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El aislamiento de Ignacio Walker al interior de la DC y su impacto en el gobierno

Parlamentarios y consejeros del partido pidieron que el próximo 29 de agosto, se realice un consejo extraordinario para lograr consensuar una postura común frente al plebiscito y el lucro en la educación.

Por: Por Marta Sánchez L. | Publicado: Viernes 19 de agosto de 2011 a las 05:00 hrs.
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Declaraciones, cartas, e-mail y varias conversaciones de pasillo en el Congreso fueron la trastienda del golpe de timón que intenta propinar el “ala dura” de la Democracia Cristiana (DC), a su presidente, el senador Ignacio Walker.

Bastaron un par de horas para que la soterrada tensión que vive el partido, entre los llamados “príncipes” y los “duros”, aflorara con fuerza y sin reversa, generando un conflicto que excede al propio partido, ya que golpea a la Concertación y derrumba la apuesta de diálogo que había hecho el gobierno.

El “hito” se dio el martes cuando a la salida de la reunión con los empresarios de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Walker afirmara: “El plebiscito sería un fracaso de las instituciones; cuando las instituciones no funcionan se plantea el tema del plesbicito”. Sus palabras llegaron hasta el Congreso y lo empujaron a un aislamiento que “hace rato”, venía advirtiéndose.

Es que Walker está convencido en que la forma de resolver la crisis de la educación es tendiendo puentes que permitan abrir el diálogo y lograr acuerdos entre el gobierno, los estudiantes y la oposición.

En este marco, la DC debiera convertirse en el partido articulador y aglutinador de las ideas colocando en el centro que las posibles soluciones deben canalizarse a través de la institucionalidad vigente. A su vez, esta posición lo situaba a él como el mediador, emulando en la práctica -dicen sus cercanos- al recordado acuerdo que logró el ex senador Pablo Longueira (UDI) en el gobierno del ex presidente Ricardo Lagos, a propósito del caso MOP-GATE.

De hecho, Walker no fue partidario del “plantón” que hicieron los máximos representantes de los partidos de la Concertación al presidente Sebastián Piñera. Fue él quien tenía el contacto con La Moneda y tuvo que decir que no asistirían. A lo que se sumó el “tirón de orejas” que le propinó públicamente el ex presidente Patricio Aylwin, quien dijo que “si hubo una invitación, lo lógico es que hubieran asistido, o hubieran dado una excusa pública de por qué no iban”.

Walker trató de revertir esta situación casi dos semanas después, cuando llegó hasta la Moneda con la senadora Soledad Alvear y algunos parlamentarios, entre ellos, los diputados Jorge Burgos y Aldo Cornejo -reconocido crítico a la gestión de la mesa- para reunirse con el comité político y acercar posiciones en materia de reformas políticas, lo que permitiría convertirse en la base de un acercamiento en la búsqueda de morigerar el conflicto estudiantil.

Lograr que el gobierno aceptara revisar el sistema electoral, fue catalogado como un triunfo para su gestión y un fortalecimiento de su posición de articulador. Esta reforma, para los partidarios de Walker, prometía transformarse en la gran carta de triunfo de la DC, pues se lograría suplir una de las principales demandas que es aumentar la participación ciudadana en la actividad política. Por algo, Cornejo -quien había dicho que no asistiría a la reunión con los ministros- acompañó a la directiva, pues en su sector evalúan como “fundamental” abrir el sistema binominal.

El PC y Aguiló

Pero al poco andar y la presión que estaba ejerciendo en todos los sectores la escalada del movimiento estudiantil provocaron una nueva tensión al interior de la DC. Comenzó a prender con más fuerza entre los parlamentarios falangistas, la petición de los estudiantes de realizar un plebiscito que fue recogida -en principio- por el Partido Comunista (PC) y el MAIZ a través de su representante, Serguio Aguiló. Posteriormente, la hizo suya el ala más progresista de la Concertación.

Dado que Walker seguía insitiendo en el camino institucional, el apoyo DC a la idea de la consulta ciudadana, no había sido analizada como partido y las distintas posiciones que comenzaban a manifestarse a favor y en contra, eran “a título personal”. Hasta ahí la tensión estaba contenida, pero por poco tiempo.

El movimiento telúrico que Walker desató con sus declaraciones a la salida de la CPC, impulsó el salto a escena de 15 de los 19 diputados DC, liderados por Roberto León, Aldo Cornejo y Pablo Lorenzini. Sin más, rechazaron tajantemente la postura del senador, reafirmando que ellos sí están por las consultas ciudadanas y los plebiscitos vinculantes.

Es más, recuerdan que fue la propia senadora Soledad Alvear, quien se la jugó hace un par de semanas, porque la consulta que se hizo sobre el parque Los Domínicos, fuera vinculante. Entonces, para esta “ala dura” y bajo el actual contexto político, era impresentable que la DC apareciera ante la opinión pública como un partido que “no escucha lo que quiere la gente”, un partido que sigue bajo la lógica de que los problemas sociales se resuelven en las cúpulas partidarias, y entre cuatro paredes.

Lograron golpear la mesa y al otro día Walker se presentó en el almuerzo de la bancada de diputados, donde escuchó fuertes críticas a su postura, básicamente, centradas en su opción por acercarse al gobierno y alejarse de la oposición.

Tenso Consejo

Al término del tenso encuentro, Walker cedió -afirman en ambos lados- y apoyó una declaración conjunta que pretendía dar por superado el impasse. Pero no logró sepultar el conflicto. Por el contrario, la misma tarde del miércoles, el diputado y miembro del Consejo del partido, Pablo Lorenzini, juntó las firmas de otros siete consejeros para pedirle a Walker que convoque para el 29 de agosto, a una reunión extraordinaria de dicha instancia para tratar la postura del partido en los temas de educación, principalmente, en lo referido al plebiscito y al lucro.

Estas acciones para los cercanos a Walker sólo responden a un “ánimo por pasarle la cuenta”, sin apuntar al tema de fondo que es resolver la tensión social que existe en el país.

Pero sus críticos siguen insistiendo en que el presidente del partido no los escucha. Ello, porque en la larga conversación que tuvieron en el almuerzo del martes, le pidieron una y otra vez, que en los temas relacionados con el gobierno consultara la opinión de los distintos actores, pero ayer presentó un paquete de medidas para fortalecer la defensa de los consumidores al ministro de Hacienda, Felipe Larraín, sin haberlas comentado previamente.

El camino empinado

Pero el conflicto interno de la DC no sólo es relevante para ellos sino también para el gobierno.
Es que el Ejecutivo con la llegada de los coroneles de la UDI a La Moneda, impulsó la política de buscar quiénes al interior de la Concertación podían actuar como visagras para abrir las puertas del diálogo. Ahí encontraron a Walker y parte de su mesa directiva. El trabajo era de “hormigas”, pero hoy se ha hecho cuesta arriba, porque los duros DC no cederán y afirman que tal como está la propuesta del gobierno en materia educacional, no contará con su apoyo en el Congreso. Es que exigen el pronunciamiento del Ejecutivo en lo que, para ellos, se ha transformado en algo intransable: el fin del lucro y el plebiscito.

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