Por Marco Fajardo
Las variables económicas explican parte del respaldo que tendrá Cristina Fernández en la votación del domingo, aunque los analistas dudan sobre la viabilidad del “modelo K” en un panorama global incierto.
Las cifras -algunas cuestionadas- hablan por sí solas. Desde 2003, cuando asumió Néstor Kirchner (ella ganó en 2007), numerosos índices han sido positivos, con la notoria excepción de la inflación.
En ocho años, el desempleo cayó de 14,5% a 7,3%, y la pobreza de 50,9% a 8,3%, aunque analistas como Artemio López, cercano al gobierno, la sitúan en 20,9%.
Ambos se enmarcan en un crecimiento “a tasas chinas”. El promedio del período 2003-2010 fue de 7,6%, notable tomando en cuenta que el país sufrió cuatro años de recesión (1999-2002). Para 2012 la calificadora Fitch espera una expansión de 4,5%.
También hubo incremento de salarios. El economista Orlando J. Ferreres comentó en el diario trasandino “La Nación” que los salarios formales en dólares son 25% más altos que en la convertibilidad (1991-2001), lo que explica el boom del consumo. “Cuando tienes creación de empleos y salarios reales crecientes, la gente tiende a perdonarte en términos políticos la inflación tan alta como la que tienes en Argentina”, explica Boris Segura, analista de Nomura.
Ferreres también destaca que 2,6 millones de personas sin aportes se jubilaron. Tras la estatización del sistema privado de pensiones (2008), la pensión mínima actual es de 150.000 pesos chilenos. Además se creó un subsidio mensual por hijo de $ 33.000, que llega a 3,6 millones de niños. “Los sectores de menos ingresos se han visto beneficiados por un aumento del poder adquisitivo”, reconoce el analista Miguel Kiguel.
También han ganado las empresas. Según Ferreres, las ganancias de las 500 mayores empresas del país fueron de US$ 20.000 millones en 2010, cuando en la década de los ‘90 su promedio fue de
US$ 7.000 millones. También creció la inversión extranjera directa, que en 2000-2005 fue en promedio de US$ 4.296 millones, mientras en 2010 alcanzó US$ 6.193 millones, según la Cepal.
Dudas de sustentabilidad
La principal duda existente es si el modelo actual es sostenible en el tiempo, sobre todo por problemas externos.
Kiguel señala que está terminando un ciclo “de alto crecimiento, superávit externo y fiscal” y comienza “un período más complejo”, con “desafíos en la política cambiaria” y pérdida de la competitividad. Apunta a la depreciación del real brasileño y la tendencia a la baja de las commodities, y recuerda que Argentina sigue sin tener acceso al mercado de capitales, tras el default de 2002.
Además hay problemas de inflación. Aunque el Indec habla de 10% anual, analistas como Jorge Todesca de Finsoport estiman que en realidad es de 25%, una tendencia que se mantendrá los próximos doce meses, según un sondeo sobre expectativas de la Universidad Torcuato di Tella difundido ayer.
Todesca también apunta a una baja del saldo comercial, “de US$ 16.000 millones en 2009 a US$ 4.500 millones en 2012”, y a una “expansión del gasto público y monetaria demasiado alta, gruesamente hablando de 30% anual (...) una fuente de inflación importante e insostenible a largo plazo”.
Ahora “la clave es ver qué va a pasar con el precio de la soya, China e India”, porque es lo que “sostiene las cuentas en Argentina”, dice Segura, que resalta que Argentina carece de un fondo de estabilización “como Chile”. “Fluctuaciones fuertes a la baja en la soya podrían traer más volatilidad a la economía argentina”.
Difícil marco externo
A pesar de reforzar sostenidamente sus reservas desde 2003 (US$ 14.119 millones) a la fecha (US$ 48.004 millones), países como Argentina “tienden a ser más vulnerables a un ambiente externo exigente debido al débil marco de sus políticas”, advirtió ayer Fitch. Un deterioro del panorama económico mundial podría “llevar a elegir políticas poco ortodoxas que agraven su situación económica”. La desaceleración del crecimiento global, la caída de los precios de las commodities y la depreciación del real serán desafíos para el gobierno de Fernández después de los comicios. “No está claro si el próximo gobierno enfrentará algunas de las contradicciones en el conjunto de políticas que permitirán un suave aterrizaje de la economía”, indicó.