El precio del cobre alcanza los US$ 10.000 por tonelada en Londres y se acerca a su nivel más alto este año, esto porque los brokers intentan conseguir suministros que son escasos. Las existencias de cobre en la red global de almacenes de la Bolsa de Metales de Londres (LME) cayó a su nivel más bajo desde 2023.
Es el impacto del traslado de metal a EEUU durante meses, en previsión de posibles aranceles.
La situación ha afectado a las casas comerciales y fundiciones que cubren su exposición al metal, haciendo subir los precios y obligando a la LME a intervenir en el mercado el mes pasado introduciendo normas para los operadores con grandes posiciones, según Financial Times.
Grandes volúmenes de cobre han salido de Europa y Asia hacia Estados Unidos ante la posible imposición de aranceles de importación por parte de la administración Trump sobre este metal, ampliamente utilizado en sectores como la energía, la tecnología y el transporte.
Con el ajuste del mercado, la LME cambió sus reglas el mes pasado, imponiendo requisitos de préstamo a los operadores con posiciones muy grandes, para abordar la volatilidad creada por algunos compradores que buscan asegurar grandes volúmenes rápidamente cuando las existencias se están agotando.
El frenesí de compras ha provocado que la dinámica típica del mercado de futuros del cobre, donde los precios suelen ser más altos que los precios al contado, se haya visto alterada en una reversión conocida como backwardation. Esto ha supuesto que el precio al contado superara, la semana pasada, en casi US$ 400 la tonelada al plazo de tres meses, la mayor diferencia de este tipo desde 2021.
En condiciones normales de mercado, cuanto más lejano sea el plazo de un contrato, mayor será su precio. Esto permite a fundiciones, comercializadores y otros que buscan cubrir sus pasivos renovar los contratos sin perder dinero, comprando un contrato a corto plazo y vendiendo uno más lejano a un precio más alto.
El backwardation ahora plantea un riesgo para los vendedores de cobre: los contratos que vencen deben liquidarse ya sea entregando el metal físico (que fuera de EEUU escasea) o renovando sus posiciones con pérdidas. Esto amenaza con crear un llamado short squeeze (competencia de posiciones cortas) donde las empresas con la obligación de entregar el metal compiten para cubrir sus posiciones, lo que obligaría a subir más los precios.