Mercado prevé que presiones de más inflación marquen el informe monetario de junio
El alza del dólar y de las bencinas llevaría transitoriamente al IPC hacia cifras cercanas al 3%, por lo que diversos economistas ven poco probable cambios en el sesgo de la política monetaria.
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En el Informe de Política Monetaria (IPoM) de marzo, el Consejo del Banco Central (BC) sorprendió al mercado. El fuerte recorte en su proyección inflacionaria para el cierre de año, de 2,9% a 2,3%, alertó al mercado y fortaleció el escenario de una mantención de tasas a lo largo del año.
Pero en pocos meses, presiones adicionales provenientes del tipo de cambio y los combustibles -producto del avance en el precio del petróleo-, abrieron la puerta a un alza de las expectativas de IPC y, con ello, a la posibilidad de su regreso al centro del rango meta de 3%. Y aunque en la visión de algunos economistas, dicho avance sería transitorio -y algunos de estos cambios se desvanecerían hacia finales de año-, dicha sensación sería el anticipo de un ajuste inflacionario por parte del instituto emisor en el IPoM de junio.
“Es probable que el BC ponga una nota de cautela respecto de los efectos sobre inflación de los recientes cambios, pero creemos que mantendrá su visión de un cierre gradual de brechas que debe materializarse para asegurar la convergencia de la inflación en el mediano plazo”, comenta el economista jefe de Inversiones Security, Felipe Jaque.
A su juicio, las presiones en los precios “tendrán efectos de corto plazo, dado que los consideramos como cambios transitorios”, por lo que espera que el Consejo “dé menor probabilidad a escenarios en que la inflación se ubique por debajo de su escenario central”.
Su planteamiento coincide con lo expresado por Aníbal Alarcón, ecomista senior de Zahler y Asociados. “Según nuestras proyecciones, si la inflación alcanza el 3% este año será de forma transitoria”, afirma, y agrega que el ente “evaluará el tema en base a su visión de la persistencia y propagación de los fenómenos que estarán influyendo en la mayor inflación de corto plazo”.
En sus estimaciones, “para septiembre la inflación habrá alcanzado un 3%, de forma transitoria, ya que los efectos base más exigentes y un precio del petróleo menor llevarán al IPC a terminar el año bajo la meta”.
El también economista senior de Banchile, Jorge Lorca, remarca que “en sucesivas comunicaciones el Banco Central ha aducido la concordancia de los datos macroeconómicos con respecto a su escenario base, con lo cual no esperaría un incremento ostensible de la inflación esperada por la entidad para el cierre de este año si es que las próximas realizaciones de IPC sorprenden al alza”.
De mantenerse el aumento uniforme de los precios en mayo, dice que la trayectoria de la inflación se acercaría “naturalmente” a una cifra “por encima de las expectativas del mercado y se asemeje más al 3%”.
Para la economista jefe de Econsult, Valentina Rosselli, de verse una sorpresa en el dato de mayo, la reacción del BC “dependerá del origen del shock y de cómo sea la propagación que se espera”, pero aboga para que esté “más atento a sorpresas inflacionarias generadas por shocks de demanda, ante los cuales podría reaccionar con un alza de la tasa o cambiando el sesgo de la política monetaria”.
El economista jefe para la región Andina de Itaú, Miguel Ricaurte, cree que las presiones externas -dólar y petróleo- pesarían más que las internas, por lo que “no esperaría ver indicaciones de un adelantamiento del retiro del estímulo monetario respecto a lo indicado en marzo”.
En cambio, la economista senior de BCI, Francisca Pérez, ve que las presiones se debieran mantener, especialmente en el ítem alimentos “a medida que veamos una época bastante seca hacia adelante”. Para ella, la convergencia al 3% se podría ver antes de mediados de 2019 y por eso ven que la tasa debiera comenzar a subir hacia fines de año.