¿Hay o no una emergencia en el mercado laboral chileno? Es una pregunta que se ha instalado en el debate económico nacional, a propósito de una tasa de desempleo que se resiste a bajar del 8%, que mantiene una brecha negativa de 230.200 puestos de trabajo en relación con el escenario prepandémico y que muestra una recuperación más lenta que la exhibida por el resto de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Justamente, en dicho organismo tienen una respuesta para la crucial interrogante. En conversación con Diario Financiero, su jefe de división de Empleo e Ingresos, Stéphane Carcillo, pondera la situación, destacando principalmente el dinamismo de la creación de empleos en Chile, para asegurar que no estamos en un punto que pueda calificarse de emergencia. Eso sí, considerando que otros integrantes del grupo han visto caer sus tasas de desempleo en torno al 6% o 5%, reconoce que la ruta nacional de recuperación ha sido más pausada.
En este contexto, el experto francés también aborda otra de las discusiones domésticas relevantes en la materia: el impacto de la reducción del horario laboral y del aumento del salario mínimo, frente a lo cual ofrece una mirada que respalda basado en el análisis comparativo de este tipo de políticas.
“Lo realmente importante es impulsar la productividad, que tiende a ser relativamente baja en Chile. Creo que debería ser una de las prioridades en el contexto de la reforma del horario de trabajo, la cual puede tener un impacto en el costo laboral”.
- ¿Cuál es la situación del empleo en Chile en el contexto de la OCDE? ¿Sugieren las cifras una recuperación más difícil a los niveles prepandemia en comparación con sus pares?
- El desempleo en Chile está disminuyendo a un ritmo ligeramente inferior al observado en otros países de la OCDE y, probablemente, se deba a múltiples factores.
Chile se encuentra en una situación ligeramente diferente a la de la mayoría de los países de la OCDE, porque tiene una tasa de informalidad más alta.
Además, en los últimos años se han implementado varias reformas en Chile que pueden modificar el costo laboral para algunas empresas. Por lo tanto, tomará tiempo para que las empresas se adapten a estas nuevas normas y regulaciones, considerando en particular el aumento del salario mínimo y la reforma del horario laboral.
De todas maneras, es demasiado temprano para decir que la situación se ha deteriorado de manera prolongada y significativa.
- ¿Una tasa de desempleo que se ha mantenido por encima del 8% durante 32 meses indica una emergencia laboral en Chile? Esto es parte del debate a nivel nacional.
- No diría que hay una situación de emergencia, porque el mercado laboral en Chile se mantiene dinámico en términos de creación de empleo, en el sentido de que la fuerza de trabajo sigue aumentando y la creación de empleos logra absorber este aumento.
Lo que vemos es una tendencia a la baja, desde el peak que superó el 9%, es decir, está bajando, solo le está tomando un poco más tiempo recuperarse frente a lo que observamos en otros países de la OCDE.
- ¿Qué opina de la implementación de las reformas laborales que referenció en un momento de recuperación del mercado laboral?
- Muchos países de la OCDE han aumentado el salario mínimo después del episodio del COVID-19, y muchos lo han hecho por encima de la inflación. Por lo tanto, ha habido aumentos que reflejan la voluntad de impulsar el poder adquisitivo de los trabajadores que ganan el salario mínimo.
Además, es una política comprensible en Chile que, a diferencia de otros países de la OCDE, tiene un sistema de negociación colectiva muy descentralizado o incluso individualizado. El marco de negociación colectiva en Chile es muy fragmentado, con situaciones muy heterogéneas y sindicatos muy pequeños. Por lo tanto, en cierto modo, el salario mínimo es una de las pocas políticas que el Gobierno puede impulsar para apuntalar otros salarios en la base de la distribución salarial.
Además, hasta ahora no tenemos evidencia de que el aumento del salario mínimo vaya a tener un impacto negativo en el empleo. No hemos observado un colapso en el empleo de trabajadores con salarios bajos en España, Alemania u otros países, incluso en Estados Unidos, donde han aumentado las tasas salariales a niveles estatales.
- ¿Cómo deberían evaluarse futuros aumentos del salario mínimo en este contexto?
- Sería prudente dar tiempo a las empresas para que absorban los incrementos más recientes del salario mínimo y ser cautelosos durante los próximos dos años en cuanto a aumentarlo aún más.
