El valor del dólar en el mercado cambiario local marcó un hito la semana pasada. Durante los cuatro días hábiles que la compusieron, el tipo de cambio se ubicó bajo los $ 910, un piso que no rompía desde octubre de 2024.
Y aunque la paridad dólar-peso subió $ 7,9 hasta los $ 915,9 al cierre de la jornada de este lunes, la pregunta ya instalada en el mercado financiero local es si el billete verde podría descender de la barrera de los $ 900.
El subgerente Estrategia de Bci Corredor de Bolsa, Alexis Osses, aseguró que durante estas semanas de bajos volúmenes es más "difícil que podamos ver la ruptura o que consolide por debajo de la zona de $ 900 sin los fundamentos necesarios”.
Por ejemplo, el pasado viernes en la Bolsa Electrónica se transaron US$ 1.000 millones en compraventa de la divisa estadounidense, versus los US$ 2.000 millones a los que puede llegar normalmente.
Para el gerente de negocios de MBI, Fernando Montalva, “el peso sigue mostrando dificultad para meterse y aún más para estabilizarse bajo el nivel de $ 900”.
“A pesar del rally del cobre y del mal año que tuvo el dólar -principalmente contra los emergentes-, si bien el peso se apreció hacia los niveles mínimos del año, sigue en el lateral que ha mantenido desde inicios del año pasado y todavía ‘cerca’ de los máximos de $ 1.000”, agregó.
El escenario que delinea la corredora de bolsa de Bci es que posiblemente hacia febrero el precio de la divisa norteamericana se acerque niveles inferiores a $ 900, condicionado a mayor expectativa de recortes de tasa de la Reserva Federal y menores flexibilizaciones monetarias en Chile, sumado a que la inflación de Estados Unidos siga retrocediendo en las próximas mediciones.
En el mercado local se espera que el Banco Central realice su último relajamiento monetario restante para llevar la TPM a su nivel neutral no antes de marzo, mientras que el caso de la Fed, podrían haber incluso tres bajas durante el próximo año, según las estimaciones de los analistas.
Quien sí ve margen para que la divisa perfore la citada barrera es el economista jefe de Fynsa, Nathan Pincheira, quien le da posibilidades a ese escenario si comienzan a concretarse las expectativas que se han extendido en la antesala del cambio de Gobierno.
Los efectos para la economía local
La cortina de los $ 900 no es solo un nivel simbólico, sino que traería una serie de impactos para una economía que se ha visto enfrentada a un dólar más cerca de los $ 1.000 en varios momentos de los últimos años.
“Un tipo de cambio apreciado bajo los niveles actuales sería una buena noticia para la economía, principalmente desde el punto de vista inflacionario, ya que podría permitir que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se acerque al rango medio o hasta bajo del Banco Central, sin necesidad de nuevos ajustes en la tasa, o hasta seguir siendo más agresivos impulsando la economía sin el temor de ser inflacionario”, esbozó Montalva.
Pincheira dijo que permitiría que "las compañías recuperasen parte de los márgenes perdidos estos últimos años, lo que podría reflejarse también en menores precios. Hay incentivos hacia las importaciones, pero hace menos competitivas, por lo menos en el corto plazo, a las exportaciones”.
La inflación actualmente se ubica en 3,4% y, según proyecciones del instituto emisor, llegaría a la meta en el primer trimestre de 2026.
El gerente de negocios de MBI sumó que también se podría generar un impulso positivo en los flujos extranjeros hacia el país si da la sensación de perforación de la zona de $ 900.
En septiembre de este año, el Banco Central actualizó las cifras de la inversión de no residentes en el mercado de capitales local, donde los extranjeros alcanzaron el mayor stock de inversión en más de seis años. A nivel consolidado, la posición llegó a US$ 31.900 millones.