Esta semana, Warren Buffett volvió a los titulares. No por una nueva inversión, sino por la montaña de efectivo que dejará en Berkshire Hathaway: US$ 382 mil millones. Es la mayor cantidad de liquidez que ha tenido la firma en toda su historia. Y no es un dato menor: le quedan menos de dos meses en el cargo de gerente general al mando del holding de inversiones, que tiene apuestas en firmas como GEICO, Coca-Cola, Bank of America y Apple. Su salida marcará el fin de una era para los mercados que, durante décadas, han seguido cada uno de sus movimientos.
Pero no fue lo único que lo puso en la agenda. En paralelo, otro hito encendió las alertas: el llamado Buffett Indicator alcanzó máximos históricos.
Y a pesar de que el nombre suena optimista, en realidad es lo contrario.
Qué es
Partamos por lo básico. El Indicador Buffett hace referencia a la relación capitalización bursátil/PIB. Se trata de un múltiplo de valoración para evaluar cuán caro o barato está el mercado accionario agregado en un momento dado. Lo propuso Warren Buffett en 2001 y lo describió como “probablemente la mejor medida de dónde están las valoraciones en cualquier momento”. En su versión moderna compara la capitalización del índice Wilshire 5000 de EEUU con el PIB estadounidense.
En febrero de 2021 marcó un máximo histórico al superar el 200%, nivel que Buffett advirtió que es “jugar con fuego”. En su ensayo original el empresario fijó umbrales: si la relación cae al rango 70%-80%, comprar acciones “probablemente funcione muy bien”; si se acerca a 200% -como en 1999-2000-, la señal es de precaución.
Hoy, y a pesar de que el contexto no es el mismo, ya superamos ese umbral.
En 2018 fue incluido por Mark Hulbert (analista financiero y columnista del Wall Street Journal) entre los “ocho mejores” predictores de largo plazo. Y un estudio académico de mayo de 2022 concluyó que el Buffett Indicator explica una gran fracción de la variación de retornos a 10 años en la mayoría de los países desarrollados fuera de EEUU: en promedio, 83% (con rangos de 42% a 93%, menor en mercados accionarios más pequeños).
Por qué ahora
La semana pasada el Indicador Buffett volvió a los titulares porque tocó 225%, un nuevo máximo histórico. Esto significa que el valor total del mercado accionario norteamericano equivale a cerca de 2,25 veces su PIB, una lectura que sugiere valoraciones estiradas y retornos futuros potencialmente más moderados. De hecho, la web buffettindicator.net, que sigue la relación capitalización bursátil/PIB, clasifica hoy al mercado accionario estadounidense como “significativamente sobrevalorado”.
Hay matices. Las grandes compañías de EEUU son hoy más globales, lo que eleva su capitalización frente a un PIB estrictamente doméstico. Según Goldman Sachs, cerca de la mitad de los ingresos de las Magnificent 7 proviene del exterior. Por eso, la lectura del indicador no es estrictamente comparable con la de inicios de los 2000, cuando el sesgo era mucho más local.
Además, hay otras razones que minimizan la preocupación. Por ejemplo, los márgenes operativos del S&P 500 están en máximos, lo que hace que las métricas basadas en utilidades se vean menos exigentes.
No tan así
Para Javier Mella, académico de la facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes, los valores actuales, sobre 200%, indican “un mercado sobrevalorado, incluso respecto de los valores observados previo a la burbuja puntocom. Además, si uno mira en conjunto otros ratios financieros de valorización, se encuentran conclusiones similares”.
Sin embargo, agrega, existen matices: “Primero, todos los indicadores tienen alguna limitación, y es por eso que un indicador único no es la mejor respuesta”.
En concreto, para Mella, “el Indicador Buffett tiene algunas limitaciones, como que no considera que una gran proporción de los ingresos generados por estas empresas proviene de fuera de EEUU, cifra que ha aumentado desde décadas pasadas, y donde esto es aún más significativo hoy en las firmas grandes”.
Y finalmente, concluye el experto, este indicador “no considera factores relevantes para el valor de los activos, como variaciones en las tasas de interés -que se espera bajen- ni proyecciones de utilidades”.