Un año de cambios ha sido este 2025 para Nicolás Luksic Puga, el hijo mayor de Guillermo Luksic. Ingeniero comercial de la Universidad Finis Terrae, con 46 años, y gran aficionado a la práctica del buceo y a la vida al aire libre, en lo profesional ha protagonizado varios cambios de roles, luego de que a mediados de este año y en completa reserva, el único hombre de los cinco hijos del fallecido empresario -un grupo familiar que también integran Antonia, Isidora, Mara y Elisa Luksic- decidiera dar un paso al costado de varios directorios que integraba.
No se trata de las mesas que son parte de los negocios industriales del grupo que están radicados bajo el paraguas Quiñenco, el holding que hace unos días hizo noticia por una operación de gran envergadura al vender un paquete accionario en la francesa Nexans (ver recuadro). Se trata de mesas directivas que son parte de los negocios de su rama familiar o de empredimientos en los que a través de los años se ha involucrado Luksic Puga.
En orden, en mayo pasado dejó el directorio de Broota, la plataforma que permite unir inversores con proyectos que buscan capital. Y en julio dejó también el rol que tenía como miembro del International Advisory Council en el Massachusetts General Hospital (MGH) de Boston, una de las instituciones más prestigiosas del área de la salud de Estados Unidos y donde su padre y su abuelo se trataron. Entremedio, en junio, dejó los tres directorios que lo vinculaban con el mundo del vino del que su familia es parte, de manera totalmente independiente al grupo Quiñenco. Se trata de las mesas de la Viña Tabalí, de su relacionada Viña Tatié, así como de Wines of Chile, el gremio chileno que agrupa a los productores de vino.
Rol más activo en Levita Magnetics
Viña Tabalí fue uno de los negocios más queridos y al que dio vida Guillermo Luksic, inserto en el valle de Limarí, una zona de especial significación para el empresario -quien falleció en marzo de 2013-, dado que su madre Ena Craig había sido estudiante del colegio Amalia Errázuriz. Cautivado por los campos de la zona de Ovalle, fue Guillermo Luksic quien decidió adquirir en los años ‘90 la Hacienda Santa Rosa, en el Valle del Encanto, para luego plantar los primeros viñedos que a partir de 2002 dieron vida a los vinos marca Tabalí. Y luego, no sólo se ampliaron a otros valles -como el Maipo-, sino que a través de un joint venture establecido en 2017 con la casa francesa Champagne Thiénot, comenzaron a producir espumantes bajo la firma Tatié.
En Viña Tabalí, Luksic Puga no sólo dejó de integrar la mesa, sino que la presidencia de la compañía, la que quedó en manos de uno de los directores independientes de la firma y estrecho colaborador de Luksic Puga, Enrique Cibié, en un directorio que también integran Alejandro Arze y Mara Luksic Prieto, ahora la única integrante de la familia Luksic. También como suplentes participan en esa mesa Macarena Pérez (hija de Francisco Pérez Mackenna, gerente general de Quiñenco) y Rodrigo Vial.
¿La razón de estos alejamientos? Testigos indican que los motivos dados por Luksic en privado están en directa relación con reprogramar su vida y sus tiempos, y priorizar directorios, manteniéndose eso sí, vinculado a tres áreas: los negocios del grupo propiamente; el family office de su rama familiar; y los emprendimientos personales.
En los negocios del grupo hace más de una década comenzó a asumir responsabilidades. Desde 2009 que Luksic Puga es parte del directorio de la Compañía Pisquera de Chile, que es parte del negocio de bebestibles de CCU. Luego, desde 2011 asumió en Enex -que societariamente depende de la filial del grupo Invexans y tiene matriz en Londres-, que es la unidad de combustibles del grupo Luksic que maneja las estaciones de servicio bajo la licencia Shell en Chile, la marca Enex en Paraguay y la red de estaciones de servicio de carretera Road Ranger, en el medio oeste de Estados Unidos. Y tras morir su padre, se sumó al directorio matriz industrial, Quiñenco, en abril de 2013.
