés que ella le otorga al tema.