Innovación y Startups
DF Lab Opinión / Cuando liderar no basta
"No basta con formar talento si no se traduce en patentes, cocreacion industrial, startups o transferencia tecnológica".
Por: Por Varinka Farren, directora ejecutiva de Hub APTA
Publicado: Lunes 10 de noviembre de 2025 a las 04:17 hrs.
Varinka Farren, directora ejecutiva de Hub APTA
Chile recuperó hace unas semanas el primer lugar regional en innovación según el Global Innovation Index 2025 de la OMPI (Organización Mundial de Propiedad Intelectual). ¿Qué impacto tuvo? Más allá de ser una excelente noticia, es una peligrosa invitación a la autocomplacencia. Porque aunque el ranking nos ubicó en la cima latinoamericana y mostró inputs brillantes en ingreso a educación superior, luego no se concretan mayores resultados. En otras palabras, un liderazgo que debe transformarse en innovación efectiva.
No basta con formar talento si no se traduce en patentes, cocreacion industrial, startups o transferencia tecnológica. No basta con tener buenos instrumentos si carecemos de reglas estables que conviertan capacidades en innovación. El “conformismo regional” es el peor enemigo: Brasil y México avanzan con fuerza, y Chile tiene la oportunidad de acelerar el paso y consolidar un liderazgo real en la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos). Diversos expertos coinciden: no se trata de mantener posiciones, sino de provocar un cambio estructural que transforme nuestras capacidades científicas y tecnológicas en crecimiento sostenible y competitivo.
El GII refleja lo que ya sabemos: Chile invierte bien en educación y genera infraestructura, pero es ineficiente en convertir esa base en innovación concreta. Persisten el bajo financiamiento a startups, escasa inversión privada en I+D (investigación y desarrollo) y una débil relación universidad-industria. No hay sorpresas, pero sí una urgencia que ya no admite diagnósticos, sino acción.
¿Qué hacer? Primero, avanzar hacia una innovación ecosistémica, basada en colaboración real entre universidad, industria y Estado. La universidad no puede innovar sola, la industria no puede escalar sola y el Estado no puede sostener indefinidamente el sistema. Se necesitan reglas claras y políticas estables para asumir riesgos e invertir a largo plazo.
Segundo, debemos fortalecer la inversión privada en I+D. Chile ya cuenta con un crédito tributario, pero su uso exige mejoras. Brasil, en cambio, ha apostado en grande: con políticas como Nova Indústria y regímenes como Redata, combina exenciones fiscales con reinversión obligatoria en innovación, movilizando miles de millones. Chile no parte de cero, pero necesita escalar su ambición: simplificar su incentivo fiscal, fomentar alianzas público-privadas y transformar cada peso en impacto real.
Tercero, la transferencia tecnológica no puede seguir siendo el eslabón débil. Tenemos talento y proyectos que se estancan en los laboratorios por falta de financiamiento, gestión o conexión con el mercado. Una Ley de Transferencia Tecnológica robusta y con visión de futuro puede ser clave para crear spin-offs, startups y empresas que transformen la matriz productiva.
Chile tiene las bases; lo que faltan son los resultados. Hemos vuelto al primer lugar regional, pero ¿y ahora qué? Es momento de pasar del diagnóstico a la acción. Los Nobel de Economía 2025, Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt lo recuerdan con claridad: sin innovación, no hay desarrollo sostenido. Si queremos un futuro distinto, necesitamos políticas audaces, colaboración real y la convicción de que la ciencia y el conocimiento son nuestra mejor apuesta de país.