Los rendimientos de los bonos españoles volvieron a dispararse ayer luego de que la agencia calificadora S&P sorprendiera el miércoles en la tarde recortando la calificación de la economía ibérica hasta un peldaño por sobre el nivel de bono basura.
La ola vendedora se aceleró en medio de expectativas de que España perderá en los próximos días su grado de inversión, cuando otras agencias, como Moody’s y Fitch, hagan su revisión de la calificación española.
En medio del ataque especulativo, crecen las presiones para que el gobierno solicite un rescate formal a Bruselas.
Sin embargo, altas fuentes de La Moncloa seguían descartando ayer que la solicitud de ayuda sea inminente, y señalaran que siguen a la espera de que el Banco Central Europeo (BCE) defina el mecanismo a través del cual pretende comprar bonos soberanos de países en problemas.
“El que vacila está perdido. Los orgullos caerán. España debe tragarse su orgullo y pedir ayuda ahora”, advirtió a través de twitter Bill Gross, el influyente director de Pimco, el mayor fondo de inversiones en bonos del mundo.
La caída en el valor de los bonos españoles se acentuó ayer, acumulando cuatro días de retrocesos, su racha negativa más larga en seis semanas, que marca el fin de la frágil tregua en los mercados.
Ola vendedora
Tras recortar la calificación de España, S&P asignó al bono una perspectiva negativa, lo que significa que podría volver a rebajarla próximamente. Moody’s, por su parte, también ha sugerido que podría degradar el bono español, actualmente en el nivel más bajo del rango superior de su escala, denominado “grado de inversión”. Cualquier caída llevaría los papeles al nivel de basura, y Fitch podría seguir su ejemplo.
“Incluso la sola posibilidad de ver que dos de las mayores agencias califiquen a España por debajo del grado de inversión llevará a una ola vendedora en los próximos meses”, señaló en un reporte a sus clientes Ciaran O’Hagan, jefe de estrategia de tasas para Europa de Societe Generale, en declaraciones recogidas por Bloomberg.
A nivel global, muchos índices y fondos de inversión exigen al menos dos calificaciones de grado de inversión para incluir bonos de un país, y si España pierde esta condición, de forma automática muchos inversionistas tendrán que liquidar los papeles.
La rebaja en los bonos soberanos también arrastró a los corporativos. Grandes compañías, como Santander, el mayor banco del país, y Telefónica, la principal compañía de telecomunicaciones, vieron sus bonos caer con fuerza tras el anuncio. Santander anotó el mayor declive en el índice de Bank of America, EMU Corporates. Su deuda con vencimiento a 2017 cayó 1% , mientras que los papeles de Telefónica a 2019 retrocedieron 0,7%.
Siguen resistiéndose
Pese a las presiones del mercado, el gobierno español sigue resistiéndose a pedir un rescate. La vicepresidenta y portavoz del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, explicó ayer que el Ejecutivo español aún no ha tomado una decisión porque el Banco Central Europeo todavía está trabajando en la concreción del mecanismo que utilizará para comprar deuda.
La autoridad insistió en la necesidad de conocer “varios elementos” de la ayuda antes de solicitarla, como su tamaño, las implicancias que supone y el hecho de que se garantice su resultado final.