El cobre alcanzó un máximo histórico en Londres, impulsado por la expectativa de una inminente distensión en las tensiones entre Estados Unidos y China, lo que aportó un nuevo catalizador a un vertiginoso repunte basado en interrupciones en las minas y distorsiones comerciales provocadas por los aranceles.
Los futuros a tres meses subieron a US$ 11.146 por tonelada (US$ 5,06 la libra) en la Bolsa de Metales de Londres (BML), superando el récord anterior establecido en 2024. En lo que va del año, el metal -considerado un insumo industrial clave y un termómetro del crecimiento global- acumula un alza de más de 25% y se encamina a su mejor desempeño desde 2017.
Ha sido un año turbulento para esta materia prima, con problemas en grandes minas de Chile, África e Indonesia que han limitado la oferta mundial, mientras que las políticas arancelarias del presidente estadounidense Donald Trump generaron fuertes distorsiones de precios entre el mercado estadounidense y el referente global fijado en la BML.
Los traders movieron grandes volúmenes de cobre hacia EEUU en anticipo a los aranceles propuestos a principios de año, aprovechando el aumento de precios en la bolsa Comex de Nueva York.
En agosto, Trump finalmente decidió excluir las formas básicas del metal de los aranceles y aplicarlos solo a productos de cobre con valor agregado, aunque dejó abierta la posibilidad de imponerlos a partir de 2027. Eso ha provocado que el cobre siga fluyendo hacia EEUU, agravando la escasez para los compradores en otros mercados.
Con minas de todo el mundo enfrentando dificultades y los inventarios estadounidenses prácticamente inmovilizados, Morgan Stanley prevé que el mercado mundial del cobre sufrirá en 2026 su déficit más severo en más de 20 años.
Las mineras llevan años esforzándose por mantener el ritmo de la demanda, pero en 2025 la industria se ha visto golpeada por incidentes graves en operaciones de Freeport-McMoRan, Ivanhoe Mines y la chilena Codelco, además de problemas operativos en otros grandes yacimientos. A comienzos de esta semana, Anglo American advirtió que la producción de cobre de su mina más importante será menor a lo esperado el próximo año, una señal que ya habían dado Teck Resources y otros productores.
En conjunto, estos contratiempos hacen que la producción mundial de cobre se encamine a su primera contracción anual desde el inicio de la pandemia, según estimaciones de CRU Group.
Inquietud comercial
El año también ha sido mixto en cuanto a la demanda, ya que el optimismo de largo plazo por el mayor uso del cobre en energías renovables, vehículos eléctricos y centros de datos se ve contrarrestado por la ansiedad inmediata que genera la creciente guerra comercial.
Aun así, el consumo en China se ha mantenido sólido, con Beijing comprometido a “aumentar significativamente” la proporción del consumo interno en su economía. Ahora crecen las expectativas de que Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, alcancen pronto un acuerdo para reducir las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo.
Trump tiene previsto reunirse con Xi en una cumbre bilateral durante el encuentro de APEC en Corea del Sur este jueves. Antes de esa cita, el presidente estadounidense expresó su confianza en lograr un acuerdo, diciendo que espera reducir los aranceles impuestos a productos chinos en el marco de la crisis del fentanilo.
“Los precios del cobre están siendo respaldados por un repunte en el apetito por el riesgo, impulsado por el optimismo ante un posible acuerdo comercial entre EEUU y China”, explicó Craig Lang, analista principal de CRU Group. Agregó que el metal también se ha visto favorecido por las preocupaciones sobre la escasez física fuera del mercado estadounidense.
El cobre -al igual que otros commodities cotizados en dólares- también se ha beneficiado de la debilidad del dólar estadounidense, que vuelve más atractivas las materias primas para los compradores internacionales.
Más tarde este miércoles, se espera que la Reserva Federal vuelva a reducir las tasas de interés, lo que podría debilitar aún más al dólar.