Por Renato García
La naturaleza, tan generosa con Colombia, hoy está amenazando el auge económico que vive el país. Las torrenciales lluvias que comenzaron el año pasado, las mayores de su historia, se han prolongado este año, dejado 400 muertos y más de 3 millones de damnificados. La peor catástrofe natural en la historia del país está afectando además las previsiones para el PIB y los millonarios gastos de la emergencia complican el manejo fiscal.
Fortalecidas por el fenómeno de “La Niña”, las precipitaciones se han mantenido en forma casi ininterrumpida desde abril de 2010. El presidente Juan Manuel Santos encabezó el lunes un consejo extraordinario y luego dirigió un discurso televisado a la nación donde anunció un presupuesto de emergencia por
US$ 2.460 millones. “Es como si todo nuestro territorio fuera afectado por un huracán que entró a mediados del año pasado y no ha querido salir”, declaró el mandatario.
Las pérdidas de viviendas, cultivos y pastos anegados fueron calificadas por el director de Socorro Nacional de la Cruz Roja, César Urueña, como “incalculables”. A eso se suma la destrucción de infraestructura, con las principales carreteras cerradas.
La economía aún resiste
Pese al desastre, la economía sigue firme. La economista jefe de BBVA Colombia, Juana Téllez, proyecta una expansión de 5% en 2011 y estima que las lluvias sólo restarán 0,3 punto porcentual al crecimiento del primer trimestre. El mayor impacto se ha concentrado en las exportaciones, especialmente las flores, ubicadas en la sabana, una de las regiones más afectadas, y que tienen su principal temporada en mayo, por el día de la madre. Los embarques de café, que hoy representan sólo 10% de los envíos totales, han sido afectados principalmente por el corte de carreteras, pero debido a que se plantan terraplenes y se ubican en las regiones montañosas, la producción ha resistido mejor. Lo mismo en el caso del petróleo y el carbón.
Donde sí ha habido un efecto más relevante es en la producción agrícola, pero su mayor impacto va a ser a través de la inflación. Pero el menor dinamismo en las exportaciones debería ser compensado por ahora por la fortaleza de la demanda y las inversiones privadas. Las ventas han seguido creciendo a tasas de entre 10% y 12% y la confianza de los consumidores sigue alta.
Los expertos confían en que las obras de reconstrucción y prevención por US$ 8.800 millones compensarán los efectos negativos. Según el director del Departamento Nacional de Planeación , Hernando Gómez, la reconstrucción agregaría hasta medio punto al crecimiento este año.
Pero persiste una cuota de incertidumbre. La lluvia ininterrumpida no ha permitido que el gobierno inicie las faenas programadas. “No pudimos aprovechar, como hubiéramos querido, los meses de menos lluvias para comenzar las obras de gran calado, porque hubiera sido como despilfarrar los recursos”, admitió el propio mandatario .Y los especialistas advierten que el llamado “veranito”, que separa las dos temporadas de lluvias, no será suficiente para que la tierra absorba el agua.
Efecto en el déficit fiscal
El ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, estima que el mayor gasto elevará el déficit del gobierno nacional de 3,7% del PIB a 4,2%. Sin embargo, el aumento de la recaudación debido a la reforma tributaria realizada el año pasado, y los planes del gobierno para vender otro 10% del paquete de 90% que tiene el Estado en Ecopetrol, permitiría volver a estabilizar las cuentas fiscales.