Ricardo Paredes: “Es regresiva una política que entrega gratuidad a estudiantes que son de los más ricos del país”
El economista y ex decano de la Facultad de Economía de la U. de Chile advierte que “muchos” han abusado de los slogan en medio del conflicto estudiantil, lo que ha enredado el diagnóstico. “Nosotros queremos ordenarlo”, sentencia.
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Por Patricia Arancibia clavel
Ricardo Paredes Molina (55 años), acaba de ser nombrado por el ministro Felipe Bulnes, como presidente de la Comisión de Expertos que
-conformada por 12 miembros- estudiará diversas opciones y modelos de financiamiento para aliviar la carga de los estudiantes de la Educación Superior. Ex decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, este reconocido economista con fuerte vocación de servicio público, es hoy profesor titular en la Universidad Católica y ha dedicado gran parte de su esfuerzo intelectual de este último tiempo a llevar a cabo diversas investigaciones en el área educacional para el cual ha sido convocado. Sencillo, realista y comprometido con la tarea que tiene por delante, nos recibe cordialmente en su casa de La Reina.
- ¿Por qué y para qué surge esta “Comisión de Expertos”?
- Si bien en las universidades y centros independientes de investigación se están haciendo análisis sobre las peticiones estudiantiles, el gobierno consideró necesario crear una instancia de reflexión técnica, que, en verdad, no podía postergarse más. La comisión tiene como objetivo analizar el sistema de becas y ayudas a los estudiantes de Educación Superior, estudiando y comparando diversas opciones, sus costos y posibilidades de implementación.
- ¿Por qué la integran casi puros economistas y pocos expertos en educación?
- Porque aparte que la investigación en educación superior en Chile es muy limitada y hay pocos expertos que tengan varias publicaciones en el área, el tipo de dilema que nos está convocando, la materia de reflexión de la comisión es esencialmente, de tipo económico. Quizás algunas personas esperaban o suponían que ésta tenía que ser un área de reflexión integrada, social, representativa, pero su misión está limitada y es bien específica: evaluar opciones económicas que estén dentro del abanico de lo posible para mejorar el acceso, la equidad y eficiencia del uso de recursos para que éstos no se filtren a otros ítems que no sean el de los estudiantes de la educación superior, por muy justos que aparezcan o sean.
- ¿Existe diversidad de miradas al interior de la Comisión?
- Recién comenzaremos a estudiar los temas en detalle este viernes, pero me imagino que básicamente todos compartimos los tres principios que he mencionado y que es lo que nos convoca.
- Llama la atención que éste tipo de comisiones no esté incorporado sistemáticamente en los ministerios y, obviamente en el de Educación…
- Ha habido un esfuerzo en los últimos gobiernos, incluyendo éste, para llevar a cabo esa tarea, pero donde el esfuerzo es permanente es a nivel del Ministerio de Hacienda. En los otros, los analistas rotan, duran muy poco y es porque no se les toma en cuenta y al cabo de un tiempo buscan otros horizontes. Concretamente en educación, se le ha dado históricamente poco apoyo intelectual a los técnicos y la muestra más evidente es lo que pasó con el movimiento de los “pingüinos”. La solución fue entregar más plata a los municipios para gastarlos en educación y no terminaron allí. Y es que se puso la plata antes que los proyectos y sin proyectos pero con más plata, los municipios que tenían también otras necesidades, resolvieron en otra dirección.
- ¿Hasta qué punto una comisión como ésta puede resolver un problema que hoy se ha convertido en un tema de carácter político?
- Lo nuestro es acotado y el tema político es mucho más complejo y profundo. Aquí ha habido un abanico de proposiciones y de demandas que no han sido estáticas, que han ido creciendo con el paso del tiempo y que ya no circunscriben a la educación. Todo partió con peticiones bastante razonables sobre pagos de becas atrasadas, movilización escolar, etc., que ahora se han ampliado a un área que tiene una clara dimensión política, aspiracional. Incluso algunos han dicho que hay que revisar también el tema de la vivienda, que las casas son muy caras, que las constructoras ganan mucha plata y así con otras áreas como la salud, etc. O sea, las demandas son mucho más amplias, han ido creciendo y socializándose…
- ¿Qué crees que motivó el cese del diálogo y el punto muerto en que se está hoy?
- Creo que inicialmente, y como lo dijo Carlos Peña en una columna, la falta de límites o de orillas por parte del gobierno para decir “esto es lo que me parece, esto es lo que encuentro razonable”. Ello permitió que, sin una contraparte, el movimiento fuera aumentando sus peticiones y expectativas hasta llegar a demandas como las que conocemos hoy.