Esa preocupación por estar presente en el grupo ha sido notoria incluso en temas protocolares. Junto con su tía Paola Luksic, Nicolás se dio el tiempo para estar presente en el reciente evento en que CCU conmemoró sus 175 años de existencia, hace unos días.
En el family office, tras la muerte de su padre, tomó las presidencias de Inmobiliaria e Inversiones Río Claro y de Río Negro, las que mantiene. Y, en el plano personal, está en las mesas de Ionix, dedicada a desarrollos digitales para la industria financiera transaccional. Otra mesa que integra es la de Socialab, una aceleradora. Y otra es la de Levita Magnetics, un emprendimiento de medicina robótica.
Personas cercanas a Nicolás Luksic explican que una de las compañías en las que decidió involucrarse mucho más directamente y en la gestión es precisamente en esta última, compañía de la que es cofundador junto al doctor Alberto Rodríguez-Navarro y a cuyo board Luksic se sumó a fines del año pasado.
En el entorno del empresario cuentan que esta firma está justo en una fase de entrar a una mayor escalabilidad comercial, tras ya estar presente en centros médicos de Chile y Estados Unidos, como el hospital Luis Tisné, la Clínica Colonial, CLC o el Texas Health, entre otras instituciones de salud.
“Nicolás ha dado ideas incluso de nuevos usos del robot, siempre en medicina quirúrgica”, dice un conocedor de esta empresa, quien plantea que parte del reordenamiento en los directorios que decidió Luksic Puga se debe a que en el horizonte están cambios al gobierno corporativo de Levita Magnetics, desplegar crecimiento en Estados Unidos, ingresar a nuevos mercados y estudiar incluso la posibilidad de instalar también capacidad de manufacturas en Chile de hardware, pues hoy Levita Magnetics manufactura en Silicon Valley y en Chile están las capacidades de software.
“Nicolás ha dado ideas incluso de nuevos usos del robot, siempre en medicina quirúrgica”, dice un conocedor de la empresa Levita Magnetics.
“Nicolás se metió en forma mucho más activa en esta compañía. Está tomando un nuevo rol y está mucho más vinculado a las decisiones que se están tomando en el día a día. Están preparándose para crecer. De ser una startup, están moviéndose a ser una empresa más madura. Y él tiene experiencia para aportar más directamente en esta etapa”, apunta un cercano.
US$ 1.041 millones: el negocio más que redondo del Grupo Luksic
“Nexans, señoras y señores, es la empresa de cables más grande del mundo, es el líder. Nos parece tremendamente interesante que una compañía chilena, por primera vez en la historia, haga una operación que le permite tomar una posición muy importante en acciones en una compañía de nivel mundial, que es líder en su industria”. La frase data de 2007 y la pronunció Guillermo Luksic en París, cuando explicaba una operación que hizo historia en el mundo de los negocios chilenos, cuando a través del brazo industrial Quiñenco que él lideraba en esa época, había llegado a un acuerdo por el que este grupo local ingresaba a la propiedad de la gigante francesa Nexans, instalándose en ese momento incluso con un sillón en el directorio.
Casi dos décadas después, el grupo concretó la semana pasada un proceso de venta de un porcentaje accionario, el tercero que lleva a cabo de su posición en la gigante gala que está inserta en la industria de producción de cables para electrificación, con especial expertise en los cables de alta tensión submarinos. Esta tercera venta es una de las primeras operaciones de magnitud que lleva a cabo Quiñenco bajo la nueva gobernanza que devino tras la salida de Andrónico Luksic Craig de los directorios del grupo, materializada en 2023, quedando la dupla que conforman Pablo Granifo en la presidencia y Francisco Pérez Mackenna, en la gerencia general del holding industrial.
Al ser la tercera venta, en el mercado no hay dos opiniones en interpretarlo como que el grupo irá de salida de aquella posición en la francesa. Pero luego de haber sido un negocio más que espléndido para el grupo, por los abultados retornos que le ha generado.
