Hay que tener fortaleza anímica para sobrevivir al flujo de noticias. Cuando nos recuperábamos del impacto inicial de que la izquierda y centroizquierda hayan elegido con holgura y sonrisas, a una militante del Partido Comunista para que los represente, aparecieron las cifras de desempleo.
El desempleo general sigue en persistente alza y el femenino superó la barrera psicológica -no tiene ningún sentido, pero siempre quise usar ese concepto- de los dos dígitos. ¿De qué servirá un gobierno feminista si las mujeres no pueden llevar pan a la mesa sin depender de nadie? Algún día los y las compañeros y compañeras nos explicarán.
A nadie con conocimientos básicos de economía del trabajo parecieron sorprenderle estas pésimas y preocupantes cifras, después de todo hemos hecho lo imposible para alcanzarlas. La reducción paulatina, pero reducción al fin, a 40 horas de la jornada laboral y la más que significativa alza en términos reales del salario mínimo conforman un cóctel amargo que se están bebiendo los más vulnerables y menos calificados.
Y para qué decir los mayores de 50 años, si uno queda desempleado a esa edad las probabilidades de encontrar un nuevo trabajo son tristemente paupérrimas.
Curiosa paradoja se da cuando uno lee las dos noticias de la semana juntas. Por un lado, buena parte de la popularidad de Jara viene de haber capitalizado como grandes logros las dos medidas que han estresado al máximo al mercado laboral y que hoy lo mantienen en una significativa crisis. Su otra bandera es el acuerdo previsional, el cual repudia públicamente. Nunca las contradicciones en política importaron mucho, ahora, simplemente, no importan nada.
Algunas voces han salido a enrostrarle su fracaso como ministra del Trabajo, ya que bajo su gestión todas las cifras laborales son misérrimas. Uno pensaría que eso pudiese tener alguna importancia, una ministra del Trabajo bajo la cual la gente no encuentra trabajo, pero no es así.
Vayan a intentar explicar que sin aumentos de productividad la disminución de horas trabajadas y la fijación artificial de un salario mínimo alto es perjudicial para los trabajadores y me cuentan cómo les va. No hay por dónde.
Es por esto que ahora la candidata comunista -divertido es que esto sea considerado despectivo por los comunistas- promueve un ingreso vital (¿qué será eso?) de 750 mil pesos. Golpe avisa.
La derecha vio la ocasión de golpear a Jara con las cifras de desempleo, pero todo muy abstracto comparado con la candidata de la once con tecito y marraqueta. Y seamos francos, la hipocresía es total. El proyecto de las 40 horas se aprobó por unanimidad en el Senado y por mayoría abrumadora en la Cámara, y para qué decir los aumentos de salario mínimo, históricamente nadie se atreve a salirse de la fila.
La derecha llora y apunta con el dedo, pero cuando había que levantar la voz para defender el empleo de los más vulnerables con argumentos claramente impopulares y difíciles de comunicar. optaron por sumarse indirectamente a los bailes de Camila Vallejo y Jeannette Jara. Como decía Nicanor, la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas. Los ciudadanos sin trabajo, lamentablemente, no pueden decir lo mismo.