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Tendencias

Chile envejece: en 40 años se triplicará la población mayor

En Francia, el mismo proceso tomó casi 160 años.

Por: Jimena Catrón y Paula Vargas

Publicado: Martes 13 de diciembre de 2016 a las 04:00 hrs.

Si hay un tema de preocupación o, al menos, de gran interés mundial, ése es el envejecimiento de la población. Y es que en las últimas décadas, el aumento exponencial de las personas con más de 60 años ha generado impactos en múltiples ámbitos, siendo la salud, la economía y desde luego, el mercado laboral, los más desafiantes.

Chile no está ajeno a esta tendencia. De hecho, es uno de los países del planeta donde la población adulta mayor ha crecido con mucho más vigor.

Según cifras proporcionadas por la oficina de Censo de EEUU, el número de habitantes en el país con más de 65 años se triplicará en sólo cuatro décadas, un proceso que en Francia, por ejemplo, tomó 157 años, y en Suecia 125 años. Así es como Chile ha adoptado un ritmo similar al de Brasil, Túnez o Japón. Sólo como dato: mientras en el año 2000 la cantidad de personas con esa edad en el territorio nacional era de 1,6 millones, a 2020 totalizará unas 3,2 millones.

La situación es bastante similar en el contexto internacional. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima, por ejemplo, que al año 2050 la proporción de habitantes del orbe mayor de 60 años se duplicará, pasando desde 605 millones a más de 2.000 millones en tan sólo ¡medio siglo!

Las razones son conocidas: el aumento explosivo en la esperanza de vida y la disminución progresiva de las tasas de natalidad, el cóctel perfecto de la longevidad humana. Al desmenuzar las cifras, el escenario se vuelve cada vez más complejo.

La OMS anticipa que, también a mediados de siglo, habrá más personas octogenarias y nonagenarias que nunca antes (395 millones), "un acontecimiento sin precedentes en la historia, donde la mayoría de las personas en edad madura, e incluso mayores, tendrán padres vivos, como ya ocurre en nuestros días. Ello significa que una cantidad mayor de los niños conocerán a sus abuelos e incluso bisabuelos, en especial sus bisabuelas", destaca la organización.

Precisamente, el segmento de más rápido crecimiento de la población de adultos mayores es el de las personas de 80 años o más. Su número está en torno a los 80 millones, y, en la actualidad, la cantidad de mujeres con esa edad supera a la de los varones, brecha que aumenta en edades más avanzadas (se estima que hay ochenta hombres por cada 100 mujeres de más de 60 años, proporción que disminuye a 53 personas de sexo masculino por cada 100 mujeres de más de 80 años).

Salud y calidad de vida

El centro de Geriatría y Gerontología de la Universidad Católica ha realizado profundos análisis acerca del envejecimiento de la población en el país. En el informe denominado Envejecimiento Saludable, del doctor Pedro Paulo Marín, se refiere al mayor reto que debe enfrentar la región latinoamericana en ese sentido.

"Nuestro continente va a ser el que más rápidamente va a envejecer en los próximos años, pero mientras países como Canadá y Estados Unidos primero se enriquecieron, y luego envejecieron, en América Latina esto no va a suceder así. Nos envejecemos aún siendo pobres, lo que trae un desafío único a la región", señala el documento.

Este profundo cambio demográfico tiene de cabeza a muchos gobiernos, impulsando políticas públicas con un enfoque global, reconociendo a los adultos mayores como personas activas y valiosas en el proceso de desarrollo, en contrapunto de la dependencia que tradicionalmente se le atribuye a este segmento etario. Las agencias internacionales también están enfocadas en promocionar el envejecimiento saludable a través de la prevención y control de enfermedades crónicas no hereditarias, como es el caso de las cardiopatías, arteriosclerosis, diabetes, obesidad, hipertensión arterial y salud mental, principalmente.

