No sólo hubo unanimidad por bajar la tasa de interés en el Banco Central en julio, sino que el diagnóstico sobre la magnitud fue el mismo. Según la minuta de la reunión, la presidenta de la entidad, Rosanna Costa, la vicepresidenta Stephany Griffth-Jones y los consejeros Alberto Naudon, Luis Felipe Céspedes y Claudio Soto votaron por una reducción de 25 puntos base, hasta 4,75%.
Varios consejeros mencionaron que esta opción era “plenamente coherente” con la comunicación previa de la máxima instancia del ente emisor “y, por lo tanto, ampliamente esperada por el mercado. Por lo mismo, adoptar una rebaja como esta no debería inducir cambios relevantes en los precios financieros”.
Un consejero agregó que una reducción de 25 puntos base en esta reunión era la alternativa que implementaba de mejor forma la estrategia global de política monetaria delineada en el último Informe de Política Monetaria (IPoM).
Hubo una mirada concordante en que, si bien los niveles de incertidumbre global se mantenían elevados, “los últimos antecedentes confirmaban la validez del escenario central delineado” en el IPoM de junio.
El diagnóstico
A juicio del consejo, las perspectivas para el crecimiento global no se habían modificado sustancialmente, el precio del petróleo había vuelto a niveles coherentes con los del cierre estadístico del reporte monetario y, aunque la política arancelaria presionaría los precios en Estados Unidos, se seguía esperando que la Reserva Federal relajara su política monetaria.
En el plano local, la economía se había comportado en línea con lo esperado, con el PIB moderándose tras el fuerte dinamismo exhibido a comienzos de año, explicado en parte por factores transitorios.
Por el lado, el análisis consideró que la inflación había descendido algo más rápido de lo previsto, pero con una inflación subyacente algo mayor, y las perspectivas no se modificaban sustancialmente.
Así, en el escenario más probable, se planteó que la actividad económica se mantendría en torno a su tendencia, con una brecha prácticamente cerrada, y la inflación convergería al 3% en la primera mitad de 2026.
Todo esto en un contexto en que las expectativas de inflación a dos años plazo estaban alineadas con la meta del 3%.