A prepararse para una era de shocks petroleros

Los precios del petróleo están altos. Barack Obama tiene la culpa...

Por: | Publicado: Miércoles 28 de marzo de 2012 a las 05:00 hrs.
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Los precios del petróleo están altos. Barack Obama tiene la culpa. Perforar en EEUU es la solución. Este es el mantra de los opositores del presidente. Todos los presidentes tienden a ser culpados por los altos precios del crudo. Pero con el precio de la gasolina acercándose a 
US$ 4 por galón, Obama está cargando las culpas por barril.

Esta podría ser una buena estrategia, pero es absurdo. El petróleo, a diferencia del gas natural, es un commodity transado globalmente, cuyo precio se fija en los mercados globales. En 2010, EEUU produjo 7,8 millones de barriles diarios, 9% del abastecimiento mundial. A diferencia de Arabia Saudita, a EEUU le falta capacidad excedente: no tiene poder para influir sobre el precio. Respondiendo a sus críticos, Obama dijo: “Estamos perforando más. Estamos produciendo más. Pero el hecho es que producir más petróleo en su país no es suficiente para hacer bajar los precios del gas de la noche a la mañana”. Sus comentarios son correctos, excepto por la última palabra. Producir más petróleo tendría casi ningún efecto en los precios del crudo.

Más todavía, si hay una causa específica para el alza en los precios del petróleo, es el endurecimiento de las sanciones sobre Irán, lo que respaldan los republicanos. Si se toma una acción militar, como muchos desean, el impacto sobre los precios del petróleo y la economía global sería mucho mayor.

En el largo plazo, una gran reducción de la demanda estadounidense, que sigue siendo 20% del total mundial, podría hacer una diferencia notable en los precios. Es más, el despilfarro relativo de la utilización de petróleo de EEUU, comparado con otros países de altos ingresos, haría que esa reducción fuera fácil de lograrse. La mejor manera para hacer que suceda sería subir los precios, a través de un gravamen más alto. Pero esa política es considerada anti estadounidense. Es una política apta sólo para europeos débiles.

Pero, pese a la absurda politiquería, debiéramos estar preocupados sobre el impacto económico de los altos precios del crudo: un alza de US$ 10 en el precio del petróleo traspasaría US$ 320.000 millones anuales desde los consumidores que más gastan a los productores que menos gastan, dentro y entre países. El avance de 15% desde diciembre de 2011 traspasaría casi US$ 500.000 millones. El verdadero precio del petróleo también está muy alto, por estándares históricos. Futuras alzas llevarían al mundo a un territorio desconocido.

En resumen, los precios más altos del petróleo son una amenaza. Entonces, ¿qué sucederá?
En un artículo reciente, Goldman Sachs discute que un alza de 10% en los precios del petróleo tiende a disminuir el PIB de EEUU en 0,2 punto porcentual después de un año, y 0,4 punto porcentual, después de dos. En la Unión Europea (UE) el impacto es menor: una reducción de 0,2 punto porcentual el primer año, pero ninguna reducción después.

Dado que el actual alza ha sido 15% desde diciembre, el impacto sobre el PIB de EEUU y la UE sería una reducción de 0,3 punto porcentual en el primer año; notable, pero no calamitoso. Tal alza de precios debería reducir los ingresos de hogares estadounidenses en 0,5%. Más aún, cruzar el umbral de US$ 4 por galón podría ser importante cuando la confianza es frágil, como ahora.

Goldman también sugiere los factores que determinarían el tamaño de cualquier impacto adverso.

El primero es que si acaso el alza en los precios es causada por demanda o un impacto a la oferta, con este último escenario siendo el más perjudicial. La respuesta, se sugiere, es que la demanda es ahora la principal causa de los precios más altos, aunque el endurecimiento de las sanciones a Irán sería más importante. La Agencia Internacional de Energía (AIE), en su último reporte mensual, incluso califica esta visión. Está de acuerdo con que “podría no haber ninguna interrupción física a la cadena abastecimiento en el presente, proveniente de ‘conflicto’ iraní. Pero actualmente hay déficit de países no OPEP que totalizan cerca de 750 mil barriles diarios”.

El segundo factor es cuánta capacidad disponible existe. La respuesta: no mucha. Los inventarios en mercados de petróleo de altos ingresos son bajos. La producción de Arabia Saudita ahora está en máximos de 30 años, lo que sugiere una capacidad disponible limitada. Además, el crecimiento de la oferta mundial de crudo ha sido persistentemente lento, de poco más de 1% anual en la última década, pese a los precios generalmente altos. Así, la capacidad está estructuralmente ajustada. Eso explica el nivel y la volatilidad de precios en la última década. Con el crecimiento económico global en 4% anual, la oferta de petróleo creciendo a 1% y la falta de alternativas simples para el crudo como combustible para transporte, el abastecimiento probablemente estará más ajustado.

Un tercer factor es lo que está ocurriendo en otros mercados de commodities. Aquí hay buenas noticias: los precios del gas natural han caído, mientras que los precios agrícolas no han sido un gran problema este año. Esto debiera limitar el impacto inflacionario.

Una consideración final es la respuesta monetaria. Aquí hay novedades favorables. Es probable que los bancos centrales ignoren los movimientos en los precios de los commodities, particularmente aquellos cuyo impacto es contractivo, dado que no ven que se traspase a los salarios. Están en lo correcto.

Con todo, Goldman concluye que el incremento de los precios es un “freno”, no un “pare” al crecimiento. Pero Fatih Birol, economista jefe de la IEA, advierte en contra de demasiado complacencia. Destaca que las importaciones netas de petróleo de la UE costarán 2,8% del PIB a precios presentes contra un promedio de 1,7% entre 2000 y 2010. Dada la fragilidad de su economía, los peligros son evidentes.

Por otro lado, en este nervioso mercado del crudo, futuras alzas en los precios son posibles. Una guerra con Irán podría ser la posibilidad más temida. Pero el peligro siempre está presente, dadas las inestabilidades políticas en los lugares donde se produce el petróleo. Más aún, el mundo va a seguir atrapado en esta zona de peligro, dada la creciente demanda por petróleo en los países emergentes en rápida expansión. La IEA sugiere que las ventas de vehículos livianos privados en China llegarán a 50 millones al año para 2035, incluso bajo un escenario de eficiencia energética. Las implicancias de este crecimiento son obvias.

El mundo será vulnerable a los altos precios del petróleo e impactos repetidos mientras el suministro siga estancado, la demanda voyante y la agitación social factible, o sea, mientras todo siga como ahora. Para EEUU la mejor respuesta sería reducir la intensidad-petrolera de su economía, para reducir la vulnerabilidad a estos impactos. Mayores precios deberían ayudar a conseguir esto. Pero ¿por qué dejar que todos eso ingresos se vayan a los extranjeros? Tiene mucho más sentido gravar las importaciones y quedarse con algo de eso.

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