Cómo crecer. Cómo generar suficientes ingresos públicos para financiar la carrera tecnológica, más servicios sociales, la transición energética, mejorar la infraestructura, etc. La pregunta recorre los pasillos de gobiernos alrededor del mundo en un momento en el que los paradigmas económicos y políticos están siendo cuestionados, especialmente desde aquellos países que fueron sus modelos.
Las respuestas no son fáciles. Reunidos por la London School of Economics, más de 50 economistas y expertos de diversas ramas ofrecen una respuesta. Tim Besley, Irene Bucelli y Andrés Velasco, como editores, suman también sus propuestas para los principios que deben guiar las políticas económicas para la prosperidad. “The London Consensus” busca llenar el vacío tras el desplazamiento del Consenso de Washington que, impulsado desde el FMI, el Banco Mundial y EEUU, forjó durante los 90 reformas neoliberales alrededor del mundo.
El libro con las propuestas fue publicado este 16 de octubre y tendrá lanzamientos especiales en una decena de ciudades en EEUU, Europa, Asia y Latinoamérica.
De forma oportuna, entre los autores destaca Philippe Aghion, uno de los tres galardonados con el Premio Nobel de Economía este año. En el capítulo inaugural junto a John Van Reenen, Aghion plantea una de las ideas eje del “London Consensus”, que el capitalismo, con las políticas adecuadas, puede ser innovador e inclusivo. Para ello, la clave está en la relación virtuosa entre el mercado, el Estado y la sociedad civil. Pero en esta nueva relación cada actor tiene misiones “aumentadas”. Las empresas deben estar dispuestas a tomar riesgos e innovar, el Estado no solo a crear un marco regulador sino también actuar como inversionista y asegurador, y la sociedad civil debe movilizarse para asegurar la eficiencia entre los otros dos actores.
Como Besley y Velasco afirman en la introducción, el “London Consensus” no busca responder o cuestionar los lineamientos de su predecesor de Washington, sino tomar lo que funcionó de éste -la estabilidad macroeconómica, la apertura comercial, la inversión en salud, educación e infraestructura- pero amplía su objetivo desde el crecimiento del PIB a la búsqueda del bienestar.
El verdadero giro, sin embargo, es institucional: de “menos Estado” a un Estado con múltiples funciones, y por lo tanto presionado a aumentar sus capacidades.
Se toman las lecciones del legado neoliberal y se hace una actualización pragmática: apertura comercial sí, pero con protección frente a shocks y mejor distribución; disciplina fiscal, pero con reglas creíbles y flexibles; mercado sí, pero con competencia efectiva y corrección de externalidades.
Los economistas detrás del “London Consensus” no plantean que éste sea un manual por seguir al pie de la letra, sino un marco guía, para que cada país al momento de discutir políticas públicas se pregunte: ¿Vamos en la dirección correcta?