Empresarios definen tres focos para cumbre con líderes de APEC
Libre comercio y reimpulso de la OMC, crecimiento inclusivo y transformación digital concentraron el debate de los empresarios de ABAC que se reunieron en China para acordar las propuestas que harán a los líderes de las 21 economías en noviembre en Santiago. De eso y del rol de los empresarios ante los nuevos desafíos del medio ambiente, de la incorporación de la mujer al trabajo y de la jornada laboral, entre otros temas, conversamos con Rosario Navarro, una de las representantes de nuestro país en ABAC, consejera de Sofofa y vicepresidenta de Sonda.
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Cuando la guerra comercial mantiene en vilo a los mercados y nuevos retos alertan cada tanto sobre medio ambiente, transformación digital y disrupciones varias, los empresarios de las 21 economías de APEC que se reunieron a fines de julio en Huangzhou, China, aterrizaron el debate sobre la base de tres focos principales, los que presentarán en la cumbre de líderes a fines de año.
Fue la tercera reunión anual que realiza el Consejo Empresarial Asesor de APEC (ABAC, por sus siglas en inglés), y la última preparatoria para la cumbre final en Santiago. Allí, entre otras cosas, también pudieron conocer Alibaba y prototipos en 5G, según cuenta Rosario Navarro, consejera de Sofofa, vicepresidenta de Sonda y una de las tres representantes de Chile ante ABAC; los otros dos son Richard von Appen y Alfonso Swett.
-El libre comercio era hasta hace poco una receta bastante probada para el crecimiento, ¿por qué ha perdido prestigio en algunos países y por qué más personas están dispuestas a abandonar esta fórmula?
-Hay varias causales. Una es el debilitamiento de la OMC. Una de las discusiones que tuvimos ahora en China es justamente cómo reafirmamos el valor de esta institución como instancia que permite tener reglas del juego claras y en el que el libre comercio es un impulsor de crecimiento, de competitividad y de confianza. Otro factor son los liderazgos políticos muy nacionalistas que han surgido y que en la búsqueda de votantes, radicalizan discursos. También el mundo empresarial se perdió la oportunidad de hablar más del beneficio que tenía el libre comercio, lo dio por sentado. Se habló en un lenguaje muy críptico, muy dirigido quizá al mundo de las personas que toman decisiones económicas, financieras o del comercio, y no se habló con un lenguaje cercano. Todo ese caldo de cultivo ha ido confluyendo a lo que está sucediendo hoy.
-¿Estas nuevas realidades cómo son recogidas en estos foros internacionales?
-Llevo un año y un poco más en APEC y el discurso ha cambiado enormemente. Se ha ido enfocando mucho más. Hemos logrado en los grupos de trabajo propuestas más dirigidas, con prioridades e instrumentos más claros. Que Chile tenga la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico y que sea anfitrión de APEC también permite ir alineando las conversaciones.
-¿Cuáles son los focos más trascendentes en este debate?
-En la reunión de ABAC 3 definimos tres focos. Uno es volver a rescatar que el libre comercio nos beneficia y que el rol que juega la OMC en eso es muy relevante. De hecho, un grupo de ABAC va a ir a Ginebra en los próximos meses para dar un apoyo bien concreto, discutir donde están las principales barreras y oportunidades que tiene la OMC y también incitar a que nuestros líderes le den el peso que tiene. Como segundo gran punto, el crecimiento inclusivo donde las Pymes, las mujeres y el cuidado del medio ambiente son muy importantes y donde nosotros, desde el mundo de la empresa, tenemos harto que aportar. Y tercero, la transformación digital y la conectividad como un aliado para disminuir la brecha e incluir a más personas de nuestras economías.
-¿Qué tan avanzado está el empresariado chileno en estos tres temas?
-Estamos en distintos niveles. Hay empresas súper responsables con el medio ambiente, hay algunas que están muy a caballo con la transformación digital y otras que saben que el desafío del crecimiento y de la internacionalización son clave. En Sofofa, yo estoy en el comité de evolución empresarial que se armó hace unos tres años y donde hemos ido desafiándonos respecto de cómo estos temas están siendo abordados en el mundo de los negocios.
-¿Se avanza?
-Sí, se avanza. Tenemos una herramienta de medición, que es el índice de evolución empresarial, y que busca que las empresas se autoevalúen y puedan comprometerse con metas concretas. Lo importante es que en la medida que vayamos haciendo las cosas bien, esto va a dar frutos. Hacer las cosas bien es un buen negocio.
-Otra cumbre que viene es la COP25, que algunos temen pueda provocar una sobrerreacción de políticas que ponga en riesgo algunos negocios, ¿ve esa preocupación?
-Esa preocupación está. No se puede obviar que el cambio climático es una preocupación real de la ciudadanía y en el mundo de los negocios. Eso es un hecho. Pero cómo lo abordemos desde la política pública, sí tiene ciertos riesgos, en el sentido de que tiene que ser construida con base científica que nos permita tomar decisiones coherentes, que impacten de buena forma al medio ambiente y que no nos quedemos llenos de normativas que impidan operar. La COP25 nos presenta una oportunidad para que privados, sector público y ONG nos sentemos a conversar sobre cómo vemos los desafíos que se nos vienen por delante en océanos, en huella de carbono, huella hídrica, en fin. Claramente si no nos preocupamos hoy, muchos de los negocios, como los conocemos hoy, van a desaparecer.
-También está muy en el tapete el tema de la incorporación de la mujer en el mundo laboral.
-El tema está, pero aún falta ver más compromiso de las empresas en cambios reales. El índice de paridad de género (IPG) es una muy buena iniciativa pública y privada, que empuja a las empresas a comprometerse con avanzar en las tres grandes barreras que existen hoy: incorporación de las mujeres en el mercado laboral, brecha salarial y, donde estamos más mal, desarrollo de talento para altos cargos. Aquí yo diría que el Estado ha ido más rápido que la empresa privada, donde todavía hay muy pocas mujeres en cargos de liderazgo.
-¿Por qué a las empresas les ha costado avanzar más rápido?
-Hay un dejo de machismo. También un país pequeño tiende a ser bien endogámico, me junto con los que se parecen a mí, a los que estuvieron conmigo en la universidad. Hay que quebrar huevos para hacer queques y creo que esto pasa por un tema de cuotas. Antes era bien contraria, pero ahora creo que es una primera señal y los países que lo han hecho, han tenido resultados.
-¿Cuotas transitorias?
-Sí. Sofofa hizo un cambio y permitió que hoy seamos 19 consejeras.
-¿Que tan involucradas están las empresas en la transformación digital?
-A nivel operacional, la transformación digital ha entrado mucho más fuerte, pero cuando lo miras desde la perspectiva del capital humano que voy a necesitar o cuáles son los talentos de las personas para esa adopción temprana de digitalización, lo ven un poco más lejos o les está costando más. Pero hay interés en sumarse al carro. Lo están tomando como un desafío.
-Por último, ¿qué le parece el debate por la jornada laboral de 40 horas?
-Me considero inexperta en este tema. Pero sí me parece que a veces el debate se torna súper técnico, si son 40 o 42, y no estamos teniendo la discusión relevante que es en qué vamos a estar trabajando y en qué deberíamos poner foco. Nos hace falta una mirada más de largo plazo.