Es que la salud constituye el aspecto más relevante de la calidad de vida a medida que las personas avanzan en años y, según el Centro de Geriatría y Gerontología de la UC, conviene mantener la independencia y vivir en un entorno social estable. "Si descubrimos maneras de prolongar y mantener nuestra vitalidad física e intelectual por un período tan largo como sea posible, podremos seguir aportando a nuestras familias y a la comunidad", puntualiza el informe.

Nos preguntamos si el país está preparado para este desafío. La respuesta es sí y no. Si nos comparamos con el resto de los países de la región, probablemente sí, pero frente a naciones desarrolladas, estamos muy lejos de considerar el envejecimiento de la población, como una obligación tanto para el Estado como para las empresas y la sociedad en su conjunto.

La mayor deuda

A los Juegos Olímpicos sólo llegan los mejores deportistas de alto rendimiento del mundo. Sinónimos de juventud, fuerza y agilidad representan a lo más selecto de la elite deportiva global.

¿Y esto qué tiene que ver con la realidad que viven los adultos mayores? El hecho de que, entre los miles de participantes que han asistido a la cita olímpica destacan el sueco Óscar Shawn y la neozelandesa Julie Brougham. En el caso del primero, quien es considerado un ídolo en la disciplina de tiro al blanco, y la segunda, una eximia amazona, comparten una característica poco habitual, pertenecen al segmento de la población de la tercera edad. Él, que participó por última vez en los juegos de 1920 con 72 años, y ella, quien en la cita de Brasil 2016, deslumbró a sus 62 años.

Pero más allá de la anécdota, lo cierto es que el aumento que se ha registrado en las últimas décadas en las expectativas de vida ha traído aparejado una mejora en las condiciones en las que se llega a una etapa de edad más avanzada. De ahí que los sistemas de pensión, tanto públicos como privados, se han convertido en un objetivo crucial en la discusión de políticas públicas, cuyo desafío principal involucra reducir los niveles de pobreza dentro de la llamada tercera edad, junto con lograr una alta cobertura, de manera eficiente, sostenible y segura.

En este contexto, Chile concentra gran parte de la atención, ya que siendo el país pionero en implementar el esquema de capitalización individual –en 1981-, su creciente envejecimiento demográfico y beneficios que no cumplen las expectativas de los pensionados, aumentan la urgencia de reformar el sistema sin convertirse en una carga insostenible sobre las finanzas públicas.

Los aportes de la capitalización individual a la economía del país son indudables. Chile pasó de ser uno de los países más pobres de América Latina, a percibir los beneficios que vienen con el ahorro: inversión, empleo y crecimiento; todo, con un aporte obligatorio de apenas el 10% del sueldo bruto. Así, los fondos de pensiones explican actualmente cerca del 70% del PIB, con unos US$ 170 mil millones.

El problema es que la mayoría no está ahorrando lo suficiente, lo que se comprueba al observar que la jubilación promedio apenas supera los $ 191 mil, en circunstancias de que el sueldo mínimo es de $ 276 mil. Las razones abarcan desde las llamadas lagunas previsionales hasta la informalidad del empleo, donde las mujeres son las más afectadas.

En algunos países de América Latina y el Caribe, las tasas brutas de reemplazo para las mujeres son inferiores a las de los hombres, debido a un menor número de años de cotización. En Chile, la tasa bruta de reemplazo de pensiones para las mujeres es de entre 10 a 13 puntos porcentuales menos que en los hombres. Otros países como Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Honduras, Panamá y Venezuela también registran tasas similares para las mujeres, aunque las brechas de género son más estrechas que en nuestro país (OCDE, BID y Banco Mundial, 2014).

Gastar más para ser saludable (pero más pobre)

El fenómeno del envejecimiento de la población también pone presión a los sistemas de salud, la demanda de servicios de cuidado especializado y el desarrollo de tecnologías preventivas de patologías asociadas a la vejez. Esto, mientras la pobreza en el rango etario que supera los 60 años es relativamente similar a los niveles de pobreza de la población en general, según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU.

