Mientras en Estados Unidos ya están disfrutando del verano y las playas, en Wall Street y las principales escuelas de negocios de ese país ya se están preparando para el temporal que se acerca.
Porque pese a que las cifras de solicitudes de empleo siguen a la baja -acercándose al nivel de pleno empleo-, y la política expansiva de la Reserva Federal sigue impulsando el consumo, los expertos señalan que las autoridades están mirando las variables equivocadas por lo que ese país se aproxima, a paso rápido, a una recesión.
De hecho, el economista jefe para norteamerica de BNP Paribas, Paul Mortimer-Lee, afirmó que la razón por la que nadie quiere ver la realidad es que "se están dejando llevar por un sentimiento de complacencia por el fuerte crecimiento del empleo y el consumo sólido. Lo que este punto de vista ha pasado por alto es que la amenaza de recesión proviene del sector empresarial", sostiene en su último reporte para la entidad financiera.
Porque una de las características del ciclo previo a esta caída de la economía se caracteriza por crecimiento económico y el aumento de precios, principalmente de las materias primas, los índices bursátiles y las viviendas, lo cual lleva a mucha gente a endeudarse aprovechando esa bonanza económica Todo eso ya hemos visto que sucedió en los últimos años.
Sin embargo, el gasto de capital se ha mantenido débil en la mayoría de los mercados emergentes y EEUU, donde si bien la inversión en petróleo ha jugado un papel importante, se registra una caída en la rentabilidad de las empresas, mientras las tasas de interés se mantienen bajas para evitar una caída en el consumo.
Cómo leer el mercado
Hay distintas maneras de saber cuál es el sentimiento del mercado. Una de ellas es analizar cuál es el nivel de liquidez de las carteras de las administradoras de fondos (ya que por aversión al riesgo se decide inmovilizar ese capital), y según la última encuesta realizada por BofA Merrill Lynch en ese sector, revela que el nivel de liquidez media que tienen actualmente en sus carteras sigue aumentando: ya está en 5,7%, lo que supone el nivel más elevado desde noviembre de 2001, en pleno estallido de la burbuja tecnológica.
Es más, ni siquiera durante la caída de Lehman Brothers, las hipotecas subprime y la crisis griega la liquidez estuvo en niveles tan elevados.
Por su parte, en la última edición de Moodys Analitics, la clasificadora va directo al grano: "el ciclo de repunte ya se encuentra en su etapa más alta, lo que implica una mayor mesura respecto de la calidad de los créditos corporativos. El pronóstico del ciclo de deuda se inclina más hacia el deterioro, barriendo así con las mejoras en los flujos de caja y gganancias de las empresas".
En este escenario, la entidad dice que hay que poner especial atención en la evolución de la deuda de corporaciones no financieras, ya que existe una necesidad "imperiosa" de rejuvenecer las fuentes de ganancias y del flujo de caja para evitar la caída de los mercados. Y como era de esperar, eso no será tarea fácil, ya que "generar las utilidades a la velocidad que mantendrá a EEUU a una distancia prudente de una recesión, ha sido difícil de alcanzar por el alza en los costos de empleo".
Luego, el reporte consigna que para el año terminado en marzo de 2016, el National Income Product Accounts (NIPA) mostró un crecimiento de 5,1% anual por los costos de empleo corporativo, que ha sido mucho más rápido que la medida comparada de 3% de expansión del valor bruto agregado de las compañías. El mayor crecimiento de los costos de empleo versus las ganancias netas ayudan a explicar porqué las utilidades se contrajeron en 3,1% interanual a marzo de este año".