Por Peter Aspden
Las despedidas pueden sortear territorios emocionales complicados y así se comprobó en los últimos días lluviosos en el centro de Londres. La premier de Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte: Parte 2, el último libro de la franquicia basada en los innovadores libros de J.K. Rowling, convirtieron a la Plaza Trafalgar en un barrial urbano que se transformó en algo entre un campamento de verano y una misa.
El último libro de Rowling fue publicado hace cuatro años, pero mientras continuaron las películas, la leyenda se mantuvo viva. Esto era seguramente el fin. Los fans lloraron y chillaron. Una alfombra roja empapada hizo lo mejor por mejorar el ánimo. Los actores llegaron y hablaron haciendo temblar a su audiencia. “La historia no termina aquí”, dijo Daniel Radcliffe, el crecido retratista del rol protagónico. “Llevaremos a Harry con nosotros por siempre”.
Esas palabras ciertamente no se habrían perdido en Rowling. La mente que conjuró muggles y quidditch se ha preocupado recientemente de asuntos de negocios. Después de vender 450 millones de libros y amasar una fortuna de 530 millones de libras (US$ 855 millones), ha estado muy ocupada preparando la vida después de Harry. La escritora fantástica está poniendo su atención en la gestión de marca.
Una ráfaga de actividades marcó el cambio. El mes pasado, entre los alrededores extravagantes del Museo Victoria y Alberto, Rowling anunció el lanzamiento de Pottermore, un sitio mágico que distribuirá exclusivamente audiolibros y e-books de Harry Potter. El sitio promete una experiencia mejorada para los fanáticos: un viaje interactivo en tren a bordo del Hogwarts Express, o la opción de recibir una vara especial respondiendo preguntas crípticas.
En un video sobre el sitio, Rowling se acurruca cómoda en una sofá de cuero y habla sobre compartir toda la información adicional que “atesoró por años sobre el mundo de Harry Potter”. Su manera no podría haber sido más hogareña ni sus intenciones más sanas.
Pero es el mundo editorial el que está temblando en reacción a las noticias del lanzamiento de Pottermore en octubre. La decisión de excluir tiendas online, como Amazon y Apple, de vender sus libros electrónicos, tiene a la industria preguntándose si Pottermore está anunciando una revolución minorista. “No puedes retener al progreso”, dijo la autora en una conferencia de prensa, como si estuviese impotente frente a las implacables fuerzas del cambio. Pero en verdad, ella muestra todos los signos de estar en control de la fortuna de Potter, y la suya.
Como para probar el punto, la semana pasada Rowling anunció la separación de su agente Christopher Little, quién ha trabajado para ella desde el inicio de la aventura Potter hace catorce años. Ahora será representada por Neil Blair, un abogado que se unió a la agencia de Little hace una década y ahora montó una propia.
La separación no fue amistosa. “Esta fue una decisión dolorosa, especialmente porque la señora Rowling había buscado activamente una resolución diferente por semanas”, dijo su declaración de prensa. “Sin embargo, no fue tomada sin una buena razón y finalmente se hizo inevitable”. La historia y posiblemente la justicia, relevarán la discusión que estuvo detrás de la complicada doble negativa, pero el simbolismo es convincente.
Fueron los talentos de Little que ayudaron a Rowling a cerrar su primer negocio y quien ganó espléndidamente como resultado; pero es la experiencia legal de Blair la que será crucial en la vida después de Potter. Los imperativos incipientes del comercio electrónico bailan en un ritmo diferente que el del mundo literario tradicional.
No obstante, el mundo editorial, junto con Little, se impactó con la noticia, pese a que también fue vista como lógica. “No hay que ser un genio”, dijo un agente literario londinense. “Ella es el tipo de persona que necesita su propio equipo dedicado permanentemente. Christopher es percibido ampliamente como un agente de la vieja escuela, que no necesariamente engancha con los nuevos desarrollos tecnológicos en una manera creativa. Esto no se refleja mal en ella”.
Sagacidad comercial
Muchos observadores están escépticos del significado de las últimas maniobras de Rowling para la industria en general. Su caso es sui generis. Harry Potter es un fenómeno único, como la Beatlemania. Las hegemonías culturales escriben sus propias reglas. Los autores seguirán necesitando la influencia del marketing de los agentes, las editoriales y los minoristas.
Aún así, el cambio de Rowling a la edición electrónica no es un reconocimiento reacio a los tiempos cambiantes. En vez de eso, es una pieza magistralmente a tiempo de desarrollo de marca en 360 grados. La autora dice que no hay más Harry Potters dentro de su imaginación. Le dijo a Oprah Winfrey el año pasado que ella podría “definitivamente escribir una octava, novena y décima” novela de Harry Potter, pero sonó más como una hipótesis. “Siento que estoy lista”, le dijo finalmente a la animadora estadounidense.
Rowling se ha mantenido fielmente al personaje que ha dominado nuestras vidas culturales. El final del ciclo fílmico necesitaba estar acompañado del nuevo comienzo de una historia de Harry Potter: de ahí Pottermore. Sin las películas para ayudar a elevar las ventas de los libros, Rowling necesitaba encontrar un nuevo terreno para extasiar a sus fans nuevamente. Así que se ha convertido a sí misma en la única guardiana de un universo que más adelante adornará, a su propio tiempo y ritmo.
Esta no es una estrategia nueva. El trabajo de J.R.R. Tolkien fue aumentado de forma similar cuando su hijo Christopher supervisó la publicación de El Silmarillion, una compilación de escritos que entregaron un trasfondo a los libros de El Señor de los Anillos, después de la muerte de su padre. Pero tomó cerca de 20 años para llevar a Tolkien a la magia de las boleterías. Tales lapsos de tiempo son ahora historia antigua. Los mitos de hoy en día se aclaran con el click de un mouse. Ponga a un lado su brillante capacidad de escribir cuentos: es la sagacidad comercial de la autora, en haber retenido los derechos digitales de sus publicistas, lo que le ha dado la recompensa más rica.