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Angelini se desprende de marcas de aceite de oliva pero mantiene venta de graneles

Vendió sus marcas Huasco, Montecristo y Olave, para dedicarse a la comercialización de graneles y potenciar esta variedad a nivel local e internacional.

Por: Katherina Maraza A. | Publicado: Jueves 30 de octubre de 2014 a las 05:00 hrs.
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Hace casi tres meses Olivícola Valle Grande, sociedad ligada al Grupo Angelini y a Elvio Olave, inició un proceso para privilegiar la producción de aceite de oliva orgánico de alta calidad, que significó una serie de reestructuraciones en la compañía.

Una de las últimas acciones de este plan fue la venta de sus marcas Huasco, Montecristo y Olave, para dedicarse a la comercialización de graneles y potenciar esta variedad a nivel local e internacional.

Cuando el grupo salió a vender, rápidamente surgieron dos interesados con los quienes negociaron, hasta que Comercial SOHO, ligada a Juan Carlos Fabres, se adjudicó el negocio y también suscribió un contrato de abastecimiento de aceite a cinco años renovable.

"En el caso de Huasco queríamos asegurarnos de mantener el origen del aceite, además de los perfiles de calidad. El campo nuestro no es orgánico y en Olave parte importante sí lo es", detalla Fabres, también gerente general de SOHO, firma que hace más de 15 años comercializa los aceites Sol de Acuelo y Fabrini.

Historia

"Con Elvio Olave fuimos directores en la asociación ChileOliva y también con Juan Pablo Barrios, que es su brazo derecho, entonces teníamos una relación por ese lado", comenta el ejecutivo.

Fabres también era cercano a Felipe Cruz, el primer gerente general que tuvo Valle Grande, tras la firma de joint venture que selló el ingreso del grupo Angelini, a través de Inversiones Siemel, cuando se quedó con el 75% de la compañía. Hoy ese porcentaje se ha reducido y asciende a poco más del 71%, según la Memoria 2013.

El gerente general de SOHO, añade que a mediados del año pasado comenzaron los acercamientos con la olivícola de los Angelini.

En esa oportunidad Fabres asistió a un directorio de Valle Grande, oportunidad en la que conversó con el presidente de la firma, Andrés Lehuedé, y con el director Patricio Tapia, sobre la industria y los modelos de negocio de sus empresas productoras de aceite.


"Ahí quedó una relación establecida con el grupo Angelini que nunca antes había tenido", dice el ejecutivo, quien detalla que sólo retomó el contacto con Cruz, quien posteriormente salió de la gerencia.

La compra
Un sábado a principios de agosto, leyendo el diario a mediodía, Fabres se enteró de que Valle Grande estaba reestructurando su negocio.

"Llamé por teléfono a mi papá y le dije '¿leíste el diario? Sí, me dijo. Le respondí '¿tirémonos por las marcas?' Y me dijo ¿con qué plata?, 'inventemos algo', le dije".

El martes siguiente, luego de esa conversación, Fabres hijo le envió una carta a Andrés Lehuedé en la cual le explicaba su interés por comprar estas marcas en Sudamérica y además, le extendía una oferta.


En ese momento, el gerente general de la olivícola era Alfredo Urbina, quien 15 años antes había sido cliente de una agencia de publicidad que tuvo Fabres, previo a su ingreso a la producción de aceite de oliva.

"Eso facilitó las cosas. Le pedí que tuviéramos una estructura formal de plazos para que no hubiera enredos entre los dos o tres interesados (en la compra) y él fue muy riguroso en eso", detalla el empresario.
Agrega que para la marca era muy importante que el negocio se cerrara rápidamente, ya que eso era fundamental para no desabastecer el mercado.

En total, la negociación se extendió seis semanas e involucró un monto que Fabres no puede revelar por compromisos de confidencialidad.

Modelo de negocios


"Cuando partimos pensamos en qué ventajas podíamos tener y nos dimos cuenta que conocíamos bien los supermercados y la parte comercial de Chile", dice Fabres.

Añade que su modelo de negocios ha sido completamente contrario al de la mayoría de los olivateros nacionales, ya que están enfocados cien por ciento en productos terminados y potenciados en el mercado nacional, mientras que el resto se dedica mayoritariamente a la producción de graneles, pensando en la exportación.

Esto, según explica el jefe de la familia, se ha producido porque el aceite de oliva nacional es muy utilizado para mejorar la calidad de algunos aceites europeos, como los franceses o españoles.

Cifras de la industria

En ChileOliva estiman que actualmente hay 25 mil hectáreas de olivos plantados el país, las que son utilizados para extracción y producción de aceite de oliva. Esta cifra representa un importante salto comparado con lo que había hace una década.

A pesar de esto, en 2013 la producción nacional fue de 15 mil toneladas, un 28% menos que en 2012, nivel que se mantendría este año.

Por su parte los envíos al primer semestre de este año totalizaron US$ 16,8 millones, cifra que representa un alza de 20% respecto del monto informado en el mismo lapso del ejercicio anterior.

En cuanto a volumen, se exportaron poco más de 3 mil toneladas, que significaron una variación positiva de 21% al contrastarla con la primera mitad del año pasado.

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