Economía y Política

Lo que se espera de un alcalde

Andrés Chacón Abogado, Investigador Ichem - u. Autónoma

Por: | Publicado: Lunes 3 de septiembre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Hace décadas ya que los gobiernos auguran que la administración que les suceda será la que alcance el ansiado desarrollo económico y social del país. Por lo mismo, en cada elección la gente vota por la coalición que se comprometa a concretar ese sueño. Sin embargo, y de forma simultánea, las personas se quejan de que las ideas de los candidatos no las representan, mientras expertos y técnicos intentan explicar porqué ocurre esta paradoja.
Lo cierto es que la representación política y el legítimo derecho a sentirse representado no es cosa nueva ni en Chile ni en el mundo. Hoy, a meses de las elecciones municipales, la contradicción entre lo que se desea y lo que se obtiene estará nuevamente presente. ¿Qué tipo de representación busca la ciudadanía en los alcaldes?
Si bien la mayoría de los vecinos conoce a sus jefes comunales, igual cantidad los considera lejanos a su propia realidad y, más aún, a la solución de sus contratiempos. La consigna del movimiento de Aysén -“su problema es mi problema”- parece no aplicar para la calidad de representación de los alcaldes, como lo refleja la encuesta del Instituto de Estudios Municipales. 
Por su parte, la autoridad se pregunta qué desean los ciudadanos de ella y se queja de que éstos son cada vez más desinformados y excesivamente cómodos, que se paran como clientes a exigir cosas y no como vecinos con deberes cívicos.
Si se entiende el verdadero sentido de la representación política, entonces lo que se espera de los alcaldes no es nada nuevo. Esto es, además de que comprendan los problemas de la comuna, que sean capaces de representar “los sueños y proyectos” de la gente. Es decir, que sean representantes políticos con la obligación de orientar a sus representados a movilizarse en beneficio de sus proyectos propios y colectivos y a potenciar la vida de los ciudadanos hacia acciones y valores que son buenos para la comunidad. En definitiva, que apoyen a los vecinos en sobrellevar las complejidades que se presenten y a hacer carne la consigna “su problema es mi problema”.

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