En tiempos futbolísticos tan aciagos como los que vivimos, en el sótano de Sudamérica y eliminados tempranamente del próximo mundial -sin ningún jugador haciendo algo relevante en un club europeo que nos permita olvidarnos del desastre colectivo- no queda más que mirar al pasado. Paso las frías tardes invernales bajo una frazada viendo en rotativo las tandas de penales contra Argentina en las Copas América ganadas con la generación dorada hace una década y, incluso yendo más atrás, gozando con Zamorano y Salas haciendo varios goles por partido en un nivel superlativo. Inolvidable la dupla Za-Sa en el 4 a 1 a Ecuador en el debut lluvioso de Nelson Acosta hace casi 30 años o el 3-0 a Brasil en el Nacional en una noche de puros golazos relatados por un vibrante Carcuro. Ay, qué tiempos aquellos los 90, éramos felices y no lo sabíamos.
A propósito de pasado, esta semana terminó de consolidarse una dupla que venía dando que hablar desde hace un tiempo. Por un lado, el despliegue de la candidata Jeannette Jara quien haciendo uso de todos sus talentos comunicacionales trepa por el país buscando calmar las aguas de lo que significa el Partido Comunista. En el primer debate con los otros candidatos cerró con mensaje para el empresariado: “No se preocupen, en mi gobierno no se les va a expropiar nada”. El solo hecho que tenga que aclararlo da para preocuparse, pero esas deben ser paranoias mías.
Mientras Jara hace esfuerzos denodados por entregar un mensaje de un comunismo descafeinado aparece Daniel Jadue desde su cautiverio feliz para recordarnos de que se trata la chichita con la que nos estamos curando. Dos perlas exquisitas nos entregó el exalcalde de Recoleta esta semana: “el pueblo tiene todo el derecho y la razón para pasar por sobre el Estado de Derecho” y que las cárceles son “instrumentos de dominación de clase”. Buena onda, Daniel, todo suave.
Uno puede ver esto desde la perspectiva de un Jadue que busca horadar las posibilidades de Jara de quedar con el liderazgo del partido aún perdiendo en la segunda vuelta presidencial. Lo que claramente iría en detrimento de las aspiraciones futuras del dirigente comunista que hoy controla la estructura partidaria. Esa es una mirada. Hay miradas más millenials donde se hace referencia al machismo consuetudinario del PC que hace que los machos, Jadue, Carmona y otros, simplemente, no se resistan a decirle a la candidata qué y cómo debe actuar. Y ésta sería la razón por la cual dañan su liderazgo sin querer queriendo pauteándola permanentemente. Algo de eso debe haber también.
El problema es que es Jadue más que Jara quien está en sintonía con el congreso ideológico del Partido Comunista de enero de este año. En su informe de resoluciones entre otras gracias reiteran su apoyo a Cuba y su proyecto “transformador” (las comillas son mías), a la Venezuela bolivariana y llaman a organizar eventos y actividades de apoyo a los procesos revolucionarios en América Latina. Todo esto bajo una coqueta cita a Vladimir Lenin de junio de 1919.
En el fondo el error de Jadue es decir la parte silenciosa en voz alta, pero no está diciendo nada distinto a lo que piensa el Partido Comunista. El escollo para Jara no es Jadue, es el partido en que milita desde los 14 años. El tándem Jara-Jadue (la dupla JA-JA) tiene la virtud de entregarnos una visión más pura y honesta de los riesgos que estamos tomando. Y pese al acrónimo, la situación dista de ser para la risa.