Por Charlotte So
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que representa a más de 230 aerolíneas, le ha pedido a la Unión Europea que posponga la implementación de su esquema de comercio de emisiones (ETS, su sigla en inglés) hasta que la industria salga de la recesión.
“La Unión Europea debiera suspender el ETS”, dijo Tonny Tyler, el ex director ejecutivo de Cathay Pacific Airways que sucedió a Giovanni Bisignani como director general de la IATA en julio.
El costo de compensar la huella de carbono de todas las aerolíneas que vuelen dentro, hacia y fuera de Europa llegará a alcanzar 1.100 millones de euros (US$ 1.504 millones) anuales, contra las ganancias estimadas para la industria de US$ 4.900 millones el próximo año. Las utilidades de las aerolíneas están dirigiéndose a su segunda caída consecutiva tras un récord de
US$ 16.000 millones el año pasado y un estimado de US$ 6.900 millones este año. “Es una industria que tiene dificultades para generar capital y dificultades para generar márgenes decentes de ganancias”, dijo Tyler.
Las aerolíneas globales lograron beneficios en sólo cuatros de los últimos diez años, con un margen de ganancias de entre 1,1% y 2,9%.
EEUU y China han dado a conocer sus objeciones al esquema de comercio de emisiones, pidiéndole a los europeos que lo lleven de vuelta a la Organización de Aviación Civil Internacional -una agencia de las Naciones Unidas que gobierna las aerolíneas globales- y que se les ocurra otra solución para recortar las emisiones.
Tyler dijo que la industria apoyó un esquema global que no discriminaría por aerolíneas, sin importar sus bases de operaciones, y que no crearía una distorsión en una industria que ya opera sobre débiles márgenes de ganancias. Con las conversaciones alargándose, la Unión Europea pretende tomar el liderazgo lanzando su propio esquema, como hizo Australia con los vuelos domésticos a inicios de este año.