Caballos for export

Poco se conoce este otro negocio que hay detrás de la hípica y donde los brokers llevan ejemplares a distintos lugares del mundo. Éstas son algunas historias de esta exportación no tradicional chilena.

Por: | Publicado: Viernes 24 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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Por Daniela Paleo



Como estrellas de cine. Así viajan los caballos de carrera que se exportan desde Chile a países como Estados Unidos, Dubai, y últimamente, Australia. Igual que cualquier otro pasajero, tres horas antes del vuelo llegan los ejemplares a la pista de despegue para abordar una cabina acolchada con agua, pasto y un veterinario a su disposición.

Los hermanos Fernando e Ignacio Díaz de Valdés conocen bien la historia. Llevan más de 20 años en el negocio de la exportación de caballos de carrera y guardan historias de venta bastante peculiares.

Estos “brokers” -como se hacen llamar en Chile, “bloodstock agent” en el resto del mundo-, han vendido algunos de los mejores caballos chilenos a importantes personalidades del mundo, sobre todo en Arabia Saudita, a precios que bordean los US$ 300.000, pero de vez en cuando alcanzan también el millón de dólares, cuando se trata de caballos excepcionalmente buenos.

El príncipe sultán Al Kabeer, de Arabia Saudita, y el Sheikh Mohammed al Maktoum, monarca de Dubai y primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos, forman parte de la larga lista de clientes de los Díaz de Valdés, a quienes han vendido caballos de carrera conocidos en el mundo de la hípica, como es el caso de Total Impact, sociedad del Príncipe Al Kabeer con Liliana Solari, y Cocoa Beach, que ha corrido con los colores de la princesa Haya de Jordania.

En Chile, los Solari son una de las familias más tradicionales en el mundo hípico. Las hermanas Liliana, María Luisa y Teresa son conocidas por sus exitosos corrales, donde preparadores como Patricio Baeza y su hijo Juan Pablo sacan a relucir los mejores dotes de los potros y yeguas.

Con el tiempo, el negocio se ha ido ampliando de a poco, hasta llegar a lo que es actualmente: una verdadera profesión.



El camino de una venta


Ver todas las carreras, sobre todo, las de premios importantes. La vida laboral de un broker se desarrolla entre criaderos, corrales y distintas pistas de carrera. “El denominador común siempre han sido los caballos. Si uno no está en las carreras, está en un buen evento hípico, en un partido de Polo, viendo algo de equitación, o en un rodeo”, dice Ignacio Díaz de Valdés.

Siempre pendientes de las nuevas generaciones de potrillos y potrancas que entran a correr, Fernando e Ignacio se han hecho de una gruesa cartera de clientes en el extranjero, Fernando gestionando las ventas desde Estados Unidos , en la oficina de la sociedad, e Ignacio observando la materia prima en Chile.

Los hermanos Díaz de Valdés son los actores más antiguos en el rubro, siguiendo los pasos de Fernando Fantini, hombre pionero en la industria de la exportación de caballos que abrió importantes mercados en Oriente en la década del 80’, desarrollando su labor y expandiendo el negocio.

Nelson Sepúlveda es otro broker chileno, pero que lleva menos tiempo en el negocio, cerca de seis años. Para este ingeniero comercial de 35 años, la hípica en Chile tiene potencial, pero aún está lejos de ser un líder en la exportación de ejemplares. Latinoamérica es un mercado competitivo en la producción de caballos de carrera. A pesar de que Estados Unidos y Australia se llevan los primeros lugares, Chile siempre ha estado dentro del top ten, junto a Argentina y Brasil. “Tenemos muchas ventajas comparativas de las que se puede sacar provecho: suelo, clima, genética, condiciones sanitarias y resistencia”, explica Nelson.

Según este experto, muchos gobiernos han incentivado la industria de sus países y se han especializado: Australia es el mejor productor de velocistas, siendo el principal proveedor de caballos en Asia con Nueva Zelanda. En Estados Unidos la industria mueve miles de millones de dólares, al igual que Alemania, que es reconocida como el país más exigente en su política de crianza, con líneas sanguíneas diferentes y de mucho “fondo”.



El primer millón de dólares


Un nuevo integrante tiene, desde marzo del año pasado, la familia de los brokers chilenos. Patricio Vial tiene 28 años, y tiene claro que quiere desarrollar las habilidades que tiene para hacer grandes ventas, como la que hizo en noviembre pasado. Más de US$ 1 millón costó la primera y única yegua que ha vendido -Belle Watling- una venta excepcional en la historia y que le ha significado un comienzo bastante popular. “Hace más o menos dos años me empezó a llamar la atención el mundo de los broker, porque tenía muchos amigos en el medio”, relata Patricio. Viendo que el trabajo era entretenido y que reunía ciertas capacidades, decidió probar suerte en el negocio.

En marzo del año pasado, a través de terceros, se contactó con una broker francesa que vive en California, con la que ha establecido una relación parecida a la de Ignacio con su hermano Fernando en San Francisco. “Mi socia sabe mucho del tema y lleva muchos años en el rubro, vive en California hace 20 años, ya había hecho negocios en Chile y quería retomarlos”.

20 años atrás, la hípica se consideraba más un hobby que otra cosa. Hoy, gracias a la mayor información que fluye entre compradores y vendedores, el trabajo de los brokers se ha convertido en una profesión respetada que podría tener un futuro interesante, de la mano de la nueva generación de los amantes de la hípica.

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