Otro aspecto es que, al aumentar el salario mínimo de forma muy sustancial en un momento dado, se tiende a comprimir la curva de distribución salarial. De hecho, tiende a colocar a muchos trabajadores en el salario mínimo de repente, porque no solo se aumenta el salario mínimo para quienes ya lo recibían, sino que muchos otros trabajadores, que recibían un salario levemente superior, también se ven afectados por el incremento del salario mínimo. Por lo tanto, la negociación colectiva y las negociaciones entre trabajadores y empleadores requieren tiempo para crear un espacio, nuevamente, entre el salario mínimo y el resto de las remuneraciones. También se requiere un aumento de productividad para que haya margen para negociar salarios más altos, y esto toma tiempo. Por eso, recomendamos ser cautelosos y monitorear de cerca cómo se ajustan el salario mínimo y los demás salarios en los próximos años, antes de decidir otro aumento.
Esto, en referencia al salario mínimo real, por encima de la inflación, porque en la OCDE solemos recomendar mantener el salario mínimo en línea con la inflación para evitar una pérdida de poder adquisitivo.
Productividad, capacitación y empleo femenino
Aunque no vea una emergencia, Stéphane Carcillo, sí ve espacio para la implementación de políticas que agreguen dinamismo al mercado laboral chileno. Desde su punto de vista, tres debieran ser las prioridades.
- ¿Qué políticas debería considerar Chile para recuperar los 230.200 empleos que aún faltan para cerrar la brecha con los niveles prepandemia?
- En términos de políticas, creo que lo realmente importante es impulsar la productividad, que tiende a ser relativamente baja en Chile. Creo que debería ser una de las prioridades en el contexto de la reforma del horario de trabajo, la cual puede tener un impacto en el costo laboral, porque cuando se reduce el tiempo de trabajo las empresas no suelen reducir el salario nominal mensual porque esto desmotiva a los trabajadores. Entonces ocurre que, sin subsidios ni un aumento significativo de la productividad, esta reforma también puede aumentar el costo salarial por hora.
Se requiere inversión, especialmente en la adopción de tecnologías digitales. Las nuevas tecnologías requieren cierta capacitación para ser realmente operativas a nivel de empresa. Por lo tanto, la inversión en capacitación también es fundamental.
Otro elemento es el impulso del empleo femenino, que es relativamente menos dinámico que el masculino, especialmente después de la pandemia. Al respecto, lo que es realmente central es el acceso a servicios de cuidado infantil. Ese es un tipo de políticas que hemos estudiado mucho en la OCDE.
- Efectivamente, las mujeres tienen una tasa de participación laboral del 52,8%, mientras que su tasa de desempleo es superior al promedio, alcanzando el 9,3%. En su opinión, ¿qué nos revelan estas cifras?
- Definitivamente, se puede avanzar en el empleo femenino, no solo en Chile, por cierto. Creo que es uno de los grupos con mayor potencial de progreso. Existe una brecha de empleo y una participación femenina relativamente baja, y por ello, como mencioné, recomendamos ampliar el acceso a servicios de cuidado infantil asequibles y de buena calidad.
Que sean asequibles es fundamental, de lo contrario, muchas mujeres, especialmente las poco cualificadas, no podrán costearlos, y eso no cambiará nada. Además, la calidad es fundamental, ya que si se amplían los servicios con una calidad relativamente baja las familias no inscribirán a sus hijos en estos centros.
Por lo tanto, los servicios de cuidado infantil deberían considerarse una inversión, ya que se amortizan por sí solos si realmente impulsan el empleo femenino y su participación en el mercado laboral.
También está la cuestión de la brecha salarial de género, que es importante porque a veces desalienta a las mujeres a participar en el mercado laboral.
- Recientemente, el desempleo informal ha disminuido, alcanzando el 26%. ¿Qué relevancia tiene esto para el mercado laboral chileno?
- 26% sigue siendo muy alto. Es decir, es relativamente inferior a lo que observamos en otros países latinoamericanos, pero sigue siendo alto en comparación con los estándares de la OCDE, donde tiende a ser mucho más bajo. Es fundamental tener esto en cuenta, ya que, de lo contrario, al hablar del impacto de las reformas en el funcionamiento del mercado laboral, es muy difícil comprender realmente qué sucede si no se considera este margen informal del mercado laboral.
- ¿Cómo ve el impacto actual y futuro de la automatización y la inteligencia artificial en el mercado laboral?
- ¿Veremos un impacto más fuerte en el futuro? Para ser sinceros, en estos momentos no sabemos realmente qué ocurrirá. Estamos realizando encuestas en la OCDE para comprender qué empresas adoptan la IA, para qué tipo de puestos y cuáles son las consecuencias para el empleo y los salarios, puesto que hasta ahora carecemos de evidencia en este sentido.
Lo que sí sabemos es que varios empleos se transformarán. Hemos visto en la prensa que varias organizaciones o personas piensan que se podrían destruir muchos empleos. En la OCDE, por el momento, no tenemos elementos claros que respalden esta afirmación.