Los estudiantes mantienen presión en los líderes chilenos
Bachelet tendrá que ir mucho más allá que su predecesor conservador en satisfacer las demandas del movimiento estudiantil
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Poco después de la victoria aplastante de la candidata de centro izquierda Michelle Bachelet en las elecciones presidenciales en Chile, un mensaje anónimo fue publicado por hackers en el sitio web del Ministerio de Educación. "Señora Presidenta, nos encargaremos de hacerle las cosas difíciles, el próximo año será un año de protestas", decía el mensaje.
Muchos tomaron la amenaza como una señal de lo que vendrá. Después de todo, el mandato del saliente Presidente Sebastián Piñera estuvo marcado por protestas estudiantiles, representando una de las primeras "revoluciones de la clase media" que desde entonces se ha extendido alrededor del mundo, recientemente en Turquía y Brasil.
Bachelet, una ex pediatra que fue presidenta de 2006 a 2010, ha regresado a gobernar con el respaldo de esos mismos estudiantes –sus líderes comunistas han sido electos en el Congreso como parte de su coalición- y prometiendo un "Chile más justo" mediante el financiamiento de una educación gratuita con un aumento del impuesto a las empresas.
"Las ganancias no pueden ser el motor detrás de la educación porque la educación no es una mercancía y porque los sueños no son un bien de consumo", dijo Bachelet a sus partidarios durante su reunión de victoria el domingo.
Fue una victoria agridulce para Bachelet, que con un 62% obtuvo el mayor porcentaje de votos que cualquier otro candidato presidencial haya conseguido desde el término de la dictadura del general Augusto Pinochet en 1990, pero con una tasa de abstención que también fue la mayor que se haya registrado, ella recibió menos votos que en su anterior victoria electoral de 2006.
Sin embargo, la mujer de 62 años puso el dedo en lo que está en el corazón de los reclamos de los estudiantes: que las empresas privadas se están beneficiando indebidamente al proporcionar una educación costosa y mediocre que deja a muchos sin una preparación adecuada para conseguir un trabajo que pueda generarles ingresos suficientes para pagar las grandes deudas.
Piñera, un multimillonario que llevó a la alianza de derecha chilena al poder por primera vez desde la caída de Pinochet, calmó temporalmente la agitación estudiantil mediante el recorte en las tasas de interés de los préstamos y perdonando algunas deudas por completo.
Pero Bachelet tendrá que ir mucho más allá que su predecesor conservador en satisfacer las demandas del movimiento estudiantil rebelde en Chile, y otros grupos envalentonados, desde ambientalistas a devolucionistas (partidarios de que se transfiera el poder del gobierno central a las unidades locales).
Robert Funk, un cientista político de la Universidad de Chile, dijo: "Está claro que los estudiantes, y otros movimientos sociales, seguirán poniendo presión. Plantear demandas es lo que hacen". Agrega que los líderes estudiantiles se han vuelto progresivamente más radicales en los últimos 25 años, ahora con una supuesta anarquista a cargo del mayor centro de estudiantes (en la Universidad de Chile).
Además, Bachelet enfrentará tensiones dentro de su coalición de gobierno, que va desde grupos pro-empresas hasta los comunistas.
La oposición de derecha también planteará una barrera para algunas de las reformas más ambiciosas de Bachelet. Aunque su gobierno tendrá las mayorías necesarias para modificar la legislación tributaria -que probablemente será una prioridad después de que ella asuma el poder el 11 de marzo- no tendrá el apoyo para reformar la Constitución de 1980, una de sus principales promesas de su campaña.