Cuando Quiñenco ingresó a la gala Nexans, Madeco era en ese entonces la unidad manufacturera de cables de cobre del grupo chileno y el principal productor de Latinoamérica en su giro, con operaciones en Chile, Argentina, Brasil, Colombia y Perú. Pero no había pasado por buenos momentos y había enfrentado una reestructuración financiera en el inicio de este mileno. Y, finalmente, en 2008, Quiñenco a través de su filial Invexans, materializó el deal en que traspasó todo este negocio de producción de cables en la región a Nexans, a cambio de un pago de US$ 390 millones, más 2,5 millones de acciones, el 9% de la propiedad de la gala, valorizado en ese momento en US$ 218 millones. Fue un movimiento estratégico importante, dado que era una de las primeras consolidaciones importantes en esta industria a nivel mundial.
Y luego entre aquel año y hasta 2016, Quiñenco -a través de sus filiales Invexans y Techpack- fue aumentando su participación hasta llegar al 29%, transformándose en el accionista más relevante de la multinacional. Incluso en 2013, cuando Nexans pasaba por un débil momento en que transaba a un mínimo de 25 euros y requería un aumento de capital para soportar sus planes, Quiñenco apoyó suscribiendo no sólo su parte, sino que más acciones no suscritas.
El porqué de la decisión de Quiñenco de activar ahora esta venta tiene una respuesta bastante sencilla: ajustar la participación de Quiñenco, a la influencia que tiene en Nexans. Según las normativas francesas relativas al gobierno corporativo ocurrían dos situaciones. Por un lado, para nombrar integrantes en el directorio el mecanismo es muy distinto al chileno. La administración de la compañía francesa juega un rol muy relevante y cada director se vota por separado y tiene que alcanzar el 50+1 de los votos. Pero, además, según la norma francesa, si un accionista sobrepasa el 30% de la propiedad, se gatilla una OPA que obliga a ir por el 100% de una compañía. Así, Quiñenco alcanzó a estar en el máximo de propiedad posible, sin tener que hacer efectiva una oferta de tales características por la totalidad de la firma.
Cuando Andrónico Luksic Craig no se repostuló para un nuevo período como director en Nexans este año, la mesa de esta firma pasó de 13 a 12 directores. Dos de ellos son del grupo chileno, Francisco Pérez Mackenna y Óscar Hasbún.
Así las cosas, Quiñenco nunca llegó a ser verdaderamente controlador o tener un pacto de accionistas propiamente tal, como sí -por ejemplo- ocurre con la operación en la unidad naviera de Quiñenco, en que a través de CSAV, hay un pacto bilateral con Kühne Maritime para la gobernanza en la gigante Hapag-Lloyd, renovado en septiembre de 2024 y que regirá hasta 2030. Si hubieran mantenido el 29% en Nexans, a los valores actuales de la compañía, sería la segunda inversión más importante de Quiñenco, sólo superada por Banco de Chile, pero sin poder ejercer un rol en la toma de decisiones como controlador.
Como sea, los datos duros muestran que la participación de Quiñenco en Nexans ha sido más que provechosa en términos económicos para el grupo chileno. En realidad, el calificativo se queda corto para describir el aporte monetario que le ha significado. En el neto, y considerando la inversión inicial en 2008, las sucesivas compras de acciones y aportes de capital en este período, Quiñenco ha invertido en torno a US$ 760 millones en la firma gala. Y esa cifra se compara con los US$ 911 millones recaudados en las tres ventas accionarias concretadas entre 2023 y 2025, más otros US$ 130 millones percibidos en dividendos desde 2008 a la fecha. O sea, US$ 1.041 millones, y sin contar los US$ 600 millones que corresponden al valor bursátil aproximado del 9,2% que Quiñenco sigue manteniendo en la gala. Otra forma de verlo es que cuando Quiñenco entró a la europea con el 9% inicial, ese paquete estaba valorizado en unos US$ 218, y hoy ese mismo 9% está valorizado en casi tres veces aquella cifra.
¿A qué destinará los recursos Quiñenco? “Las inversiones se hacen y después se cuentan”, dicen personas cercanas al grupo Luksic.