El 11 de noviembre, el Grupo Patio -hoy con las hermanas Gabriela y Paola Luksic, Guillermo Harding y Eduardo Elberg como principales accionistas- elevó su participación a un 51% en Estructuras Marfil, una firma dedicada a la venta y arriendo de galpones y bodegas modulares.
El 49% restante quedó en manos del grupo MyA, de Gonzalo Martino (hijo) y Cristóbal Alonso, junto al hermano de este último y fundador y gerente general de Marfil, Nicolás Alonso. La carrera de este ejecutivo partió muy lejos de los negocios. Estudió teatro y actuó en teleseries y otras producciones televisivas, pero hace poco más de una década dio un vuelco y decidió emprender.
Junto a MyA, comenzaron a arrendar carpas estructurales para ferias y de a poco han ido creciendo hasta llegar a comercializar los 300 mil metros cuadrados (m2) de bodegas modulares con que cuentan hoy.
La apuesta de Patio “nos da la vitrina de poder contar con su equipo y las espaldas para poder crecer a los montos que comentaba (UF 300 mil), que son bastante inéditos en esta industria”, dice Alonso.
“La gracia es que cuando una empresa tiene una necesidad de almacenamiento o de crecer y tiene la superficie en su planta, nosotros implementamos estas bodegas modulares que tienen muchos beneficios versus construir (...) Montamos prácticamente 500 m2 por día, versus un galpón que se puede demorar meses”, argumenta Alonso. “Pueden crecer o achicarse a medida que lo necesita el cliente”.
Por distintos motivos, cuenta Alonso, la pandemia fue un punto de inflexión para Marfil. Poco antes, habían entrado a la propiedad Patio y un fondo de LarrainVial (el que ahora salió para que el grupo Patio elevara su participación) y, con muchas empresas con sobrestock, la necesidad de almacenamiento se disparó.
Así, la empresa se internacionalizó. Abrieron Perú, Colombia y, más adelante, México. “En Perú hicimos muchos hospitales, mandábamos estas estructuras que eran para bodega (...) fueron 2 mil o 3 mil camas adicionales que estaban albergadas. Montábamos los espacios en estadios de fútbol, en zonas rurales, y ahí se atendió a mucha gente”, recuerda.
Metas ambiciosas
En 2020, pasaron de tener 47.000 m2 a superar los 100.000 m2. “Tenemos una curva de crecimiento muy importante y los planes son acercarnos lo más que podamos al millón de m2 a 2030”, se ilusiona Alonso.
Esa ambiciosa proyección se sustenta, además de la apuesta de Patio, en una hoja de ruta que rayaron como empresa. El próximo año, revela Alonso, van a invertir UF 300 mil (unos US$ 12,8 millones) para aseguir creciendo en Chile, pero sobre todo en México, donde decidieron poner foco ahora. Además del tamaño del mercado, Alonso señala que en ese país hay mucha demanda por bodegas por firmas que se instalan a producir allí para hacer los envíos a EEUU, lo que se conoce como nearshoring.
Asimismo, lanzaron una filial de pisos modulares industriales -que reemplazan el radier- llamada Onblock y, en paralelo, ya adjudicaron sus primeros proyectos de construcción modular en acero, ya que hoy trabajan con estructuras de aluminio.
Todo esto, celebra Alonso, con el impulso que les entrega Patio. “A nosotros nos da la vitrina de poder contar con su equipo y las espaldas para poder crecer a los montos que comentaba, que son bastante inéditos en esta industria”, sostiene.
En el directorio de Marfil quedaron tres ejecutivos de Patio: el gerente general, Jaime Munita; el legal, Fernando Moyano; y el de inversiones, Gregorio Sepúlveda. La mesa la completan los socios de MyA, Cristóbal Alonso y Gonzalo Martino.