Por Constanza Morales H.
Durante la década de 2000, India destacó como una de las economías más dinámicas del mundo emergente. Sus impresionantes cifras –entre junio de 2005 y junio de 2011 registró un crecimiento igual o superior a 8,5% en 20 de 25 trimestres– avalaban su posición dentro de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China).
Sin embargo, la tercera economía de Asia ha decepcionado recientemente. El ritmo del Producto Interno Bruto (PIB) se redujo a la mitad en apenas dos años y la actividad cayó por debajo de 5% en los cuatro trimestres a septiembre, la racha más larga desde 2005.
A esto se suma que los precios han exhibido una tendencia al alza en los últimos dos años (llegó a 11,2% en noviembre), lo que ha llevado a algunos analistas a hablar de una estanflación.
También es necesario considerar los inmensos déficit en el presupuesto y la cuenta corriente, y la parálisis política que no ha permitido adoptar las reformas necesarias.
Si bien la situación es preocupante, muchos creen que las próximas elecciones, que se celebrarán a más tardar en mayo, podrían ayudar a revertirla.
El candidato reformador
Desde septiembre, el personaje que ha copado los titulares y el espacio televisivo en la nación es Narendra Modi. Este hombre de 63 años ha surgido como la principal carta para sacar al Partido del Congreso del poder después de una década y de devolverle al país su vitalidad económica.
El atractivo del actual ministro jefe del estado de Gujarat y representante del Partido Bharatiya Janata (PBJ), la agrupación hindú nacionalista de oposición, se relaciona enormemente con el éxito económico que ha logrado esa región, cuyo PIB ha registrado un crecimiento cercano a 10% anual desde que asumió en 2001 (la cifra es mayor a la de India como un todo).
Modi se ha mostrado como una figura pro-empresas, orientada a las reformas y entusiasta por el gasto en capital e infraestructura. Su discurso durante la campaña ha girado en torno al crecimiento y el desarrollo y se ha burlado de las autoridades oficialistas por fracasar en entregar prosperidad a los 1.300 millones de ciudadanos.
Sus partidarios afirman que Modi puede exportar el modelo implementado en Gujarat al resto de India, satisfaciendo de esta manera las aspiraciones de los jóvenes (cada año, más de 10 millones de personas entran a la fuerza laboral con pocas esperanzas de encontrar un trabajo formal).
También creen que el ex vendedor de té es capaz de resolver la altísima inflación, los grandes déficit y la falta de reformas estructurales.
Figura que divide
A pesar de las altas expectativas sobre un posible mandato de Modi, existen varios asuntos sobre su persona y la economía que podrían dificultar su tarea.
El líder del BJP tiene una personalidad polarizadora. Hace doce años, los militantes hindúes mataron a cerca de mil musulmanes en Gujarat. Modi y sus socios justificaron los ataques o, en el mejor de los casos, no hicieron nada para detenerlos. Si bien no ha sido encontrado culpable, el candidato casi no ha mostrado remordimiento por lo sucedido.
Sus opositores estiman que si se convierte en primer ministro, alienaría a la minoría musulmana y fomentaría un nuevo conflicto entre los grupos religiosos locales.
También existen dudas sobre si es que podrá ser un líder a nivel nacional, dada su “reputación de autocrático solitario que rara vez delega”, según Financial Times.
En términos económicos, el nuevo primer ministro se verá obligado a aplicar duros recortes en el gasto para evitar una posible rebaja en su calificación, mermando aún más la confianza empresarial.
Lo peor, de acuerdo al periódico británico, es que “las probabilidades son cercanas a cero de que cualquier administrador, incluso uno supuestamente hábil como Modi, sea capaz de presionar por los profundos cambios estructurales” que las firmas indias necesitan”, como modificar los programas de subisidios o las obsoletas reglas del mercado laboral y de la adquisición de tierras.
El columnista de Bloomberg, William Pesek, planteó tres inquietudes sobre “Modinomics”. La primera es que Modi podría resultar ser el Shinzo Abe de India, ya que el jefe de Gujarat no ha aclarado cómo logrará que las otras autoridades acepten las reformas.
“Su argumento –básicamente, ‘¡esperen a ver lo que logro!’– me recuerda Abenomics. Un año después de que el primer ministro Shinzo Abe llegó al poder prometiendo movidas dramáticas para abrir y desregular una economía fosilizada, no ha implementado ninguna”, escribió.
La segunda preocupación es que su partido no es la panacea que los inversionistas creen que es. Si bien el BJP se puede jactar de haber impulsado un rápido crecimiento hace diez años, el grupo fracasó en extender los beneficios a la población.
Por último, la paralización política podría ser peor, ya que las elecciones podrían dejar al parlamento sin una mayoría.

El posible primer ministro indio
Nombre: Narendra Modi
Edad: 63 años
Partido: Bharatiya Janata
Cargo actual: ministro jefe del estado de Gujarat. Durante su administración de trece años, la región ha mantenido un crecimiento anual cercano a 10%, superando la expansión de India como un todo.
Discurso: el candidato opositor se ha mostrado a favor del sector privado, de las reformas económicas y del gasto en capital e infraestructura.