Gobierno

Bachelet defiende la política exterior de su gobierno en su polémica gira a Cuba

"Ha estado dirigida a impulsar un entendimiento entre los pueblos, la democracia, los derechos humanos", dijo poco antes de la reunión con Raúl Castro.

Por: Rocío Montes, desde La Habana | Publicado: Lunes 8 de enero de 2018 a las 16:17 hrs.
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Presidenta participa en la Inauguración del “Seminario perspectivas del comercio e inversiones: Chile-Cuba”
Presidenta participa en la Inauguración del “Seminario perspectivas del comercio e inversiones: Chile-Cuba”

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En una visita oficial que ha estado marcada por las críticas y las explicaciones, la presidenta de la República, Michelle Bachelet, esta mañana aprovechó su primera intervención pública en La Habana para defender la política exterior de su administración en medio de la criticada visita oficial de dos días a Cuba.

"En pocas semanas más culmino mi gestión", señaló la mandataria en su discurso inaugural del Seminario Internacional Chile-Cuba, Comercio e Inversiones en el Hotel Nacional de la capital cubana. "La política internacional de mi gobierno ha estado dirigida a impulsar un entendimiento entre los pueblos, la democracia, los derechos humanos, favorecer la paz, fortalecer las relaciones económicas y trabajar en cooperación en los diferentes ámbitos", agregó Bachelet, horas antes de la reunión con Raúl Castro en el Consejo de Estado de la Plaza de la Revolución programada para la tarde.

"Hemos impulsado una política que llamamos 'de convergencia en la diversidad', tendiente a poner énfasis en los acuerdos en vez de detenernos en diferencias", señaló Bachelet. En un llamado a la continuidad para el gobierno futuro de Sebastián Piñera, agregó: "Confiamos en que esta línea que tan buenos resultados ha tenido –por ejemplo en la creciente presencia de Chile en América Central y el Caribe y por cierto en Cuba–, seguirá siendo predominante".

Mientras a la prensa local le causaba cierta gracia el nerviosismo de los agentes de seguridad chilenos –que debieron dejar en manos de los cubanos el resguardo del recinto, por la presencia del ministro de Comercio Exterior de Cuba, Rodrigo Malmierca–, Bachelet defendió la importancia de las relaciones comerciales entre ambos países, en un viaje que tenía un propósito empresarial y de inversiones, al menos en lo oficial. Aunque sigue siendo insuficiente el intercambio, dijo la mandataria, la socialista destacó que "durante 2016, las exportaciones chilenas a Cuba se elevaron a 35 millones de dólares, el doble que en 1996" y que "las importaciones chilenas desde Cuba pasaron de US$ 1,4 millones en 1996 a US$ 4,3 millones en 2016".

Mientras Piñera en Santiago criticaba la negativa de Bachelet de reunirse con la disidencia –"Si yo fuera presidente y visitara Cuba, me reuniría con la disidencia", señaló el mandatario electo–, el embajador chileno en Cuba, el democratacristiano Ricardo Herrera, se refería a la polémica generada por el viaje y su carácter: "Todas las opiniones son válidas y cada persona tiene derecho a emitirlas (...) Siempre nos van a criticar".

El diplomático explicó el contexto en que se organizó el viaje. Al finalizar una actividad junto a la presidenta en la escuela pedagógica Salvador Allende –un centro de formación de profesores en el barrio Alto Habana–, Herrera aseguró que la invitación de Castro a Bachelet "se viene trabajando hace muchos meses, por lo menos seis o siete". "Constantemente, tanto el presidente del gobierno cubano como el canciller me han hecho saber que a la presidenta la estaban esperando". El embajador señaló que si se concretó ahora –a dos meses de finalizar el mandato–, fue por un asunto de agenda.

"Bachelet viene a visitar Cuba, no a una persona en específico", indicó la máxima autoridad política chilena de la isla sobre la negativa de Bachelet de reunirse con figuras de la oposición. El embajador descartó que el gobierno cubano condicionara la invitación a Bachelet a que la mandataria no sostuviera encuentros con la disidencia ni tratara a asuntos relativos a los derechos humano y destacó la entrevista que sostuvo por la mañana con el cardenal Jaime Ortega, un puente hacia los sectores críticos y figura fundamental de los diálogos entre Estados Unidos y Cuba en la era de Obama.

En una gira que a diferencia de la que realizó en 2009 no la acompaña un importante número de empresarios, parlamentarios ni miembros de su gobierno –salvo Rodríguez Grossi–, el ministro de Economía también defendió la importancia del viaje y evitó referirse a la decisión de la presidenta de no reunirse con los sectores no oficialistas: "No voy a opinar sobre las razones de las definiciones de política exterior que le corresponde a la presidenta. Como ministro, no puedo no estar de acuerdo".

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