Los gobiernos locales se han vuelto más sofisticados para lidiar con las crecientes protestas ambientales en China, como demuestran recientes manifestaciones contra controvertidos proyectos químicos en Kunming y Chengdu.
Tras dos protestas callejeras este mes en Kunming contra una refinería y una planta productora de paraxileno (PX) –sustancia supuestamente cancerígena- el gobierno local prometió escuchar a la opinión pública, aunque simultáneamente actuó para contener a los manifestantes.
En Chengdu, una protesta planificada en contra de un proyecto PX fue desbaratada luego que la autoridad acordonó la ciudad, aunque la policía aseguró que su fuerte presencia era parte de un simulacro de terremoto.
En ambos casos, los gobiernos locales aún no han tomado una decisión final. La práctica previa de ceder podría no aplicarse a gobiernos de las ciudades occidentales menos desarrolladas, con una mayor urgencia por impulsar su economía.
Las autoridades de Kunming hicieron lo posible por cortar de raíz una segunda protesta el jueves, aunque el alcalde Li Wenrong, ofreció dejar decidir en julio a la gente, cuando hayan concluido los estudios de factibilidad.
Su gobierno tampoco ahorró esfuerzos para disipar los temores públicos al asegurar que el químico PX no era cancerígeno y sólo tenía una toxicidad muy baja. Justificó una gran refinería citando su “importancia estratégica” para el desarrollo económico de Yunnan.
Las medidas fueron elogiadas por el diario People’s Daily del Partido Comunista. “Es la sinceridad (del gobierno de Kunming) lo que ayudó a difuminar los temores de la gente y recuperar la confianza en el gobierno, y a hallar un camino para los proyectos PX”.
Represión a activistas
Sin embargo, los medios chinos no informaron de los esfuerzos de las autoridades de Kunming para evitar la segunda protesta.
Varios activistas fueron citados por la policía en vísperas de la protesta y se les impidió hablar con medios extranjeros, se ordenó a los estudiantes permanecer en la universidad y se evitó a empleados públicos abandonar sus puestos de trabajo.
Aún así, cientos de habitantes de Kunming participaron en una protesta el jueves. “Espero que la refinería finalmente sea cancelada, porque para el gobierno hoy la prioridad es mantener la estabilidad social”, dijo el alcalde.
Algunos expertos ambientales han advertido que los gobiernos locales podrían perder su posición dominante previa para decidir sobre proyectos industriales como resultado de la creciente conciencia ambiental entre los residentes y su mayor coraje para desafiar decisiones gubernamentales.
Un sondeo reciente del Centro de Investigación de la Opinión Pública reveló que 80% de 3.400 encuestados cree que la protección ambiental debe tener mayor prioridad que el desarrollo económico.