La idea inicial era un proyecto bastante más chico: invertir en el desarrollo de un edificio de tres pisos, de seis unidades en total, en la calle Álvarez Condarco, Barrio Italia. Esa fue la propuesta con la que el socio de Ochoalcubo, Philippe Godoy, se acercó en 2023 a Raúl Alcaíno y Álvaro Fischer. Era un lindo proyecto, reconoce Alcaíno, pero los números no daban.
La historia empresarial de Alcaíno y Fischer, hasta entonces era más o menos así: recién graduados de Ingeniería en la Universidad de Chile, emprendieron en 1982 con un negocio de manejo de residuos domiciliarios. Partieron con ocho camiones haciéndose cargo de la recolección de basura en la comuna de San Bernardo. Luego pasaron a los residuos industriales, a la minería, y a rubros como la celulosa, pesqueras y embotelladoras. “Crecimos con nuestros clientes que eran más estrictos ambientalmente y pasamos por manejo de residuos, reciclaje y ahora derivamos en lo que se llama economía circular”, explica Alcaíno.
43 años después, en Resiter trabajan 5.500 personas en Chile, Perú, Uruguay, Colombia, México y España; tienen más de 10 centros de valorización (plantas) y una facturación anual cercana a los US$ 320 millones. Ese es el core business, donde cerca del 88% del negocio está en manos de los fundadores, y el resto, de ejecutivos.
Aguas arriba, existe Inversiones Resiter. Y desde ahí, la dupla en algún momento exploró con una constructora. Pero, dice Alcaíno, “había gente que hacía mucho mejor que nosotros las cosas y nosotros estábamos preocupados de hacer crecer la otra empresa (de economía circular)”. Así que ya fuera de la construcción, en 2017 entraron a través de esa misma sociedad al negocio inmobiliario, donde han desarrollado tres proyectos de edificios en Providencia: en Pedro de Valdivia Norte, Ricardo Lyon y Diagonal Oriente.
En eso estaba Inversiones Resiter, cuando en 2023 Godoy los invitó a sumarse al proyecto en Barrio Italia que no prosperaría.
El mercado chileno estaba lento, reconoce el socio de Ochoalcubo -que se define en su web como un “laboratorio de arquitectura y desarrollo inmobiliario”-, por lo que decidieron salir a buscar nuevos mercados.
Aterrizaron en José Ignacio, un balneario premium de Uruguay, ubicado a unos 40 minutos de Punta de Este. Junto a Rodrigo Ziede, director de la plataforma, visitaron varios terrenos, hasta que encontraron uno que les encantó en la zona de Arenas, a 3 km al este del faro del pueblo.
Como ya venían conversando con Inversiones Resiter, les presentaron el proyecto uruguayo en abril del 2024. Un par de días después, cuenta Godoy, recibieron el llamado con el ok de los inversionistas.
Aun sin conocer el terreno.
El viaje y la curatoría
En su oficina en un moderno edificio redondo en Pedro de Valdivia Norte, Raúl Alcaíno, el exalcalde de Santiago y ex animador de televisión, cuenta que no había estado en José Ignacio, pero sí en Punta del Este, antes de subirse a un avión durante el invierno del año pasado a conocer el predio. “Lo encontré limpio, encontré que había algo de lo que en Chile carecemos absolutamente, que es el valor de la estética. José Ignacio no es aparatoso, es un pueblo muy vivible, entonces nos entusiasmó el proyecto. Y ahí estamos”.
En concreto, invirtieron US$ 4 millones para el desarrollo de Ochoalcubo José Ignacio, donde van a vender 27 lotes de 1.000 m2. Los precios de venta son cercanos a US$ 200 mil.
Para invertir, los socios constituyeron una sociedad en Uruguay.
Con los fondos asegurados, Ochoalcubo hizo una curatoría y seleccionó a ocho arquitectos que están desarrollando anteproyectos para el condominio: los chilenos Alfredo Thiermann, Cecilia Puga y Paula Velasco; los argentinos Diego Arriagada y Ana Rascovsky; los brasileños Carla Juacaba y Gustavo Utrabo; la paraguaya Gloria Cabral y el uruguayo Pedro Livni. A cargo del paisajismo está la argentina Julieta Riverti.
El grupo completo se reunió durante tres días en el lugar en diciembre del año pasado, hicieron un asado en el terreno, y comieron en el restorán La Huella, que es el emblema del lugar. Y a la vuelta, hicieron un prelanzamiento en las oficinas de Interdesign, en Isidora Goyenechea, del padre de Godoy, fundador de Ochoalcubo.
Por estos días está empezando la urbanización del complejo -a cargo del arquitecto chileno Diego Salinas- y a la fecha hay seis lotes reservados.

“A los empresarios les gusta hacer cosas, no solamente pasarse los años pidiendo permiso”
- Esta es la primera inversión de este tipo que hacen fuera de Chile, ¿por qué apostar por Uruguay?
- Raúl Alcaíno: “Uruguay es un país bastante estable políticamente. Hay muchos capitales argentinos, colombianos, venezolanos, peruanos. Punta del Este vive un boom de construcción, y la permisología no es delirante como acá; es razonable. En un par de meses está aprobado. Además que es entretenido hacer cosas. A los empresarios les gusta hacer cosas, no solamente pasarse los años pidiendo permiso”.
- ¿La idea es seguir creciendo afuera?
- Alcaíno: “Depende. Si nos va bien, podemos intentarlo de nuevo. Hay algunos terrenos que me gustan mucho allá. Yo encuentro que la frontera física de un país no debe ser una limitante para un empresario. Si hay algún proyecto que parezca interesante en Argentina, lo vamos a evaluar, aunque en este minuto está difícil”.
- Y en Resiter, ¿por dónde ven el crecimiento del negocio?
- Alcaíno: “Me gustaría crecer más fuera. México es un tremendo mercado y Perú. Pero bueno, las plantas cuestan plata, hay que mantener una relación deuda-patrimonio más o menos razonable, no hay que volverse loco”.