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Sin fijarse en precios

Por: | Publicado: Lunes 4 de abril de 2011 a las 05:00 hrs.
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En el último año, el precio del maíz ha subido 110% mientras los inventarios estadounidenses del grano declinaron 15%. Esa combinación tiene sentido económico. El aumento del precio y el uso de los inventarios pueden ser respuestas de una escasez respecto de la demanda. Pero Joseph Glauber del Departamento de Agricultura de EEUU, tiene una interpretación diferente. Él sugirió el jueves que los altos precios casi no tienen impacto en los compradores: quieren tanto maíz que los inventarios han caído en una cifra récord.

Esta elevada inelasticidad a precios de la demanda (el término para describir precios que cambian más dramáticamente que el consumo) pueden verse en la mayoría de los commodities: los bruscos aumentos de precios han aumentado las ganancias de productores y operadores, pero no han desanimado a los consumidores. Estos días parece que sólo una escasez genuina (por ejemplo, de carbón térmico) puede frenar el consumo.

La norma de que los precios se establecen donde la demanda marginal se encuentra con la oferta marginal se aplica también a los commodities. Pero los precios están distorsionados por el financiamiento barato, que permite a muchos compradores pedir prestado y llevar el precio a altos niveles - sin usar menos. Aun cuando la oferta es amplia, inventarios con financiamiento barato pueden absorber la diferencia.

Las distorsiones tienen un costo económico. Los precios están tan por encima de los costos de producción que los productores no tienen claves respecto de cuánto invertir. Terrenos o minas que pueden explotarse de modo rentable con los precios actuales pueden fácilmente hacerse deficitarios si el mundo financiero se hace menos expansivo, aún si la demanda sigue fuerte.

Las ineficiencias en la producción son inevitables. Peor, los precios super altos pueden incentivar a los gobiernos que resultan beneficiados a hacer promesas imposibles de mantener. Un posible ejemplo: según el Institute of International Finance, el gobierno de Arabia Saudita sólo puede equilibrar su presupuesto con un petróleo a US$ 110 por barril para 2015. 



Metas energéticas de EEUU


Entonces, Barack Obama quiere reducir las importaciones estadounidenses de petróleo en un tercio para 2025. Lo que su plan tiene de agresivo le falta en originalidad. Un comediante en TV reprodujo videos mostrando a cada uno de los ocho últimos presidentes usando el mismo lenguaje para conseguir metas parecidas. El más recordado es un discurso de Jimmy Carter en 1977 en el que prometió, entre otras cosas, reducir a la mitad la proporción del petróleo importado, calificando a la crisis energética de “equivalente moral de la guerra”. Sus llamados a un “sacrificio compartido” fueron mal recibidos por el público.

Aunque recordado como inefectivo, Carter al menos se distingue por haber vivido para ver materializarse uno de sus grandes planes - una reserva estratégica de petróleo. Las metas presidenciales para la energía caen en dos categorías: fantasías, como la “economía del hidrógeno” de George W. Bush, o factibles, como duplicar la eficiencia energética de los autos. Felizmente para Obama, los vientos geológicos y económicos están a su espalda, poniendo su meta reciente en el último grupo.

Nuevos campos petroleros domésticos, como el Bakken, complementado por gas natural cada vez más abundante gracias al auge del esquisto, pueden desplazar la necesidad de hasta 20% de las importaciones estadounidenses de petróleo en los próximo cinco años. La demanda por combustibles se ha estancado por el alto desempleo y los abundantes biocombustibles.

Esto llena la mayor parte de la brecha. La conservación tendrá que hacer el resto. Viendo acercarse su campaña por la reelección, y consciente de la experiencia de Carter, Obama no presionará demasiado por recortar la glotonería enérgica de EEUU. Es una pena.

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