Por C. Rivas y D. Paleo
A sus 77 años, Abraham Senerman no está listo todavía para parar la máquina. Como su ambición es vivir hasta los 132 años -dice riéndose- es lógico que su mente gire casi sin parar en torno a un montón de ideas y proyectos que van y vienen y de los que habla con un brillo especial en los ojo.
Desde su espaciosa oficina, en el piso 52 de la torre Titanium -con vista hacia el San Cristóbal y toda la zona norte de la capital- cuenta que en los últimos meses se lo ha pasado viajando entre Santiago y el norte del país, particularmente en visitas a Antofagasta y Copiapó, donde está avanzando firme en varios proyectos de oficinas y residenciales, de la mano del desarrollo minero que se vive en esas ciudades desde hace ya harto tiempo y que según define, no parará por largos años más. Incluso, entre las pistas que entrega dice que un proyecto grande que está viendo en el norte es en una zona de más de 1.000 hectáreas.
Cuenta que este trabajo de ir y venir junto a varios miembros de su equipo de ASL Sencorp partió hace por lo menos tres meses y ya han avanzado lo suficiente, particularmente en la identificación de terrenos y en la compra misma, donde hay más avance en Antofagasta. No da muchos otros detalles, porque tiene un poco de temor en cuanto a perder algunos paños a los que les ha estado echando el ojo -de hecho dice que después de mostrarse interesado en el norte, once empresas han llegado a hacer distintas ofertas sobre uno de estos terrenos-, pero no tenemos duda en cuanto a que estos proyectos no pasarán desaparcibidos, como ha sido hasta ahora su estilo personal.
Él mismo reconoce que no está para “cosas normales”, sino más bien para edificar en busca del reconocimiento y prestigio, y en eso no ha dado paso en falso en su carrera. Mal que mal, ya es tildado por los expertos inmobiliarios como el padre del barrio “Sanhattan”, al ser el primero en iniciar la construcción en la zona, con el Edificio de la Industria, al que le siguieron varios otros a partir de los ‘90.
Justamente será su marca personal la que cambiará la cara un tanto anticuada del norte, que como asegura, se ha quedado en el pasado. “Lo que pasa con Copiapó, por ejemplo, es que es la foto de hace 30 años atrás, pero tiene una gran posibilidad de crecimiento. Hoy en las regiones nortinas hay una suerte de hacinamiento y dificultad para encontrar proyectos inmobiliarios”, sostiene.
Perú y Colombia
El sur también está en su retina y hacia allá partirá dentro de algunas semanas. Dice que no tiene nada particular en mente, pero que es bueno darse un tiempo para ir a ver qué podría hacer, por lo que visitará distintas ciudades de la zona.
Como si fuera poco, tampoco ha descuidado lo que podría desarrollar fuera de Chile. Ha sido público su interés por Colombia y Perú, pero hasta ahora muchas novedades no tiene. Cuenta que efectivamente ha buscado terrenos en esos dos países, pero nada por ahora lo ha seducido. En todo caso volverá a visitar ambas naciones antes de que termine el año, primero, para ver bien en Bogotá un paño que le atrajo con anterioridad y segundo, para examinar la posibilidad de hacer la arquitectura de un proyecto en Medellín.
Cuando le mencionamos Perú, dice que a pesar de que es un país que tienen condiciones casi perfectas para un gran proyecto de oficinas, “no ha sido fácil”. Describe que “Lima no me ha gustado. Tienen terrenos buenos, pero todos con dueño. Los terrenos que nos han ofrecido hasta ahora no nos han convencido. En ese país no queremos un proyecto en altura espectacular, queremos un proyecto emblemático para hacer en conjunto con los peruanos”, sostiene.
Y para coronar, dice que también ha sido invitado a participar en el diseño de proyectos en otros dos países de la región, distintos a Estados Unidos donde alguna vez también tuvo intención, pero por la falta de cosas concretas prefiere no mencionarlos por ahora.
Puntualiza que todos estos proyectos parte buscándolos solo, pero que siempre invita luego a otros a invertir, como sus socios en Titanium, Bethia.
El lujo y las clínicas
Eso de que Senerman no se queda quieto cobra más sentido todavía cuando sigue hablando de sus proyectos. Tras participar en una sociedad que adquirió hace poco la Clínica Las Nieves, dice que ahí se viene una remodelación de proporciones, con cambio de nombre incluido y que darán a conocer en los próximos días.
“Estamos haciendo una remodelación total, es decir cambio de fachada, remodelación de interiores, mejores salas de cirugía, buscamos un concepto distinto. De hecho no va a haber ninguna comparación con lo que era antes la Clínica Las Nieves, por lo tanto va a ser un éxito de locura, por su ubicación y por lo que estamos haciendo”, describe, y agrega que están viendo incluso inversiones mayores en el mismo rubro de las clínicas. Estas podrían ir asociadas a nuevos proyectos, o comprar y participar de una que ya esté instalada, no necesariamente en Santiago.
Así como tiene planes en esa área, también buscará seguir desarrollando edificios residenciales de lujo, como el que está terminando de vender en el cerro San Luis, con departamentos de media y una planta entera. Cuenta que tiene interés en complementar esta área y de hecho, en la misma zona ha buscado terrenos y tiene en vista dos que podrían cumplir con los requisitos. Aunque claro, su ojo no para de trabajar en busca de algo mejor.