Luego del fracaso de las negociaciones el fin de semana sobre la unión bancaria, los ministros de Finanzas europeos se reunirán nuevamente hoy para intentar llegar a un acuerdo. Sin embargo, es poco probable que se logren resultados debido a las fuertes diferencias entre los países de la zona euro y los Estados europeos que no pertenecen al bloque monetario respecto de quién tiene que pagar cuando los bancos colapsan.
La preocupación de Alemania de terminar siendo responsable de las deudas de los otros países si es que la unión bancaria se concreta ha demorado el avance del proyecto, situación que se ha convertido en un tema más delicado a menos de tres meses de las elecciones nacionales en las que la canciller Angela Merkel buscará un tercer período al mando de la primera economía del continente.
El problema es que sin la unidad bancaria es probable que los inversionistas continúen desconfiando de los bancos en los países de la zona euro con altos niveles de deuda, manteniéndolos al margen del mercado de préstamo interbancario y reteniendo la recuperación económica del área.
La falta de avances de la iniciativa anunciada hace casi un año molestó a los banqueros e inversionistas reunidos en París para el encuentro de primavera del Instituto Internacional de Finanzas (IIF, su sigla en inglés), el principal grupo de lobby de la industria.
“Si se quiere que las economías vuelvan a crecer –y la oferta de crédito es parte de eso– entonces es importante que el sistema sea estable. Hasta el momento, todavía existen debates bastante fundamentales”, afirmó a Reuters Douglas Flint, presidente de HSBC, el banco más grande de Europa, y del IIF.
Se esperaba que la cumbre de mañana de los líderes de la Unión Europea fuese un “hito” importante en el camino hacia una unión bancaria completa, pero los desacuerdos entre los ministros de Finanzas hacen poco probable que haya anuncios en esta materia.
De esta manera, probablemente el Banco Central Europeo asumirá la supervisión de los principales bancos del bloque el próximo año sin contar con un proceso común para lidiar con los bancos en problemas y sin tener un esquema garantizado para los depósitos bancarios.