Política

El debate por los retiros: una derrota para La Moneda en 360º

El rechazo de su propio proyecto de ley de retiro acotado del 10% no puede entenderse sino como un fracaso legislativo.

Por: Rocio Montes | Publicado: Martes 19 de abril de 2022 a las 18:00 hrs.
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Lo que ocurrió la noche del lunes en el Congreso –confuso, poco esperado, con heridos múltiples y de distintos lados– tiene varios frentes de análisis. Es efectivo que se evitó un nuevo retiro de los fondos de pensiones, en la línea de lo que había formulado en los dos últimos años el actual ministro de Hacienda, Mario Marcel, que alertó en distintos espacios no solo de los efectos adversos que implicaría un nuevo 10% para la macro chilena, sino lo que representa en la crisis del sistema de seguridad social que –según los especialistas– Chile se tardará décadas en recuperar. Pero lo que resulta dudable son las lecturas de que lo sucedido en el Parlamento tenga algún ángulo positivo para el gobierno de Gabriel Boric, que en los últimos días ha dejado en evidencia fisuras complejas a propósito de este debate sobre un nuevo retiro de los ahorros previsionales.

Marcel fue dejado solo en su ímpetu por cerrar la puerta de los retiros. Lo que ganó la semana pasada fue la apuesta del ministro Giorgio Jackson de evitar un retiro masivo de los fondos previsionales con un caramelo parecido, pero distinto, con una iniciativa que limitara los retiros solo a ciertas circunstancias. Fue la moneda de cambio con el Partido Comunista para que la colectividad no apoyara el retiro general.

En un gobierno con evidente minoría, los ministros de La Moneda deberán hacer funcionar el ingenio y la agilidad política para conseguir algunas cosas básicas en la abultada agenda legislativa que se viene por delante.

En esa disyuntiva resuelta finalmente por el Presidente Boric –estos asuntos los decide finalmente el Presidente–, Marcel actuó con lealtad al jefe de Estado, aunque no necesariamente el jefe de Estado haya actuado de la misma forma con su ministro de Hacienda, que quedó atrapado en medio de un cambio de postura que no puede sino complicarle en su nuevo papel: le puso la firma a un proyecto del gobierno destinado, según se explicó, a ayudar a las personas. Resulta evidente que finalmente Boric no respaldó la línea del economista y que, en cambio, imperó la tesis de su ministro Jackson. El proyecto alternativo fue aparentemente hecho a contrarreloj, porque ni los técnicos comprendieron del todo sus implicancias (se habló primero de un 10% respecto de un retiro sin límites y, luego, de un quinto).

Pero lo que resultó especialmente sorpresivo fue lo que sucedió la noche del lunes. En un escenario no calculado, ambos proyectos –el de los diputados y el del gobierno– fueron rechazados en la Cámara de Diputados. Fue una muestra evidente de que los actuales inquilinos de La Moneda, a un mes de debutar, no solo no tienen mayoría –lo que se sabía–, sino que tampoco control sobre sus parlamentarios, lo que complejiza el futuro de un programa legislativo ambicioso. En el proyecto de primer retiro general, 21 parlamentarios de las dos coaliciones oficialistas votaron a favor, pese a que la directriz del gobierno era rechazar (cinco de Apruebo Dignidad y 16 del Socialismo Democrático). En el acotado, el gobierno obtuvo apenas 68 de los 78 votos que necesitaba (hubo tres diputados del Socialismo Democrático que no le dieron el voto), lo que deja en evidencia que La Moneda tiene un respaldo parlamentario restringido y que necesariamente deberá buscar apoyos en la Democracia Cristiana y en algunos parlamentarios del Partido de la Gente (ambas bancadas rechazaron el proyecto del gobierno, salvo dos diputados democratacristianos).

Porque lo único que no puede ocurrirle a un ministerio de la Secretaría General de la Presidencia es que un proyecto, supuestamente acordado con sus parlamentarios, se exponga al rechazo por no tener los votos.

Un éxito para la actual administración habría sido que se rechace el proyecto general y que se apruebe el propio: la lectura habría sido que Boric logró lo que Sebastián Piñera no pudo, es decir, controlar la Cámara de Diputados. Habría sido un gran golpe, pero no fue lo que sucedió. El ministro Jackson quedó evidentemente herido y con una relación todavía más compleja en el Parlamento (en el Congreso se echa de menos la mano experimentada de la subsecretaria, Macarena Lobos), el PC en una situación imposible –rechazó el proyecto de retiro general a cambio de otro que finalmente no tenía los votos–, una ministra del Interior en una situación compleja por su ausencia en todo este episodio y, encima, una ciudadanía presumiblemente molesta por el rechazo doble de iniciativas altamente populares. El ministro Marcel, en tanto, en una posición de cierta rendición, pese al resultado final.

En un gobierno con evidente minoría –en la práctica, tiene 10 parlamentarios menos de los necesarios en su bolsillo para una mayoría simple, según se mostró la noche del lunes–, los ministros de La Moneda deberán hacer funcionar el ingenio y la agilidad política para conseguir algunas cosas básicas en la abultada agenda legislativa que se viene por delante. No servirá la imposición, sino la negociación y, probablemente, abrirse a nuevas mayorías en la línea de la campaña de segunda vuelta. El llamado socialismo democrático le tiene muchas cuentas a Jackson en el Congreso.

De telón de fondo, el respaldo al gobierno del Presidente Boric, de acuerdo a las encuestas. De seguir la tendencia a la baja –como apuestan en la oposición–, la popularidad del Ejecutivo no será precisamente robusta cuando se plebiscite la nueva Constitución en menos de cinco meses. Y como han transparentado desde el gobierno, ambos destinos son bastante indisolubles.

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