La edición 2025 -que contempla los datos recopilados al cierre de 2024- trajo números que mantienen encendidas las alarmas en la industria.
De acuerdo al Infor, desde fines de 2019, es decir, en los últimos cinco años, el número de aserraderos en el país se redujo de 957 a 763, es decir, un 20,3%.
La región con una caída más acentuada fue la del Ñuble, donde el número de aserraderos disminuyó en un 35,6% (pasando de 73 a 47), seguida por la de Los Lagos, que mostró una baja de un 28,8% (de 160 a 114 unidades).
763 unidades quedan en el país, de acuerdo al instituto forestal.
PymeMad, asociación que agrupa a más de un centenar de pequeñas y medianas empresas madereras, alerta que esta situación es el reflejo de una crisis que viven estas compañías, que ha implicado cierres de plantas y profundas reducciones de dotación en el sector.
“Esta crisis lleva seis meses sostenida, provocando cierres y reestructuraciones masivas”, dijo el presidente nacional del gremio, Michel Esquerré.
Según el dirigente, la reducción de los aserraderos registrada en esos cinco años implica una pérdida de 3.500 empleos en este lapso.
“Pero lo más grave es el impacto social: estas empresas están ubicadas en las comunas más pobres y rurales del país. No son empleos eventuales o esporádicos, son trabajos permanentes y de calidad que sostienen a familias completas. Cada aserradero que cierra significa el quiebre del encadenamiento productivo local”, advirtió.
Tras la crisis
El presidente regional de PymeMad en Biobío, Víctor Sandoval, explicó que, por un lado, enfrentan problemas estructurales, como la falta de materias primas por escasez de plantaciones; falta de acceso a financiamiento para replantar; y un aumento de precios que hace inviable el negocio para las PYME con baja tecnologización.
En esta región, los aserraderos cayeron un 19% en los últimos años, pasando de 147, en 2019, a un total de 119, a fines de 2024.
“A esto se suma la coyuntura actual con incertidumbre por aranceles y disminución de demanda tanto en exportaciones como a nivel nacional. Pero el problema de fondo es el cortoplacismo: en una industria que requiere planificación a 15-20 años, todos los actores -políticos, instituciones del Estado y grandes empresas- están tomando decisiones mirando solo el próximo trimestre”, criticó.
Esquerré, en esa misma línea, profundizó y sostuvo que “estamos pagando las consecuencias” de que hace 15 años se eliminó el fomento a plantaciones de pequeños y medianos propietarios.
Sandoval asegura que solo en los últimos dos meses ya han documentado cuatro cierres de plantas entre sus asociados. “Son empresas con 30, 40 años de historia, que no pueden sostenerse más”, dijo.
El presidente de PymeMad en Los Ríos, Fernando Hales, mencionó los casos de Aserraderos San Patricio SpA, Woods, y Patagonia, tres madereras que han cerrado sus operaciones. “Cada cierre no solo representa la desaparición de una empresa, sino también el derrumbe de un tejido económico y social que daba vida a comunidades rurales enteras”, dijo. En esta región, desde 2019 desaparecieron 20 aserraderos, bajando a 103.
Esta situación no ha afecta a las pequeñas empresas. Solo a modo de ejemplo, en los últimos años, Arauco, del Grupo Angelini, cerró los aserraderos Horcones II (2023) y Curanilahue (2024), además de paralizar indefinidamente el de Licancel, en el Maule. Además de los factores económicos ya listados, gremios y empresas han alertado que la crisis pasa por períodos en que se amplifica por los incendios, la violencia y el robo de madera.
Ahora, como dijo Arauco en sus últimos resultados, se suma la “alta incertidumbre por temas geopolíticos y la inestabilidad que traen las posibles tarifas de EEUU”.
Las demandas de los pequeños madereros
Los dirigentes de estas PYME solicitan al próximo Gobierno tres cosas. Lo primero, explicó Esquerré, es modernizar el sistema de clasificación de PYME a uno diferenciado por sector económico. “No es lo mismo una PYME de servicios que una forestal”, afirmó.
Segundo, y en línea con una demanda histórica de la industria, solicita reponer el sistema de fomento a plantaciones para asegurar materia prima futura.
Y, en tercer lugar, postula la idea de crear “una mesa tripartita vinculante entre Estado, grandes empresas y PYME para fortalecer los encadenamientos productivos. Sin estas medidas, en cinco años más no quedará industria forestal PYME en Chile”.
Así, Sandoval urgió por “desarrollar una visión de Estado a 30 años, no a cuatro años. Necesitamos políticas forestales de largo plazo que trasciendan los gobiernos, porque los árboles no entienden de períodos presidenciales”.