Según informó el periódico argentino Página 12, el ministro de Economía de ese país, Amado Boudou, inició la etapa formal de negociaciones con el Club de París, con el objetivo de dejar atrás el
default que se arrastra desde 2002.
El funcionario se reunirá con el presidente
del organismo, Ramón Fernández, y con la ministra de Finanzas de Francia,
Christine Lagarde, para definir la agenda de
diálogo que, se espera, finalizaría en marzo o abril con un acuerdo.
El Gobierno mantiene una premisa básica que dice no estar
dispuesto a mover en las negociaciones: el FMI no intervendrá en el proceso ni
se condicionará un acuerdo a que Argentina acepte la vuelta de las revisiones
de su economía por parte del organismo, en el marco del artículo IV de su
estatuto.
Los representantes argentinos -el ministro Boudou y los funcionarios que lo acompañan, el secretario de
Finanzas, Hernán Lorenzino, y el subsecretario de Financiamiento, Adrián
Cosentino-
insistirán en que el Fondo Monetario debe permanecer al margen de las
discusiones, tal como se estableció a principios de noviembre en un intercambio
de cartas entre Fernández y Boudou.
Durante años, la participación del FMI que
quería imponer el Club de París fue el obstáculo que impidió arrancar las
negociaciones en busca de un acuerdo. La posibilidad de que el grupo de países
acreedores insista con esa cuestión a cambio de aceptar un alargamiento en el
plazo de pagos no es asimilable por la Argentina, según indicaron desde el
Gobierno.
Otra cuestión central es el monto de la deuda a saldar.
Hasta el 30 de octubre último son US$ 6.026 millones, pero si se
contabilizan los intereses compensatorios y punitorios se llega a US$ 8.950
millones. Boudou buscará en las conversaciones disminuir el peso de esos
últimos ítems. Hoy tendrá un primer pantallazo de lo que piensan los
acreedores.