Sin embargo, la entidad señala que en aquellos países donde los sistemas de pensión no son los adecuados -varios de ellos de la África Subsahariana-, los índices de pobreza en este segmento superan a los de personas jóvenes. "Por el contrario, en las naciones con esquemas adecuados y de amplia cobertura, entre ellas varias en América Latina y en Europa, las tasas de pobreza de las personas mayores son esencialmente iguales o inferiores que los de la población general" (Informe "Envejecimiento de la población mundial", 2015).

Lo anterior es positivo considerando que Chile está dentro de este último grupo, aunque no es menos cierto que nadie quiere llegar -en ninguna etapa de la vida-, a niveles siquiera cercanos a la pobreza. Por ello, es importante considerar que el nivel de gasto de un adulto mayor sano supera, en la mayoría de las ocasiones, el de una persona joven sana. Visitas más seguidas al doctor, medicamentos y necesidades alimentarias distintas, junto al aporte que probablemente hagan a otros miembros de su familia, hacen que muchas veces la pensión no alcance a cubrir sus gastos.

Mejorar, pero qué

El sistema de pensiones chileno está constituido por los llamados tres pilares: Pilar Contributivo Obligatorio (basado en la capitalización individual y financiado a través del ahorro individual obligatorio de cada trabajador), Pilar Contributivo Voluntario (permite que el cotizante complemente los fondos previsionales a fin de mejorar el monto de la pensión final) y el Pilar Solidario (financiado por el Estado y dirigido al 60% más pobre de la población).

Es justamente en este último donde recae la tentación más fuerte por parte de los gobiernos para comenzar las reformas, aumentando el aporte fiscal a este ítem. Promesa habitual en períodos de campañas políticas, donde la situación es considerada no sostenible en el largo plazo, debido a que nuestra economía no ha logrado salir de su condición de monoproductora de cobre, y en menor medida de otras materias primas altamente sensibles a los ciclos económicos y a shocks externos.

Por eso es que, con el objeto de lograr una adecuada asignación de recursos, los gobiernos deben tener especial cuidado de focalizar los incentivos en la población que los necesitan. "Los incentivos de inscripción y contribución otorgados por el gobierno deberían ir en beneficio de los pobres, y los incentivos no deben ser regresivos. La mayoría de los sistemas de pensiones ofrecen algún tipo de tope en el monto de las contribuciones que están exentas de impuestos. Sin embargo, el alivio en la carga tributaria no beneficia a las personas que ganan demasiado poco para pagar impuestos. En el Reino Unido y otros países, estas personas pueden recibir un crédito fiscal".

"Otra opción es utilizar pagos coincidentes. Por ejemplo, el gobierno podría pagar US$ 1 por cada US$ 4 aportado por el trabajador. Mientras la evidencia sobre el éxito del emparejamiento es mixto, existen ejemplos positivos, como el de Turquía. En 2013, al implementar este cambio, se agregó cerca de un millón de nuevos miembros al sistema individual de pensiones voluntarias, y aumentó con ello en un 20% la cobertura"(Expandiendo la cobertura de un sistema privado de pensiones de calidad, Banco Mundial).

Por otro lado, existe consenso en el mundo político de que es necesario elevar la edad de jubilación, que es de 65 años para hombres y 60 para mujeres. Sin embargo, también existe consenso en que es una de las medidas más resistidas a implementar. No obstante, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, ha recomendado en distintas publicaciones subir la edad para pensionarse, junto con aumentar la tasa de contribución.

La edad promedio de los hombres de la OCDE que se jubilaron en 2014 era de 64 años, mientras que en Chile era de 65. Si consideramos a alguien de 20 años que ingresó al mercado en 2014, en Chile se mantendrá en 65 años, pero dada la legislación que se ha aprobado, la edad promedio de la OCDE será de 65,5 años, por lo que habrá un alza de 1,5 años. Por lo tanto, la edad promedio de jubilación de los hombres en Chile estará levemente por debajo del promedio.

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