El Banco de Inglaterra (BoE, su sigla en inglés) decidió actuar frente a la sostenida alza que han anotado los precios de las viviendas en dicha nación al ponerle fin a los incentivos para el crédito hipotecario en un paquete que busca frenar los riesgos al sistema financiero.
En la presentación del Informe de Estabilidad Financiera, Mark Carney, gobernador del BoE, detalló ayer que las asignaciones bajo el Esquema de Financiamiento para el Préstamo (FLS, su sigla en inglés) serán aplicables sólo a los créditos para las empresas a partir de 2014 y ya no estarán disponibles para comprar propiedades. Además, el organismo finalizará una medida que le permitía a los bancos no tener capital contra las hipotecas concedidas bajo dicho programa.
“Esto ayudará a mantener al mercado inmobiliario en un camino sostenible y a asegurar que la economía más amplia continúe recibiendo el estímulo que necesita, por todo el tiempo que lo necesite, para alimentar la recuperación”, declaró Carney. “Al actuar ahora de una manera graduada, las autoridades están reduciendo la probabilidad de que se necesiten mayores intervenciones después”, agregó.
El banquero central acotó que no visualizan amenazas inmediatas provenientes del rubro de bienes raíces, pero están “preocupados por la evolución futura del mercado inmobiliario”.
Rob Wood, economista de Berenberg Bank en Londres y ex funcionario del BoE, comentó a Bloomberg que “estos son los primeros pasos de bebé sobre el auge del mercado inmobiliario”. El experto agregó que “Mark Carney ha mostrado una disposición para actuar rápidamente sobre un tema. Es probable que este sea el primero de diversos pasos en dicho sector en los próximos uno o dos años”.
Subida de precios
El anuncio del ente emisor se produjo luego de que la consultora Acadametrics informara que los precios de las viviendas en el Reino Unido habían alcanzado su máximo en octubre y después de que Nationwide Building Society reportara que los valores estaban trepando a su ritmo más rápido desde 2010.
La demanda inmobiliaria ha sido impulsada en parte por la iniciativa gubernamental Ayuda para Comprar, que está dirigida a los ciudadanos con pequeños depósitos. El ex miembro del BoE, Adam Posen, alertó esta semana que el plan podría alentar una burbuja, mientras que Adair Turner, ex presidente de la Autoridad de Servicios Financieros, manifestó que el país corría el riesgo de repetir el exceso de deuda que llevó a la crisis crediticia.
Carney aseguró que los cambios en el programa no tendrán un impacto sobre el esquema del gobierno y tampoco tendrá efectos sobre la perspectiva del Comité de Política Monetaria.
A través de un comunicado, el ministro de Hacienda británico George Osborne sostuvo que el FLS era una “herramienta exitosa en apoyar la recuperación”, pero está bien que enfoque su “potencia de fuego” en las firmas.