La canciller alemana, Angela Merkel, reconoció hoy, al firmar una declaración conjunta con múltiples organizaciones multilaterales, que los ajustes fiscales radicales que está exigiendo a los países europeos más endeudados pueden lastrar su recuperación económica.
En un comunicado conjunto hecho público en Berlín, la canciller declaró, junto a los líderes del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la OCDE, la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que las políticas de consolidación fiscal son necesarias, pero que no deben poner en riesgo el crecimiento económico.
"Como los niveles de deuda han subido, el énfasis principal debe ponerse en creíbles políticas de consolidación a medio y largo plazo, a la vez que se tiene cuidado en no dañar las perspectivas de crecimiento a medio plazo y se realizan reformas estructurales para fomentar el crecimiento y el empleo", según la nota.
El FMI había instado ya en varias ocasiones a la Unión Europea (UE) y de forma velada a Alemania, la principal abanderada de los ajustes, a que relajase sus presiones sobre los países más endeudados, alegando que lastraban la recuperación, algo que Berlín había ignorado hasta el momento.
Además, Merkel y los responsables de estas organizaciones internacionales, reunidos en un encuentro preparatorio de la próxima cumbre del G-20, reconocieron que la economía global "podría estar entrando en una nueva y más peligrosa fase" en la actualidad.
Los principales riesgos, a su juicio, son el bajo nivel de crecimiento -en torno al 4 por ciento según el FMI para 2011 y 2012-, el estancamiento del alto desempleo y el "dramático" repunte de la deuda pública.
"El resultado ha sido que la confianza de los mercados financieros y la sostenibilidad fiscal se ha visto dañada de forma significativa", afirma el documento.