“A fin de mes, cuando muchas empresas pagaban sueldos, subía el trabajo. Ahora, en cambio, recién el día 7 esto se reactiva”, cuenta un taxista porteño.
Su caso no es aislado. Es más: hay peores, en especial con las economías regionales del interior del país, donde, según sostienen los especialistas consultados por El Cronista, el deterioro en la cadena de pagos provocó que las empresas estiren de 45 días a tres meses los pagos a proveedores. Incluso, hay casos de medianas y pequeñas compañías ligadas a la exportación, a la agroindustria y al sector automotriz que se atrasan hasta un mes con el pago de salarios a su personal.
Quienes antes pagaban a fin de mes, ahora lo hacen recién el cuarto día hábil, el máximo que establece la Ley; mientras que quienes antes pagaban a tiempo, ahora se retrasan una semana.
“Este panorama obedece a la pérdida de rentabilidad de las empresas, como consecuencia del alza de los costos, sobre todo laborales y presión tributaria. Después, continuó con la pérdida de competitividad en los mercados externos y finalmente con la caída del mercado interno. Todo esto alimentó el proceso de pérdida de capital de trabajo”, observa Miguel Centarti, socio de Baker Tilly, que atiende a una cartera de 120 empresas en todo el país.
“Las multinacionales estiran los plazos de pagos y afecta a las medianas, que comenzaron a endeudarse. Así, muchas empresas con dificultades financieras resuelven el problema en el corto plazo, estirando la cadena de pagos y con un fuerte incremento de cheques diferidos circulando en la plaza. Las consecuencias en el mediano plazo, si no se revierten las condiciones de mercado y recuperan rentabilidad, es la cesación de pago, pero en general todavía falta bastante para eso”, se esperanza Centarti.
Por otro lado, aumenta la presión tributaria, a lo que se suman las inspecciones y requerimientos de Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Incluso, son cada vez más las empresas que demoran el pago mensual del IVA, y recién lo hacen una vez que los intiman, a los 20 días de vencida la fecha.
Las cargas sociales es otro ítem donde también se nota un retraso en el cumplimiento de estas obligaciones. “Algunas firmas sufren una virtual cesasión de pagos, que las obliga a traer dinero que tienen los accionistas en el exterior para poder afrontar las deudas, aunque traen lo mínimo indispensable, para no perder ante la devaluación del dólar”, revelan fuentes del mercado.
“Por otra parte, cuando a las compañías les autorizan a cancelar pasivos en dólares, ocupan toda la caja que tienen en eso, entonces por 15 días no le pagan a nadie a nivel local, ni siquiera a sus propios empleados”, revela el presidente de una consultora internacional.
“En nuestro caso, tuvimos un incremento en los costos fijos del 40% anual, que desde luego no pudimos trasladar a los precios. Además, se frenó la rotación de personal, porque cayó la demanda. De hecho, en los últimos días no paro de recibir currículum de gente pidiendo trabajo”, advierte Enrique Nardelli, presidente de la consultora de relaciones públicas que lleva su apellido. “Encima, los saqueos en las provincias pueden tener un impacto que agrave aún más la situación, al punto que grandes cadenas de supermercados ya venían estirando los pagos de 90 a 120 días”.