Lord Cochrane, el marino de Chile
Por: | Publicado: Viernes 4 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.
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En la primera etapa de la república fue habitual contar en Chile con soldados y marinos de otras latitudes. El más famoso de todos, en el ámbito naval, fue el británico Lord Thomas Cochrane (1775-1860).
Cuando sólo tenía trece años su padre pensó que debía seguir la carrera militar, que el pequeño trocó por la Armada. Era un hombre alto para su tiempo, de 1 metro 87 centímetros, que tuvo altibajos en la carrera naval, pero que también incursionó en la política británica, donde llegó a ser parlamentario. En el mar enfrentó a españoles y franceses, una de cuyas escuadras puso fuera de combate, alcanzando el reconocimiento público en su patria, pero también discrepancias con otras figuras navales. Pronto puso en tela de juicio el Almirantazgo británico y su carrera llegó a su fin. Más tarde fue acusado de fraude y expulsado del Parlamento en forma ignominiosa (aunque después fue reelegido), además de ser encarcelado. Como corresponde a su vida novelesca, se escapó de la prisión en marzo de 1815: el gran beneficiado de estos embrollos sería Chile, donde Cochrane llegó el 1° de diciembre de 1818. Era el mismo año de la Independencia y del arribo al país de los primeros buques de su incipiente escuadra, que la integraban el buque San Martín, la fragata Lautaro, la corbeta Chacabuco y el bergantín Araucano. Hubo tantas fiestas en su honor, que el británico debió recordar a sus anfitriones que había venido a guerrear y no a bailar. Así lo demostraría en la Expedición Libertadora del Perú y también en la campaña de Valdivia. Con el vecino país demostró ser imprescindible, al punto que San Martín como señala López Urrutia en la biografía del marino llegó a decir: Cochrane es un niño grande que causará muchas molestias; pero cuyos servicios pueden ser inapreciables. Ambas profecías se mostrarían mezcladas con intrigas, envidias, altanerías, desconfianzas e ingratitudes, como recordaría Bernardo OHiggins en sus cartas.
Todo esto llevó a que Cochrane decidiera terminar sus días chilenos, con una sentida despedida a comienzos de 1823, que reproducimos:CHILENOS-COMPATRIOTAS MÍOS!El enemigo común de la América ha sucumbido en Chile. Vuestro pabellón tricolor flamea en el Pacífico. Algunas conmociones agitan al interior de Chile.
Chilenos: habéis expelido de vuestro país al enemigo de nuestra independencia, no manchéis el hecho glorioso con fomentar la discordia, y producir una anarquía, que es el mayor de los males. La sagrada causa de vuestra independencia me llamó a Chile ahora cuatro años; os he ayudado para establecerla, la he visto lograda; sólo resta conservarla.
A su regreso a Chile había conocido a Maria Graham, la mujer que narró sus meses en el país, donde comentó: Si alguna vez he conocido el genio, puedo decir que en Lord Cochrane [con quien se la vinculó sentimentalmente] es sobresaliente.
En 1857 el presidente Manuel Montt reconoció con justicia los servicios que Cochrane le había entregado a Chile. El Vicealmirante Tomas Lord Cochrane, ahora conde de Dundonald, queda considerado durante el término de su vida como en activo servicio de la escuadra de la República, con la entera paga de su grado, aunque resida fuera del territorio de Chile.
El marino, que ya tenía más de 80 años, agradeció el reconocimiento, pero hizo ver que podría gozar poco tiempo de esa paga y que con más justicia ella debía realizarse retroactivamente, en beneficio de sus descendientes.
Cuando sólo tenía trece años su padre pensó que debía seguir la carrera militar, que el pequeño trocó por la Armada. Era un hombre alto para su tiempo, de 1 metro 87 centímetros, que tuvo altibajos en la carrera naval, pero que también incursionó en la política británica, donde llegó a ser parlamentario. En el mar enfrentó a españoles y franceses, una de cuyas escuadras puso fuera de combate, alcanzando el reconocimiento público en su patria, pero también discrepancias con otras figuras navales. Pronto puso en tela de juicio el Almirantazgo británico y su carrera llegó a su fin. Más tarde fue acusado de fraude y expulsado del Parlamento en forma ignominiosa (aunque después fue reelegido), además de ser encarcelado. Como corresponde a su vida novelesca, se escapó de la prisión en marzo de 1815: el gran beneficiado de estos embrollos sería Chile, donde Cochrane llegó el 1° de diciembre de 1818. Era el mismo año de la Independencia y del arribo al país de los primeros buques de su incipiente escuadra, que la integraban el buque San Martín, la fragata Lautaro, la corbeta Chacabuco y el bergantín Araucano. Hubo tantas fiestas en su honor, que el británico debió recordar a sus anfitriones que había venido a guerrear y no a bailar. Así lo demostraría en la Expedición Libertadora del Perú y también en la campaña de Valdivia. Con el vecino país demostró ser imprescindible, al punto que San Martín como señala López Urrutia en la biografía del marino llegó a decir: Cochrane es un niño grande que causará muchas molestias; pero cuyos servicios pueden ser inapreciables. Ambas profecías se mostrarían mezcladas con intrigas, envidias, altanerías, desconfianzas e ingratitudes, como recordaría Bernardo OHiggins en sus cartas.
Todo esto llevó a que Cochrane decidiera terminar sus días chilenos, con una sentida despedida a comienzos de 1823, que reproducimos:CHILENOS-COMPATRIOTAS MÍOS!El enemigo común de la América ha sucumbido en Chile. Vuestro pabellón tricolor flamea en el Pacífico. Algunas conmociones agitan al interior de Chile.
Chilenos: habéis expelido de vuestro país al enemigo de nuestra independencia, no manchéis el hecho glorioso con fomentar la discordia, y producir una anarquía, que es el mayor de los males. La sagrada causa de vuestra independencia me llamó a Chile ahora cuatro años; os he ayudado para establecerla, la he visto lograda; sólo resta conservarla.
A su regreso a Chile había conocido a Maria Graham, la mujer que narró sus meses en el país, donde comentó: Si alguna vez he conocido el genio, puedo decir que en Lord Cochrane [con quien se la vinculó sentimentalmente] es sobresaliente.
En 1857 el presidente Manuel Montt reconoció con justicia los servicios que Cochrane le había entregado a Chile. El Vicealmirante Tomas Lord Cochrane, ahora conde de Dundonald, queda considerado durante el término de su vida como en activo servicio de la escuadra de la República, con la entera paga de su grado, aunque resida fuera del territorio de Chile.
El marino, que ya tenía más de 80 años, agradeció el reconocimiento, pero hizo ver que podría gozar poco tiempo de esa paga y que con más justicia ella debía realizarse retroactivamente, en beneficio de sus descendientes.