El camino para llegar a las grandes ligas
Para que esta historia naciera fueron necesarios varios factores: la pasión por el deporte, la amistad, la formación profesional y, por supuesto, las ganas de emprender.
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En noviembre de 2008 Chile fue sede del Mundial de Fútbol Femenino Sub 20; se remodelaron estadios para estar a la altura de la cita y, de alguna u otra forma, se consagró una tendencia que venía instalándose en los intereses deportivos de un importante segmento de mujeres.
Daniela Bravo Dragicevic es parte de ese grupo. Ha sido futbolera de toda la vida, pasión que comparte con su amiga Francisca Menichetti. Ambas participan en ligas femeninas del sector oriente de Santiago. Hasta allí todo bien, la práctica del deporte, el recrearse y entretenerse; sin embargo, había un pequeño gran detalle: la ropa.
Transcurrían los últimos meses de 2008 y Daniela y Francisca se lamentaban porque no encontraban indumentaria apropiada. Debimos comprar ropa de hombre de talla más pequeña. Era muy incómodo, comentó Daniela.
Así, casi por intuición de lo que podría ser un buen negocio, nació Drava. La primera empresa de confección de ropa de fútbol para mujeres. Dijimos esto nos gusta; está creciendo, hagámoslo. Las chicas se quedan con el deporte y no hay ropa para ellas, dijo Daniela sobre la empresa que creó junto a sus amigos Francisca y Felipe Espejo. El llevar un emprendimiento a la práctica es muy complejo; poder constituir la empresa, conseguir financiamiento y captar rápidamente los clientes son algunas de las barreras que se deben superar. Si a esto se le suma una idea innovadora como la de Daniela, se podría pensar que la historia de Drava ha sido muy engorrosa, pero no.
Precisamente Felipe Espejo fue una de las primeras personas en organizar las mencionadas ligas. Y ahí nace la conexión, que tuvo como resultado este emprendimiento. Me convertí en la diseñadora de la productora. La verdad es que siempre quise dedicarme a emprender; a hacer algo propio luego de terminar mi carrera de diseño en la Universidad Católica, comentó a su vez Daniela.
Estaban tan inmiscuidos en el ambiente del fútbol femenino que tuvieron la certeza de que la existencia de Drava era necesaria para ese segmento. Hace rato que dejó de ser una moda; a estas alturas ya es una tendencia ¡Hace cinco años que veo a las mismas chicas en las ligas!, destacó Daniela.
Cambio de frente
Los productos para las jugadoras tuvieron gran aceptación. No obstante, debido a otros intereses como diseños más en el ámbito de la moda e incluso deseos de estudiar, Francisca Menichetti dejó la empresa. En ese momento decidieron darle un giro a la firma.
Para ser rigurosos en ese momento nace Drava, porque antes nos llamábamos Divinas. Era algo que apelaba mucho a la moda y no a nuestro target, las deportistas. Drava suena como a brava; representa a una mujer aguerrida y decidida, dijo Daniela.
Es la dinámica que manejan para sortear las vicisitudes. Por ejemplo, al principio se financiaron con recursos propios; pero rápidamente comenzaron a generar lazos con diversos soportes existentes para los emprendedores. Les ayudó mucho entrar a Octantis, la incubadora de negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez. Se tenían confianza y postularon a varios fondos y no estaban para nada equivocados. Obtuvieron capital uno semilla de Corfo, que les sirvió para hacer muestras para equipos, para testear en las ligas y para ejecutar estudios de mercado. A esto se agrega la línea 2 de Innova Corfo y otros premios más. Hemos recibido en total unos US$ 100 mil en un año y medio, comentó Daniela.
A primera división
No esperaban una consolidación tan expedita. En menos de tres años ya muestran números azules, algo atípico para una empresa pequeña. Han sabido complementarse con gente externa. No han tenido errores de fábrica -agrega Daniela- ya que el trabajo textil de los talleres ha sido el adecuado.
Actualmente son proveedores de la tienda 100% Fútbol, lo que les ha permitido llegar al retail. Este año esperan seguir abarcando tiendas con la mencionada firma y, a su vez, llegar a regiones con ella. Se agrega la confección de ropa deportiva para universidades y otros organismos, como también ampliar su trabajo para otros accesorios de fútbol y para otros deportes.
Más adelante me gustaría exportar a Estados Unidos. En ese país hay muchas ligas; el fútbol femenino está muy bien posicionado. Pero hay que hacerlo paulatinamente, paso a paso, finalizó Daniela.