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Duelo de Titanes: el trasfondo de la crisis que enfrenta Renovación Nacional

Detrás del conflicto que enfrenta el partido que lidera Carlos Larraín, se esconde la pelea por el liderazgo que libran Piñera con Allamand.

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Por Blanca Arthur
 | Publicado: Sábado 18 de enero de 2014 a las 05:00 hrs.
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La guerra está desatada al interior de Renovación Nacional (RN), al punto que su presidente, Carlos Larraín, no parece dispuesto a dar tregua. Porque tanto con sus dichos, como con sus acciones, en lugar de apaciguar los ánimos, los exacerbó al extremo en que nada augura que la crisis que azota a su partido pueda detenerse.

La renuncia de los diputados Karla Rubilar, Pedro Browne y Joaquín Godoy apareció como el punto de quiebre, sobre todo cuando se planteó como el inicio del éxodo de otras figuras de la disidencia, lo que se concretó con la dimisión de la senadora Lily Pérez.

La dura carta de la parlamentaria explicando sus razones, en la que abunda en críticas a la actual conducción, es el reflejo del sentimiento que existe en aquellos dirigentes que se han declarado en período reflexivo antes de adoptar una decisión tan drástica como abandonar el partido.

En ese ambiente, las descalificaciones de Larraín, que con su estilo los tildó a los diputados, entre otras cosas, de “un grupito de amigos de alta burguesía”, como la arremetida jurídica para impedir que asumieran sus cargos, sólo consiguieron aumentar la tensión en su partido.

En medio de este conflicto, RN enfrentará su Consejo Nacional mañana sábado, en el cual la confrontación de posiciones podría ser la última catarsis antes de que se produzcan otras renuncias.

Es cierto que por ahora no está completamente definida la decisión que podrían adoptar los diputados Marcela Sabat, Nicolás Monckeberg, Germán Becker u otros de los que han sugerido la posibilidad de renunciar, como tampoco si lo harán los ministros Cecilia Pérez, Bruno Baranda, Rodrigo Hizpeter o Juan Carlos Jobet, lo que no implica que tengan desestimado abandonar las filas partidarias.

En parte, especialmente en relación a los diputados, ello dependerá de si prima la idea de tratar de solucionar la crisis desde dentro, tarea en la que está empeñado Cristián Monckeberg al tratar de instalar una mesa presidida por él que suceda a Larraín, o si por el contrario, se considera que la situación llegó al límite que hace imposible impedir un quiebre.

Como sea, aun cuando se logre detener el éxodo, nada augura que el conflicto que se instaló en RN desaparecerá. Ello no sólo por las diferencias que existen, sino principalmente porque detrás de éste se esconde la pugna por el liderazgo de sus principales figuras, la que necesariamente se agudizará a partir de marzo, cuando pasen a ser oposición.



Origen del conflicto


Contrariamente a lo que podría parecer, el problema que enfrenta dicho partido no se circunscribe a la antigua disputa entre los sectores liberales con aquellos más conservadores que ha marcado su historia.

No puede desconocerse que algo de eso existe, si se considera que Carlos Larraín es el emblema de estos últimos, mientras los diputados renunciados, como aquellas figuras que podrían emigrar, se identifican claramente con las posiciones más liberales.

Pero las causas trascienden a ello. Porque de acuerdo a lo que indican desde sus propias filas, esas diferencias que siempre han estado presentes, no les ha impedido la convivencia interna e incluso se destaca que la diversidad ha sido una de las características que identifican a RN.

Por eso al momento de determinar el origen de la crisis actual, en RN apuntan al cambio drástico que se produjo con la llegada de Sebastián Piñera a La Moneda. El distanciamiento de la mesa presidida por Larraín marcó el inicio del conflicto con el piñerismo, al punto que ese sector incluso lo desafió, situación que le conminó a ir a la reeleción para consolidar su fuerza interna.

Pero aun cuando Larraín no abandonó nunca su actitud crítica frente al Presidente, incluso asumiendo conductas independentistas, su juego parecía no ser otro que tratar de mantener el poder del partido frente a un gobierno que consideraba que no le daba la importancia que se requería.

Ese cuadro cambió, sin embargo, en el momento en que Andrés Allamand decidió entrar en esta disputa aliándose con Larraín, lo que se interpretó de inmediato como un desafío a las intenciones de Piñera de quedarse con la conducción del partido como plataforma para un posible regreso a La Moneda.

Es entonces cuando la disputa pasa a ser un gallito entre las dos principales figuras del partido con la mirada puesta en 2017.



Pugna por liderazgo


Con ese trasfondo, la pelea se agudizó hasta llegar a un punto culminante cuando después de las elecciones, con su triunfo senatorial en la mano, Allamand decidió sindicar no sólo al gobierno, sino al mismo Piñera como el principal responsable de la derrota.

La explicación que ha dado para adoptar esa actitud, es que quería detener una operación de La Moneda tendiente a blindar al mandatario culpando a los partidos del fracaso. Pero su arremetida generó un contraataque tan fuerte por parte tanto del gobierno, como del piñerismo, que lejos de conseguir su propósito, su actitud acrecentó la tensión en RN, desde el momento que a partir de entonces comenzaron las amenazas de éxodo.

La dura reacción de aquellos cercanos al Presidente, sumada a la decisión que éste habría adoptado de no regresar a su partido, es lo que hace que Carlos Larraín no dude en plantear que las renuncias producidas o las que podrían concretarse están siendo digitadas desde La Moneda, con el propósito de generar una instancia fuera de RN que respalde la opción de Piñera.

Esa posibilidad es la que ha manifestado con todas sus letras el senador electo, Manuel José Ossandón, reflejando el sentimiento de la mesa en cuanto a que se trataría de una operación que tendría como principal propósito impedir que Allamand -o el propio Ossandón- pudieran transformarse en articuladores políticos en el Senado, lo que atentaría contra las intenciones de Piñera de mantenerse en primera línea.

Es cierto que en palacio desmienten estar detrás del éxodo de figuras de RN, pero admiten que las renuncias pueden terminar siendo funcionales a las pretensiones del actual mandatario, considerando que se trata de personas de la línea más liberal o disidente de la mesa, las que en ningún caso dudarían de inclinarse por su opción como carta para 2017.



Poder en el Congreso


De acuerdo a lo que plantean algunos piñeristas, aun cuando sean pocos parlamentarios los que finalmente abandonen las filas partidarias, serán los suficientes para transformarse en un factor determinante en la tramitación de algunas de las reformas que se propone impulsar el gobierno de Michelle Bachelet, con lo que le quitarían a Allamand la opción de ser el articulador de los acuerdos que él mismo se ha propuesto.

Es una posibilidad que tiene clara Calos Larraín, como lo confirma al reconocer que su gran temor es que con este quiebre de RN, puedan aprobarse reformas que están en contra de la línea partidaria, como aquellas relacionadas con cambios a la Constitución, comenzando por el entierro del binominal.

Pero detrás de esa preocupación del presidente del partido por temas que considera de principios, se esconde una realidad que podría terminar siendo su principal derrota: que a pesar del éxito que logró en las parlamentarias, donde los triunfos tanto de Allamand como de Ossandón fueron su gran trofeo, Piñera lograra ganar el gallito.

Como es una historia que está comenzando, todo indica que el duelo entre las dos figuras de RN, determinará la forma en que se rearme la derecha cuando asuma nuevamente su papel de oposición.

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