- Entre ellas, una fuerte crítica al sistema de mercado, en especial para la educación…
- Pero cuando se habla tan genéricamente del sistema, del modelo, o de lo neoliberal, alguien tiene la obligación de ordenar desde el punto de vista técnico que significa esa crítica global, porque cualquier economista, hasta el más liberal, tiene que reconocer que el sistema de mercado es súper deficiente. Algunos creen que el mercado es como Dios, y no pues. Es un instrumento que a veces sirve para algunas cosas, para asignar ciertos recursos, ciertas prioridades. En todo caso, la pregunta relevante es otra…
- ¿Cuál sería?
- La pregunta relevante, es si hay un sistema real, práctico, objetivo que sea mejor que el mercado y si existe, bueno, optemos por ése. De hecho, cuando se plantea que el sistema pro-mercado o pro iniciativa privada no sirve para la educación, tenemos que estudiar qué significa porque nuestro mandato como comisión es justamente buscar una solución que es esencialmente de no mercado. De hecho, lo que veremos son ayudas del Estado a los estudiantes, a los privados, lo que esencialmente es intervenir para corregir los problemas del funcionamiento actual. Creo que aquí muchos han abusado de slogan, hay mucha frase hecha, que ha enredado el diagnóstico y lo que queremos hacer nosotros es justamente ordenarlo y decir, a ver, de qué estamos hablando.
- Bueno, se está hablando entre otras cosas, de gratuidad y no ha quedado claro si ya está descartada de plano por la comisión…
- Mi convicción es que uno no debe descartar de plano nada. Es una opción y bastante razonable si uno lo piensa como tendencia o aspiración. Perfectamente se puede decir que a uno le gustaría que Chile fuera como Finlandia en esta materia. Pero no solo hay una diferencia en cuanto al ingreso. Ellos resolvieron su problema de alfabetización en el siglo XVII, nosotros estamos un poco más atrasados y, en términos de calidad en educación básica y media, a años luz.
Lo que quiero decir es que como orientación, me parece muy bien y estoy de acuerdo con Giorgio Jackson en el sentido que se puede abrir un camino y que se debe avanzar hacia allá, pero en principio, aparece como regresiva una política que hoy entregue gratuidad a algunos estudiantes que son o serán de los más ricos del país.
- ¿Hasta qué punto el mal diseño del Crédito con Aval del Estado (CAE) ha cooperado a mantener a los estudiantes en paro?
-Creo que si no se hubiera inventado el CAE o hubiera existido algún sistema similar, posiblemente no tendríamos esta explosión masiva porque simplemente hubiera habido mucho menor cobertura. El CAE hoy es el diablo, pero sin él no habría miles de miles de estudiantes en la educación superior. De la misma forma, si no hubieran creado las universidades privadas en los años 80 o no se hubiera inducido a su formación, tal vez nuestro nivel de cobertura sería tal que hubiera permitido hacer más manejable dar gratuidad a todos. Es fácil ir para atrás y encontrar culpables puntuales, pero si bien mi visión del CAE es que tiene muchas dificultades y debe ser modificado sustancialmente, con los antecedentes que se tenían en ese tiempo y la necesidad de hacer más masiva y accesible la educación, no me atrevería a calificarlo como negativo o perverso. De hecho, fue un mecanismo de ascenso social para mucha gente.
- ¿Cómo te haces cargo de las críticas que han realizado los dirigentes estudiantiles a la conformación de esta Comisión?
- Independiente de lo aspiracional, románticas y justas que puedan ser las demandas de los estudiantes, en algún momento hay que mirar las cosas técnicamente. Creo que es mucho mejor que eso se haga antes que después ya que en definitiva, si terminamos evaluando escenarios que no son realistas y “nadie nos pesca”, el costo será personal para todos quienes formamos parte de la comisión y punto. Ahora las críticas al menos a mí no me complican. Insisto que no somos una instancia de representación social sino que estamos para evaluar opciones insertas dentro del marco de la situación que nos afecta como país.
- ¿Tienen pensado invitar a otros actores para enriquecer posturas?
- Nos interesa la visión de escenario que nos puedan dar los estudiantes y otros actores, a pesar del poco tiempo que tenemos. Estamos definiendo temas y este viernes comenzaremos a elaborar la lista de invitados que nos ayudarán a analizar temas bastante acotados. Espero que puedan ir o mandar documentos que contribuyan al debate.