“Razonable” y “poco ambiciosa”: mercado se divide por meta fiscal que planteó Hacienda

A cinco días de que venciera el plazo, el gobierno finalmente mostró sus cartas en materia fiscal. Ayer el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, en compañía del director de Presupuestos, Rodrigo Cerda, presentó el decreto que establece el compromiso del Ejecutivo en el manejo de las cuentas fiscales.

Así, se fijó pasar de un déficit estructural del sector público de 2% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2017 a 1,2% en 2021. Esto implica un compromiso de reducir el saldo negativo a un ritmo de 0,20 punto por año. Dicha trayectoria es menor al 0,25 punto de PIB que comprometió como meta el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.

Entre los expertos el anuncio generó reacciones contrapuestas, con algunos calificando de “razonable” lo planteado y otros señalando que fue “poco ambiciosa” en medio de mejores condiciones de la economía para los siguientes años y eventuales mejoras en los supuestos de PIB y cobre de largo plazo.

Una de las más enfáticas fue la expresidenta del Consejo Fiscal Asesor (CFA), Andrea Repetto: “Estamos comenzando una fase positiva del ciclo, justamente la etapa en que se debe realizar un esfuerzo fiscal de menor gasto. Una reducción equivalente a 0,2 punto del PIB al año parece poco ambiciosa dada esta realidad”.

La académica planteó que no es una buena justificación el mayor déficit estructural que heredó el nuevo gobierno, el cual fue corregido al alza a horas del cambio de gobierno. A su juicio, 0,4 puntos “son de carácter temporal, asociados a las pérdidas de Codelco de hace unos años, que se revierten solos sin ningún esfuerzo del gobierno. Ese efecto ya comenzó a revertirse. El esfuerzo en la meta propuesta es pequeño e insuficiente”.

El exintegrante del CFA, Juan Pablo Medina, admitió que le “cuesta” entender el anuncio de la autoridad, señalando que no se explica bien por qué la meta es menor que la del gobierno anterior.

“Si la posición fiscal es más deficitaria de lo que se esperaba, quizás uno habría argumentado por tener un ajuste del BE mayor a 0,25% del PIB”, dijo.

En cambio, para el también exconsejero del CFA y académico del Departamento de Control de Gestión y Sistemas de Información de la U. de Chile, José Yáñez, las presiones de gasto y el mayor déficit de largo plazo sugiere que el objetivo propuesto es “razonable”. Y si bien expuso que se podría alcanzar balance con una reducción de 0,3 punto por año, advirtió que eso implicaría una política de gasto fiscal mucho más restrictiva, “aplicando más ajustes a la baja que los ya anunciados”.

El economista jefe de Itaú, Miguel Ricaurte, también ve “prudente” la meta propuesta, ya que el cumplimiento de la consolidación fiscal “depende de una serie de variables que escapan al control de la autoridad, como el precio del cobre y el crecimiento potencial”.

Si bien la economista senior de BCI Estudios, Francisca Pérez, también consideró “prudente” el compromiso fiscal, añadió que “había algo de espacio para que fuese un poco mayor”, los que se cerraron debido a las presiones de gasto y a que el repunte económico aún es incipiente.

Impacto en gasto

La directora del CEF de la Universidad de los Andes, Cecilia Cifuentes, precisó que la meta pone un techo de 3% al gasto público para los próximos años: “Esto muestra la importancia de lo que se pueda hacer en términos de la eficiencia”.

Cálculos similares expone el director alterno de Clapes UC, Leonardo Hernández, quien también ve que la expansión del gasto público debe ser menor que la observada por el PIB. “Si se cumplen las proyecciones de un crecimiento cercano a 3,5%, el gasto no debería crecer mas de 3% en promedio los proximos años”, estimó.

Bajo la lógica de la economista senior de Libertad y Desarrollo (LyD), Macarena García, el logro de la meta obliga a que el gasto aumente a un menor ritmo que los ingresos de largo plazo: “Salvo ingresos estructurales inesperados, no habría forma que los gastos crezcan más de 3% hasta el 2022”.

El economista de la Universidad de Chile, Alejandro Alarcón, ve como “alcanzable” la meta, indicando que se envía una señal “clara” hacia las clasificadoras de riesgo: “Hay un claro compromiso del gobierno de Chile con la disciplina fiscal”.

Los argumentos del ministro Larraín

¿Por qué la meta fue menor a la propuesta por el gobierno anterior?
El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, aseguró que "podríamos haber sido más agresivos" en materia fiscal, pero "el tema central es reconocer que tenemos en torno a US$ 5.500 millones de gastos adicionales, que son presiones de gasto que son muy difíciles o imposibles de manejar, y por tanto son gastos comprometidos".
¿Cuánto pesó que el déficit estructural haya sido mayor en 2017 a lo esperado?
"Nos hubiera gustado haber avanzado más, pero ese 0,4 de diferencia (en el déficit estructural que informó el gobierno anterior) hace que nuestra meta converja al -1% en 2021. Nos hubiera gustado haber avanzado más, pero la situación y el punto de partida es más complejo y más exigente de lo que habíamos esperado", aseguró el ministro de Hacienda.
¿Cómo se explica no cumplir el compromiso de alcanzar el balance en ocho años, como se dijo en campaña?
Durante la campaña presidencial, el nuevo gobierno se comprometió a equilibrar las cuentas fiscales en un plazo de seis a ocho años. De mantenerse el compromiso fiscal para la próxima administración, a 2025 el saldo negativo de las arcas públicas de largo plazo sería de 0,4 punto del PIB, no lográndose el prometido equilibrio. "Para que usted pudiese cobrarme esa promesa, tendríamos que ser reelegidos, eso depende de los chilenos. Lo que nosotros nos podemos comprometer es aquí al 2022. El ser más ambicioso o no depende de las condiciones que uno encuentre", explicó.